Se debe sacrificar el sueño, pero valdrá la pena si te gusta el trabajo. El Tecolote, Nido de Poesía y LibrObjeto son una suma de esfuerzos. Los jóvenes que levantaron los proyectos envían un mensaje a los que quieren un espacio para expresarse: no desistan.
Ciudad de México, 16 de marzo (SinEmbargo).– Jóvenes mexicanos decidieron crear un espacio para publicar y expresarse en 2014. Así nació El Tecolote, medio digital en el que se escribe de literatura, poesía, deportes, música, teatro...
El Tecolote abrió espacios para poetas. Pero pronto el digital no fue suficiente. El papel se convirtió en opción. Fue así que surgió Nido de Poesía, una compilación de escritos de Adriana Dorantes, Arely Jiménez, Aldo Vicencio, Nadia López, José Méndez, Ingrid Valencia, Antonio Guevara y Jesús de la Garza.
En entrevista para SinEmbargo, Diana Ramírez Luna, directora editorial de Nido de Poesía, habla de cómo una decisión tomada hace casi cinco años, los llevó a presentar un texto en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la Ciudad de México.
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Diana Ramírez Luna es autora de los libros A hurtadillas (Sediento Ediciones, 2012) y Como un bolero (Literalia, 2018); coautora de los libros Once Navajas. Narradores al filo de los treinta (Tierra Adentro, 2016) y de la antología Lados B (Nitro Press, 2018) en su edición 2017.
–Diana, cuéntanos de Nido de Poesía, de El Tecolote y de LibrObjeto.
–Es una suma de poderes. Comenzamos por el principio: El Tecolote. El Tecolote está cumpliendo cinco años. Es una plataforma que fundamos con la intensión de expresarnos. Éramos todavía unos chicos universitarios entonces, Juan Pedro Salazar, Aldo Gutiérrez y yo. Teníamos ideas muy dispersas, pero todos sabíamos que queríamos hacer periodismo narrativo. En mi caso, más narrativa. Dijimos: ‘va, vamos a juntarnos’. Empezamos como un WordPress. Duramos así seis meses. Ya luego nos aventamos a armar una página web. Empezamos a buscar colaboradores. Estos cinco años se nos han ido como agua. Ha sido una suma de esfuerzos muy grande y muy importante, pues independientemente de eso, cada uno tiene su trabajo, cada uno tiene que vivir, tiene que sobrevivir. Pero no ha sido pesado. Si bien ha sido un esfuerzo y un trabajo, no ha significado un peso, al contrario, es un lugar donde hayamos desahogo, libertad, mucha libertad creativa para cada uno. A Aldo le encanta hacer columnas de política, de crítica política; a Juan Pedro le encanta hablar de música, de deportes; a mí, publicar cuentos.
Ahí surge el proyecto de Nido de Poesía. Si bien ninguno de nosotros es poeta, siempre habíamos tenido la inquietud de hacer poesía. A todos nos gustaba mucho la poesía, leerla. Yo les planteé la posibilidad de que hubiera un poeta del mes. En un inicio, el proyecto se iba a llamar: ‘El poeta del mes’, donde semanalmente cada autor publicara un poema y a finales del mes iban a ser cuatro o cinco poemas. Aldo hace video y dijo que, para darle más impulso al proyecto, se hiciera poesía audiovisual. Nunca nos imaginamos que iba a ser una ‘chambota’. Ya hasta que estás ahí te das cuenta que es pararte temprano en sábado para ir a grabar a los poetas; ponerte de acuerdo; hacer que lo tiempos de todos cuadren... Así pasó el año. Y dijimos: ‘bueno, ahora qué hacemos’. Ya estaba la idea de hacer una antología con los poeta que se reunieran durante el año. Así lo hicimos, no con todos los que participaron en este proyecto, pero sí la mayoría. Son ocho poetas los que quedaron en la antología. Les pedimos un poco de material adicional para que no fuera igual lo que estaba en la plataforma y en el libro.
Por otra parte, LibrObjeto nació totalmente distinto a lo es ahora. Nació como una idea de contar historias que para cada persona son importantes, aunque para alguien más no lo fueran. Nació para hacer libros personales. Todo inició porque un chico llegó y me dijo: ‘oye, es el aniversario con mi novia, ¿me puedes hacer un libro de nuestra historia?’ Fue extraño. Me dio papelitos, cosas dispersas. Ahí tuve un flashback de cuando era niña. Recordé que cuando era niña jugaba a ser editora. Me recordé en una mesita que teníamos. Yo recortaba periódicos y armaba mi propia primera plana. Dije: ‘Eso es lo que yo hacía, es lo que estoy haciendo ahora. Me gusta’. Ahí descubrí. Hasta ese momento tenía la idea de que mi vocación era escribir, y lo es, pero difícilmente puedo vivir sólo de eso o dedicarme sólo a eso. Comprendí varias cosas: uno se puede diversificar. Empecé a hacer libros de ese tipo. Le hice un libro a un amigo, pues era estudiante y no tenía dinero. Luego me llegó como una clienta que quería que hiciéramos la historia de su familia. ‘Esto me encanta’, dije. Las tipografías, el papel, hacer todo. Eso es elaborar un libro artesanal. Por eso surgió la idea de elaborar libros artesanales. Pero después surgió la inquietud de hacer libros para un público más amplio, para comercializar, para dar voz a los poetas que tienen potencial y que difícilmente... La poesía es muy compleja de vender y de difundir, de todo. La gente tiene como cierto recelo con la poesía. Fue el punto donde convergieron El Tecolote y LibrObjeto. Dije: ‘Bueno, ya tenemos el material acá, ya tenemos a los poetas dispuestos’. Lo armamos. En este proceso ha habido un montón de gente, además de Aldo y Juan. Todos somos fundamentales para tener el libro [Nido de Poesía].
Yo este libro lo vuelvo a leer, y lo vuelvo a leer, y me sigue gustando mucho. Ahora que fuimos a la FIL y armamos unos separadores para regalar, me puse a releerlo para hallar frases representativas de cada autor. Yo lo volví a leer y dije: ‘ay, es como un pequeño bebé’. Más allá de gustarme, le tengo mucho cariño. Es como el inicio de un ciclo, el fin de otro también. Es el fin de lo que pasó en un año. No dimensionamos, al inicio, que fuera llegar a lo que es. Yo contacté a los poetas de los que admiro su trabajo, pues llegó un punto en el que no había más. Fuimos haciendo una comunidad muy padre para tener la Primera Generación de Poetas.
Para la Segunda Generación, dijimos: ‘pues ya pasó un año. ¿Qué sigue? Decidimos abrir una convocatoria para todos los poetas. La hicimos para los poetas de México, pero nos llegó también una chica de Argentina. No tenemos que cerrarnos. Siempre hemos buscado inclusión, multiculturalidad, si esto nos enriquece, ¿qué mejor? Así encontramos nuestra Segunda Generación. Aún se están publicando sus trabajos en la versión web. Ya están los videos, algunos de ellos en página de Youtube del Tecolote. Ya estamos en busca de la Tercera Generación, lo cual nos da mucho gusto porque no imaginamos llegar a terminar la primera.
–Si alguien quiere formar parte de la Tercera Generación, ¿qué debe hacer?
–Está la convocatoria en todas la redes de El Tecolote. Estamos bombardeando para encontrar. Ahorita ya tenemos varios correos de chicos que quieren participar. Vamos a entrar a la fase de dictaminación. El año pasado lo hicimos entre los que formábamos el equipo. En esta ocasión tendremos como jurado a alguien de la Primera Generación. Queremos, de alguna forma, incluirlos en esto.
–Eran chavos que necesitaban un espacio. ¿Qué le dirías a los chavos que ahorita necesitan un espacio?
–Pues que busquen opciones. Creo que siempre hay opciones. Si uno busca, tal vez encuentra algo que se acople a su estilo, a su forma de trabajo, a su forma de ser. Les digo que no desistan. Creo que es algo que ni siquiera nosotros nos imaginábamos: esa capacidad de resistencia. Si al principio alguien nos hubiera dicho que íbamos a llegar a los cinco años, de la forma en la que estamos llegando, yo creo que no lo hubiéramos creído... Si bien son logros chiquititos, y nos falta un camino largo, también las satisfacciones que hemos obtenido... No hay forma de comprarlas o de... Solamente trabajo. Y con la insistencia, con la persistencia. Cuando tienes vocación, no te cuesta trabajo. Sí te cuesta el no dormir, pues llegas cansado del trabajo y dices: ‘todavía tengo que leer, escribir, editar’. Por más que lo ames, el cuerpo lo resiente. Hay que hallar lo que estés dispuesto a resistir.
–Cuando volviste a leer el libro, dijiste que era el bebé.
–Sí.
–Es ‘un bebé compartido’. ¿Cuál sería la diferencia con los libros que tú has escrito?
–Es distinta la sensación. En este libro [Nido de Poesía] juego otro rol. De alguna forma siento la responsabilidad de moverme, de mover el libro. Desde el principio les dijimos a los autores que nosotros queríamos difundir la poesía, ese era el objetivo. Yo me siento con la necesidad y con la responsabilidad de llevarlo a donde sea posible. Y me dicen: ‘¿irías a cualquier lado si te invitamos?’ Nosotros vamos a ir. Acá tengo un rol más protector, como si yo estuviera cobijando a un grupo de autores. Por eso hicimos la metáfora del nido, porque en el nido es donde se gesta la vida y nosotros, al ser parte de El Tecolote, queríamos hacer eso: cobijar a los polluelos del nido. Esa era la metáfora. Por eso se llama Nido de Poesía.
Ambos son experiencias únicas, pero en este caso [el del Nido de Poesía] compartes experiencias, eventos, el juntarnos a hacer sesiones de fotos. El proceso de Nido es muy divertido. El otro es un proceso más individual, más intimista, desde el momento en que soy la que escribe.
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Entre los proyectos que desarrolla LibrObjeto se encuentra una serie de libros ilustrados. Diana habló también sobre estos.
–Huellas de miel es una colección de libros ilustrados, no para niños, pero sí para evocar la infancia. Son digitales, cuadraditos. Son esos cuentitos que a nuestra generación le tocó todavía, que venían en cajitas, como colecciones. Queríamos evocar recuerdos. Si eres niño, seguro le entiendes, pero si eres adulto va a generar otras cosas en ti. Hay un cuento que me gusta mucho. En ese cuento convergen todos los miedos que sienten los niños, como el miedo a la niña que le gusta, el miedo a que les corten el cabello, el miedo a que su mamá los regañe. Son historias que evocan todo lo que nos pasó cuando éramos niños. También abrimos una convocatoria para este proyecto y ya son ocho números. Por ahora lo vamos a suspender porque queremos llevarlo al impreso. Queremos frenarlo un poco. Queremos que vaya al papel, pero eso llevará trabajo. Si quieren encontrar los cuentos de Huellas de miel, están en la tienda de Kichink, de LibrObjeto. Ahí se pueden descargar. La verdad tienen un costo simbólico porque es un ‘trabajal’ el que hay detrás, pero igual hay promociones. Queremos que nos lean.
LibrObjeto compartió a SinEmbargo imágenes de la colección Huella de miel:
La colección puede ser consultada en este link.
–¿Cómo ves al Nido de Poesía y El Tecolote en unos años?
–Nos veo trabajando mucho. Es un proyecto a largo plazo. Así como hay proyectos en los que se habla de la decimocuarta generación, así nos veo. Nos veo adquiriendo mucha experiencia. Nos veo festejando los cinco años. Ya estaremos organizando cosas. Nos veo llegando a los diez años. Nos veo en la FIL de Guadalajara, en ferias internacionales. Ya se cumplió una meta, supimos hacer que no nos quedara grande. Tuvimos el respaldo del maestro Eduardo Langagne. Eso fue de gran ayuda. El hecho de que un poeta de su calidad, de su trayectoria, respaldara el libro haciéndonos el prólogo, habla bien del libro, más allá de lo que yo pudiera decir o de lo que cualquier chico de El Tecolote pueda decir. Si alguien más considera que es un trabajo digno, con eso tenemos todo ganado.
–¿Cuál es la situación de la poesía en México?
–Está súper nutrida. Ahorita hay muchos poeta que están haciendo grandes cosas, que están trabajando. El problema es que a veces pareciera que hay más escritores que lectores. Ese me parece que es uno de los problemas principales. No porque todo el mundo quiere escribir, sino porque no todo el mundo está leyendo. Sabemos que en este país hay mil razones para no leer. Mucho se ha hablado de los costos elevados de los libros, etcétera. La poesía requiere más allá de la atención del lector. La poesía crea figuras. No es algo que le resulte atractivo a todos. Sin embargo, es un género exigente, y me parece importante impulsarlo. Si bien leer narrativa o ensayo es importante, la poesía te aporta otro tipo de registros, incluso para pensar. Piensas de otra manera cuando lees poesía, y no me refiero a que cambien tus ideas, piensas de la forma en que la poesía te lleva.
–Recomiéndanos un libro.
–Uno de mis libros favoritos es una antología de la Universidad Veracruzana, Contemporáneos. Son un grupo de poetas. Ahí están los principales contemporáneos, Xavier Villaurrutia, Enrique González Rojo... Cualquier libro de Francisco Hernández, también. Cuando lo conocí me enamoré de su poesía.
El Tecolote puede ser visitado en el siguiente link: https://losojosdeltecolote.com/