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Dolia Estévez

11/01/2019 - 12:05 am

El que calla otorga

Es innegable que Trump machaca el tema del muro para alebrestar a su base nativista y sembrar miedo entre la población de mira a su reelección en 2020.

Para Andrés Manuel López Obrador, el pleito sobre el muro en Estados Unidos, que provocó el cierre indefinido de partes del gobierno federal, son diferencias internas en las que México no debe meterse. Foto: Cuartoscuro

Washington, D.C.—Para Andrés Manuel López Obrador, el pleito sobre el muro en Estados Unidos, que provocó el cierre indefinido de partes del gobierno federal, son diferencias internas en las que México no debe meterse. "Hay confrontación política, que es lo más normal en las democracias, y no opinamos de eso porque no nos corresponde", dijo desde Palacio Nacional (01/09/2018, Conferencia de prensa).

Es innegable que Trump machaca el tema del muro para alebrestar a su base nativista y sembrar miedo entre la población de mira a su reelección en 2020. Pero también es cierto que al hacerlo se lleva entre las patas a México. Retrata la frontera con nuestro país como tierra de nadie y a los migrantes como nefasta plaga que amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos. Eso, Señor Presidente, sí nos incumbe.

En su discurso a la nación en horario estelar el martes, el tiempo se detuvo. En un flashback, Trump acusó a los migrantes de criminales y violadores. Esta vez no dijo, como en 2015 cuando lanzó su candidatura, que el gobierno de México pagará por el muro sino que se pagará mediante el T-MEC, el tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá.

Otra mentira. Para empezar, el T-MEC, como se le conoce en México, no ha sido ratificado por los poderes legislativos de ninguno de los países signatarios. No sólo eso. Kenneth Smith, negociador jefe del T-MEC, señaló en su cuenta de Twitter que no hay ningún capítulo que diga que se va a pagar por el muro.

El T-MEC es el último en la lista de Trump. Desde que se obsesionó con el tema, ha dicho que el muro lo pagará el gobierno de México, los carteles mexicanos, el decomiso de remesas y hasta al Pentágono. El martes salió con una más: "El muro se pagará solo".

López Obrador y Marcelo Ebrard han optado por ignorar la ofensiva retórica de Trump contra los migrantes. AMLO insiste en que el trato con Trump es y seguirá siendo respetuoso. Es cierto, Trump no le ha faltado al respeto. Por el contrario, junto con Vladimir Putin y Kim Un-Jong, el presidente de México está entre los líderes que Trump admira.

Pero de qué sirve ser tratado con deferencia cuando su deporte favorito es ofender al "pueblo bueno" que López Obrador representa. De qué sirve ser admirado por un líder que quiere destruir los lazos históricos y culturales que unen a los pueblos de México y Estados Unidos con un muro en la frontera compartida. Y de qué sirve ser respetado por Trump si no respeta la integridad territorial de México.

"Nosotros no vamos a responder ante planteamientos que se generan por la situación interna en Estados Unidos", reiteró López Obrador ante la pregunta de un reportero de la televisión estadounidense que pidió su opinión sobre el discurso de Trump (01/09/2018, Conferencia de prensa). El muro, dijo López Obrador, es un tema que no está en nuestra agenda. "No quiero ni siquiera mencionar la palabra", dijo unas horas antes (01/08/2019, El Financiero Bloomberg TV).

En la madrugada de Año Nuevo, autoridades estadounidenses lanzaron gas lacrimógeno hacia México contra un grupo de migrantes que trataba de entrar a Estados Unidos en el cruce de Tijuana. Las descargas alcanzaron a hombres, mujeres, niños y periodistas en territorio mexicano (01/01/2019 AP).

El acto de violencia, el segundo en poco más de un mes, violó la Carta de Naciones Unidas sobre Derechos Soberanos y Obligaciones de los países miembros que en su Artículo 2 dice: “En sus relaciones internacionales se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial”. También violó tratados internacionales que prohíben el uso extraterritorial del gas lacrimógeno.

La respuesta de la Cancillería distó de estar a la altura de la violación. En timorata nota diplomática a la Embajada de Estados Unidos en México (acéfala desde mayo), Ebrard pidió una "investigación exhaustiva" sobre los "incidentes" (02/03/2019, SRE Comunicado 001). En noviembre, Luis Videgaray interpuso una nota en el mismo tono en respuesta a una violación similar el 25 de noviembre. No se sabe si ha habido respuesta.

Los tres casos mencionados—migrantes, muro y gases lacrimógenos—ameritan respuestas diplomáticas firmes. Posicionamientos públicos claros que adviertan al gobierno de Trump. López Obrador dice que no va responder sus agresivos tuis. Pero lo del martes fue una alocución en la Oficina Oval, con transmisión en vivo en las cadenas televisivas de Estados Unidos. Es decir, un pronunciamiento de política e intención. Así lo registró el mundo enteró. No es manera de pagar el favor de servir de sala de espera de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.

El Presidente arropa su silencio en la vieja política exterior mexicana de no intervención. Sin embargo, la no intervención no coarta el legítimo derecho soberano de México de expresar su desacuerdo ante un patrón de insultos y mentiras contra una parte vulnerable de la población mexicana y a costa de la imagen del país. No se trata de enfrentarnos a Estados Unidos sino de usar la autoridad que le confiere ser el representante legítimo de los mexicanos para no callar. No importa que tan poderoso e intimidatorio sea el gobierno que nos calumnia. El silencio no es opción.

Twitter: @DoliaEstevez

Dolia Estévez
Dolia Estévez es periodista independiente en Washington, D.C. Inició su trayectoria profesional como corresponsal del diario El Financiero, donde fue corresponsal en la capital estadounidense durante 16 años. Fue comentarista del noticiero Radio Monitor, colaboradora de la revista Poder y Negocios, columnista del El Semanario y corresponsal de Noticias MVS. Actualmente publica un blog en Forbes.com (inglés), y colabora con Forbes México y Proyecto Puente. Es autora de El Embajador (Planeta, 2013). Está acreditada como corresponsal ante el Capitolio y el Centro de Prensa Extranjera en Washington.

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