Fue en Ixtlán del Río, en los linderos de Nayarit y Jalisco, donde hace tres semanas decidieron unirse y tomar camino por su cuenta, como una manera de protegerse ante los ataques que sufren no sólo de otros migrantes, sino de los policías.
Por Sibely Cañedo
Mazatlán/Ciudad de México, 9 de marzo (Noroeste/SinEmbargo).- La comunidad LGBTI se ha separado de la caravana migrante por sufrir agresiones y violencia sexual en su trayecto desde Centroamérica hacia los Estados Unidos.
Fue en Ixtlán del Río, en los linderos de Nayarit y Jalisco, donde hace tres semanas decidieron unirse y tomar camino por su cuenta, como una manera de protegerse ante los ataques que sufren no sólo de otros migrantes, sino de los policías.
Mario tiene 27 años. En su natal Honduras era maestro de secundaria en el área de Ciencias Sociales y de inglés. Es un joven de tez morena, piel tersa, ojos negros y pequeños, pero mirada profunda.
Le parece injusto que después de salir huyendo de la inseguridad de su país, de la discriminación por el solo hecho de ser gay y la pobreza, reciba más odio en su camino. Como él dice: “por el solo hecho de ser”.
Narra lo que es viajar en la caravana siendo homosexual: “Cuando una persona trans o un chico gay está solo es objeto de burla y de manoseos, y en todo caso, si no se deja, violencia”.
Por ser de aspecto masculino, le toca salir a defender a quienes tienen una apariencia más femenina.
“¿Qué es lo que pasa?, que viene mucho hombre soltero, viene mucho hombre que anda con deseos sexuales y piensan que, como la mujer es mal visto que la toquen, un homosexual no tiene ese derecho, por lo tanto, creen que sí puede ser agredido un homosexual, sin ser mal visto, sin ser castigado…”
Mario llegó a Mazatlán con un grupo de entre 30 y 35 personas que se identifican con las siglas LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales).
Se refugiaron unos días en la parroquia de San Francisco de Asís, de la colonia Salvador Allende, localizada a unos cuantos metros del ferrocarril, sobre el cual montan miles de migrantes cada año para llegar a la frontera norte.
No es común recibir a un grupo como ellos. De acuerdo con la encuesta aplicada en el comedor sanfranciscano, son sólo el 2% de los migrantes en tránsito que llegan a este lugar.
En total fueron 3 mil 200 en 2018, que optaron por la ruta del Pacífico: una mínima porción de los 400 mil que cada año cruzan el país con el propósito de llegar a los Estados Unidos, según estimaciones del ACNUR.
El grupo LGBTI lleva alrededor de mes y medio en su periplo. La mayoría provienen de Honduras, otros más de Guatemala y El Salvador.
En Guatemala, Mario vio hondear la bandera del arcoíris, que simboliza el movimiento LGBTI y de inmediato se unió al grupo.
Pero aun dentro de la Caravana, sufrieron la discriminación entre los discriminados.
HUYENDO DE UN PAÍS DE «MENTE CERRADA»
Como miles de personas, Mario escapó de San Pedro Sula en la más reciente caravana del éxodo centroamericano, que al entrar al país ha tendido a dispersarse.
San Pedro Sula es una de las ciudades más violentas de América Latina por la acción de grupos criminales. Pero Mario huyó también de un país de “mente cerrada” a la diversidad sexual. No ha encontrado diferencias en su camino por México.
“Entonces sí, la comunidad LGBTI cuando está sola es vulnerable en cualquier lado, es vulnerable en Honduras, es vulnerable en Guatemala, es vulnerable en México, especialmente cuando la población está poco educada, y sabemos de antemano que la caravana es poco educada…”, resalta.
Este desconocimiento del que habla el joven hondureño está presente en las autoridades de Migración, en el actuar de la policía y hasta en los albergues,que son los últimos refugios para la población migrante en general.
Es la acumulación de violencias.
“Por eso decidimos no quedarnos en México, porque a pesar de que México está en vías de ser uno de los países más educados, le hace falta mucho en materia de justicia, México no es todavía el lugar ideal; cuando México se convierta en uno de esos lugares, creo que mucha gente se va a quedar aquí, pero mientras tanto, la gente sigue sólo de paso”.
Luego de descansar un poco, lavar su ropa y hablarle a sus familiares, apoyados por los voluntarios del comedor sanfranciscano, partieron con su bandera multicolor, unidos para disminuir riesgos y continuar con su sueño de una mejor vida en un país extraño.
MIGRANTES EN TRÁNSITO:
-2% se identifica como parte de la comunidad LGBT; 13 por ciento son mujeres y el resto hombres, de acuerdo con la encuesta aplicada en el comedor sanfranciscano a migrantes en tránsito.
-3,200 migrantes fueron atendidos en la parroquia durante 2018, al brindarles alimentación, ropa, calzado, asistencia médica y uso del teléfono, entre otros servicios.
-500 migrantes en tránsito han sido atendidos en lo que va de 2019, en este punto de asistencia en Mazatlán.
-A finales de febrero, llegó el primer grupo LGBT del año, que se dispersó de la caravana, la cual a su vez se ha dispersado en la ruta hacia EU.