Las cifras de precariedad laboral en el país se agravan cuando se evalúan los grupos considerados más vulnerables: mujeres, jóvenes, población asalariada del sector agropecuario, trabajadores con alguna discapacidad, indígenas y migrantes, planteó un documento del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social emitido en el marco del Día Mundial de la Justicia Social.
Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- En el marco del Día Mundial de la Justicia Social, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que los impedimentos para acceder a un trabajo remunerado digno para las personas que viven en México son: ser mujer, joven, persona con discapacidad, indígena, migrante y trabajar en el campo.
En el informe “Grupos vulnerables, población afectada en el acceso al derecho al trabajo digno”, emanado del Estudio Diagnóstico del Derecho al Trabajo 2018, el Coneval muestra las brechas que afectan a las personas y poblaciones en situación de desventaja en el acceso y el disfrute del derecho al trabajo digno.
Las cifras de precariedad laboral en el país se agravan cuando se evalúan los grupos considerados más vulnerables: mujeres, jóvenes, población asalariada del sector agropecuario, trabajadores con alguna discapacidad, indígenas y migrantes, planteó el documento.
Para el organismo el grupo poblacional con perores condiciones es el indígena, pues dos de cada diez han sido derechohabientes de la seguridad social.
Las brechas entre las personas que se identifican en alguno de estos grupos y las que no presentan ninguna de estas características dificultan el “hacer efectivo el derecho a la igualdad y la no discriminación”, que son características del derecho al trabajo digno.
Los tres pilares del trabajo digno son la justicia laboral, la inspección del trabajo y el libre ejercicio de los derechos colectivos, dijo el organismo, sin embargo al considerar su efectividad se develan fallas de “diseño e implementación que requieren atención”.
DESIGUALDAD DE GÉNERO
Al mercado laboral mexicano lo atraviesa la desigualdad de género, pues aún hay un bajo porcentaje de participación de las mujeres con respecto a los hombres en él pese a que aumentó entre 2009 y 2017, del 41.6 al 42.8 por ciento, según reveló el informe.
En las zonas urbanas se detectó mayor participación de mujeres en el trabajo llegando al 47.2 por ciento en 2017. En el área urbana media la cifra se coloca en el 46.7 por ciento, en tanto que en el área rural tan solo 31 por ciento de las mujeres participó en el mercado laboral.
El Coneval citó que las mujeres destinan 20.5 horas semanales más al trabajo remunerado respecto a las 44.9 horas que destinan los hombres. Pero si se trata del trabajo no remunerado, la diferencia creció pues las mujeres destinan 54.1 horas, frente a las 19.5 que destinan los hombres.
Para el Consejo estas diferencias representaron un obstáculo para que haya verdadera igualdad de condiciones laborales en materia de género.
El acceso a guarderías y estancias infantiles a disposición de madres trabajadoras fue considerado como fundamental por el organismo para lograr que más mujeres puedan acceder a trabajos remunerados. Esta postura se da en el contexto de la reducción al presupuesto de las estancias infantiles planteado por el Gobierno federal.
JÓVENES MÁS DESEMPLEADOS. De acuerdo con el Coneval, la población joven vive un mayor desempleo que las personas adultas, debido a la falta de oportunidades laborales.
“En 2017, 5.9 por ciento de las personas entre 15-29 años se encontraban desempleadas”, pero se colocan como un grupo que reporta altas cifras de participación de la economía informal con el 60.6 por ciento de las personas en ese rango de edad.
PERSONAS CON DISCAPACIDAD. Quienes se encuentran en este grupo social, se vieron afectadas de mayor manera. Por ejemplo, en 2010 la “tasa de desempleo en general era de 4.5 por ciento, mientras que para quienes tenían una discapacidad este porcentaje era de 6 por ciento”.
El único espacio donde las personas con discapacidad superaron las cifras encaminadas a un mayor acceso al trabajo digno, es el de la derechoabiencia, pues el 65.5 por ciento de los hombres y el 69.1 por ciento de las mujeres están inscritas en alguna de las instituciones del Sistema Nacional de Salud; en tanto que de la población sin discapacidad el 62.2 por ciento en hombres y 67 por ciento de mujeres es deerechohabiente.
EN EL CAMPO… Coneval también expuso que los ingresos marcan una brecha de desigualdad entre quienes trabajan en los sectores agropecuario y no agropecuario, “así como en el acceso a trabajo subordinado con prestaciones laborales y seguridad social”.
“En 2017, 8.5 por ciento de las personas asalariadas se encontraban en el sector agropecuario”, ellas 74.6 por ciento recibían remuneraciones de hasta dos salarios mínimos generales y la mitad solo hasta uno.
Sólo el 12.9 por ciento de quienes trabajan en el sector tiene acceso a la seguridad social, en tanto que esta cifra llegó al 57.8 por ciento en el sector no agropecuario.
¿Y LA POBLACIÓN INDÍGENA? El 74.3 por ciento de los hombres indígenas participan en el trabajo remunerado, en tanto que sólo 31.4 por ciento de las mujeres indígenas entra en esta categoría. De estas cifras, el Coneval concluyó que las “personas indígenas se encuentran en peor condición” pues “ocho de cada diez nunca han contribuido a la seguridad social”.
POBLACIÓN MIGRANTE. De 2000 a 2015 los “salarios de los migrantes de retorno se han deteriorado” y percibieron mensualmente menos que las personas no migrantes. “Además, tienen menor acceso a prestaciones médicas o ahorro para el retiro" ya que el 41.1 por ciento de los trabajadores subordinados no tienen estas prestaciones contra 56.4 por ciento de los trabajadores subordinados no migrantes.