El boxeador canario Marcos Chinea asistió con tan solo 18 años a esta competición deportiva. "Antes las marcas no patrocinaban como ahora, para empezar porque no había muchas empresas. Era mucho más complejo el poder vivir del deporte".
Por Romina Cabeza Izquierdo
Madrid/Ciudad de México, de marzo (ElDiario.es/SinEmbargo).– Tuvo que marcharse a una temprana edad del lugar que lo vio nacer y crecer hasta la adolescencia, pero reconoce que siempre y a cualquier lado que ha ido ha llevado la isla consigo. Y lo cierto es que así ha sido. Se llama Marcos Chinea y es el único gomero que por el momento ha acudido a los Juegos Olímpicos, en concreto, a los de 1968 que se celebraron en México. "Para mí fue una gran oportunidad representar a mi Gomera querida en la competición, entrené mucho y durante cientos de horas fui cargado de ilusión y ganas, una experiencia que jamás olvidaré".
Un deporte que a este ex boxeador le aportó madurez, como así él mismo relata, además de multitud de vivencias que jamás pensó vivir y menos a tan temprana edad. Ya han pasado unos 50 años de esta "gran etapa", como así la define su protagonista, quizás por ello cualquier momento es bueno para recordar todo lo que significó para él esta oportunidad, razón por la que recientemente también ha comenzado a escribir su propio libro. Marcos, es energía y vitalidad, y aunque profesionalmente dejó el mundo deportivo hace años, lo primero que hace cada mañana es ir al gimnasio, "el hacer ejercicio supone salud, además de la gran felicidad que proporciona", destaca.
Es comenzar a hablar con él y regresar 50 años atrás por como recuerda con tanta precisión cada una de esas vivencias vinculadas a todo lo que le aportó el boxeo.
PRIMEROS PASOS
–¿Cómo fue el comienzo en una categoría como el boxeo?
–Fue complicado, cuando yo salí de La Gomera solo tenía 13 años, pero llegué a Tenerife y al mes ya empecé a entrenar. A partir de ese momento ya muchos comentaban que yo podría ser un futuro olímpico, pero imagínate, a esa edad ni me lo planteaba, lo veía tan lejos. Eso sí, me encantaba el boxeo, llegué a tener hasta 22 combates sin perder ni uno.
–¿Cómo decide optar por esta modalidad deportiva y no por otra?
–Hablamos de una época muy diferente a esta. Comencé a trabajar desde niño, en los terrenos, en las vacas...Una vez que mi familia se trasladó a Tenerife, vivía cerca de un gimnasio donde entrenaban los grandes del boxeo como Juan Albornoz Sombrita o Velázquez. Un día me acerqué y allí los vi. Date cuenta que en su momento fue el deporte rey aquí en Canarias.
Contábamos en las islas con grandes boxeadores internacionales que eran campeones de Europa, de España, e incluso del mundo y a mi ese primer contacto con esta modalidad deportiva, me encantó. Además, lo vi como una oportunidad para salir adelante. Tengo que decir que a día de hoy no elegí mal, porque estoy muy orgulloso de haber sido boxeador.
CONSTANCIA Y ESFUERZO
–¿Cómo fue todo ese entrenamiento previo para poder llegar a las Olimpiadas?
–Empecé a boxear en el año 64 y fue una lucha constante, porque tenía que trabajar para poder llevar un sueldo a casa y luego iba entrenar por las tardes, ahí no había ni domingos, ni días de fiestas. Fue un esfuerzo continuo, pero también lo recuerdo como algo muy bonito. Con 16 años fui campeón de Canarias, después de ello acudí a distintos campeonatos de España y justo quedé campeón de España en pesos ligeros en 1967. Esto que te cuento me abrió el camino para poder ser internacional. Estuve entrenando un año fuera, en Salamanca, así como viajando por Europa y a su vez viviendo una experiencia muy enriquecedora. Fui el deportista más joven de los Juegos Olímpicos del 68.
A los 24 años dejé el boxeo, por decisión propia, había que contribuir en casa. Antes no había tanta facilidad a la hora de conseguir marcas o empresas que te patrocinaran y poder vivir del deporte.
– ¿Qué le aportó este deporte?
– Una experiencia imborrable, tanto es así que de esto que estamos hablando hace 50 años y aún me siguen realizando algunos homenajes. En mi pueblo, en Agulo, el Polideportivo lleva mi nombre, todo eso a mi me llena de felicidad y hace que me sienta todo un privilegiado. También me encantaría que salieran más olímpicos de La Gomera.
Te hablo de una etapa que sin duda alguna me aportó una inmensa madurez, además de increíbles vivencias. Conocí muchas personas del mundo deportivo, y de cada una de ellas aprendí algo e incluso también tuve la oportunidad de conocer a Cantinflas, eso me hizo mucha ilusión. Hay momentos y recuerdos que quiero compartir con más personas, por eso es que ahora me encuentro escribiendo mi propio libro.
APOYO FAMILIAR
– ¿Qué opinaba la familia al respecto? ¿Estaban contentos de que decidiera optar por esta modalidad?
–(Ríe)Te voy a relatar solo una cosa para que te hagas una ligera idea, mis padres se enteraron que boxeaba porque una vez llegué con el ojo hinchado a casa, de no haber sido así, no hubieran tenido constancia. Cuando ellos supieron el deporte al que me dedicaba, yo ya había hecho cinco combates, pero sí que me apoyaron.
– Fue a las Olimpiadas con 18 años. todo sería nuevo. ¿Cómo se vive a esa edad?
– Aquello fue algo tan bonito, que aún lo recuerdo y me emociono. Aprendí a valorar todo lo que la vida me ofrecía, aproveché cada una de esas oportunidades al máximo. En el tiempo que estuve allí, adquirí gran experiencia no solo del mundo del deporte, si no de la vida, en general. Te puedo asegurar que eso es algo imborrable.
Posteriormente, cuando dejé el deporte, este me continuó ayudando de alguna manera. Al comenzar mi etapa profesional con mi propia empresa a los 26 años, ya partía de que conocía bastante gente y eso fue un avance. Puedo definirlo como un camino algo más sencillo para comenzar mi nueva andadura empresarial por ese entonces, tras haber dejado el deporte. Había gente que contaba conmigo para que les realizara el trabajo porque de cierto modo confiaban en mí.
– ¿Hijos o nietos han sacado la misma pasión que usted por el boxeo?
– No, ninguno de ellos sacaron esa vena (ríe). Sí que han hecho deporte, han jugado al fútbol, pero a nivel profesional, ninguno. A día de hoy solo te puedo garantizar una cosa y es que no puedo vivir sin el deporte, yo desde las siete de la mañana estoy en el gimnasio cada día y los fines de semana me hago caminatas de hasta 30 kilómetros. Creo que eso siempre va unido a la persona y en mi caso, no puedo vivir sin el ejercicio.
SACRIFICIO EN EL DEPORTE
–En repetidas ocasiones ha hecho referencia a "sacrificios deportivos". ¿Cuáles fueron exactamente?
Date cuenta que había que llevar un sueldo a casa. Yo comencé a trabajar como peón de albañil a los 13 años, pues bien, cuando salía me iba cada tarde dos horas al gimnasio. Y por la mañana tanto de lo mismo, antes de comenzar la jornada laboral, realizaba mi entrenamiento. Era un sacrifico enorme, lo que ocurre es que lo hacía con mucho entusiasmo y ganas. Aún hoy trato de exigirme mucho, no puedo estar quieto.
– ¿Nunca llegó a sentir miedo practicando el boxeo?
Quien afirme que no tiene miedo, es mentira. En mayor o menor medida, todos lo tenemos. En esta modalidad se puede recibir un golpe y caer, por lo que hay que ser responsable.
LA GOMERA Y LAS OLIMPIADAS
– Llevó a la isla de La Gomera a las Olimpiadas, ello formará siempre parte de la historia de un lugar...
– Así lo espero. Hay algo que agradezco enormemente y es que tantos años después, continúe acudiendo a distintos homenajes en diversos lugares como Madrid, Gran Canaria, Tenerife o en mi isla de La Gomera. Las Olimpiadas del año 68 representaron un antes y un después en el sentido de la gran ola que se creó para luchar contra el racismo y eso caló a nivel internacional, lógicamente.
– Marcos, la etapa deportiva la concluyó a los 24 años. Tras tantas menciones y premios en su categoría, ¿estaba seguro de esta decisión?
– Sí. Quiero decirte que hay que tener en cuenta que antes las marcas no patrocinaban como ahora, para empezar porque no había muchas empresas. Era mucho más complejo el poder vivir del deporte, por mucho que te gustara o bien que se te diera.
Yo he sido empresario y he patrocinado durante tres años un equipo de fútbol sala de mi isla y tengo que decir que para ello hay que invertir mucho dinero, algo que a su vez considero fundamental, pues es una forma de impulsar el deporte.