El movimiento feminista, si bien está "dividido", supone para Julia Navarro una "revolución importantísima" y cree que nadie puede ser demócrata si no apoya ese concepto de igualdad.
Por Rodrigo García
Buenos Aires, 23 de marzo (EFE).- Julia Navarro tiene una frustración: no haber sido bailarina. Su familia no se lo permitió, pero el destino la recompensó y ahora es una de las novelistas españolas de mayor renombre, algo que, según cuenta a Efe, se da en una época de avances en la que "nadie puede ser demócrata si no es feminista".
"Nadie puede ser demócrata si no lucha por que la otra mitad de la población tenga los mismos derechos, las mismas oportunidades y pueda romper ese techo de cristal que tenemos las mujeres", señala la autora madrileña, de 65 años, a su paso por Buenos Aires para presentar su más reciente libro, Tú no matarás (Plaza & Janés).
En esa novela, la séptima que publica, cuenta la historia de tres amigos que huyen de España en los años posteriores a la última guerra civil (1936-1939). Entre ellos Catalina, marcada por el estigma de ser madre soltera en plenos años 40, tiempos en los que la mujer solo era "un apéndice" que pasaba de la casa del padre a la del marido.
"Afortunadamente eso ha cambiado", reconoce Navarro, para quien "sería injusto decir que no se ha avanzado en el camino de la igualdad", aunque aún queden "unas cuantas batallas por dar".
El movimiento feminista, si bien está "dividido", supone para ella una "revolución importantísima" y cree que nadie puede ser demócrata si no apoya ese concepto de igualdad.
Sin embargo, su intención no es el adoctrinar a través de su literatura.
"Planteo problemas, cuento situaciones y espero que el lector saque sus propias conclusiones", afirma la autora de La hermandad de la sábana santa (2004), con la que se lanzó al mundo de la novela tras varias décadas como periodista y autora de libros políticos.
Una profesión a la que llegó no porque su padre, Felipe Navarro 'Yale', también lo fuera, sino por algo que todavía cuenta con resignación.
"Yo llegué al periodismo porque no pude ser lo que quería ser: bailarina. Aún hoy cuando voy al ballet me da una rabia.... porque yo tendría que estar allá arriba", desvela entre risas.
Y sigue pensando que haber renunciado a su sueño es "muy duro".
"Nunca he dejado de sentir una cierta frustración por no haber sido capaz de hacer lo que realmente quería hacer. Es verdad que he tenido mucha suerte en periodismo, con los libros, pero yo te hablo de suerte, no de éxito. Fue la decisión de mi familia, de.. '¿cómo vas a ser bailarina?'", relata.
A pesar de que La Biblia de barro (2005), Dime quién soy (2011) -que próximamente se convertirá en serie de televisión- o Dispara, yo ya estoy muerto (2013) la llevaron al pódium de las escritoras más prestigiosas, Navarro odia el concepto "bestseller".
"Creo que los 'bestsellers' no existen. Nadie tiene la garantía de que un libro se va a vender", cuenta tajante, e igual de rotunda se muestra al asegurar que cada libro que escribe es como si fuera el primero.
No obstante, Tú no matarás tuvo que guardarlo durante un tiempo en un cajón, a medio escribir, por el "shock" que le producía la historia que ella misma creaba, teñida por las calamidades de la posguerra. Y porque empezó a redactarlo al mismo tiempo que Historia de un canalla (2016), en la que también plasmaba situaciones marcadas por el "peso de la conciencia".
"Desde el punto emocional, esta novela (la última) me hace daño. Porque cada vez que estoy describiendo cómo era la vida cotidiana pienso: es que mis abuelos lo vivieron", asevera.
La publicación del libro coincide con el debate en España sobre la decisión del Gobierno socialista de exhumar los restos del dictador Francisco Franco (1939-1975) para llevarlos a un cementerio privado, ya que desde su muerte reposan en el Valle de los Caídos, un monumento ubicado cerca de Madrid.
"Creo que hay algo que es una anomalía, como es que un dictador tenga un mausoleo público, y esa anomalía hay que resolverla", considera Navarro, y añade que cuando se resuelva dónde se entierran los restos, las cosas "volverán a su sitio".
"Porque a veces se nos olvida que Franco está muerto y que Franco no puede ocupar la agenda política, porque no es la preocupación que tenemos y sobre todo que tienen las nuevas generaciones de españoles", asevera.
Para ella, "un señor que lleva muerto 40 años no es un problema".
"Que hay que sacarlo del Valle de los Caídos, sí, que hay que ayudar a la gente que tiene a sus familiares en cunetas (fusilados durante o después de la guerra) a poder rescatarlos y enterrarlos donde quieran, por supuesto. Pero ya está", sentencia.
Como viajera que es, considera que a veces a los españoles les falta "perspectiva" para darse cuenta de son de un "país estupendo".
"Con un grado de democracia y libertades que no tienen nada que envidiar al país más libre y democrático del mundo. Pero los españoles somos un poco agonías, siempre nos estamos quejando, siempre nos parece que todo es horrible y que los demás hacen las cosas mejor...", concluye.