Integrantes del Colectivo Solecito aseguran que la zona, donde se cimienta el desarrollo del puerto veracruzano, fue empleada como campo de exterminio durante varios años. Según sus informes, que les llegaron vía anónima, en los terrenos del Kilómetro 13 y Medio hay sepultadas entre 300 y 400 víctimas.
En 2016, el Colectivo encontró indicios de que la delincuencia asesinó y “cocinó”a víctimas (meter en tambos cuerpos y hervirlos en agua, disolverlos con ácido o quemarlos con combustible) en esa zona. La madres de ese grupo se unieron por el dolor incesante de no saber qué pasó con sus seres amados y llevan años buscando en Veracruz a los desaparecidos.
Por Ignacio Carvajal
Veracruz, Veracruz, 6 de noviembre (BlogExpediente/SinEmbargo).- Rosalía Castro Toss recorre el mismo suelo que pisó hace más de dos años cuando el Colectivo Solecito tomaba fuerza en Veracruz. Esa vez, dice, estuvo sola. Ahora llega arropada con varias hermanas del mismo dolor: mujeres que rascarán en la tierra para intentar arrancarle la verdad sobre lo que pasó hace algunos años, cuando iniciaba la violencia.
Aquí, a finales del 2016, en sus intentos por establecer lo que ahora es la brigada de búsqueda, Rosalía Castro localizó el área donde operaba una "cocina" de la delincuencia organizada. Un sitio en el cual los criminales despedazaban a sus víctimas y luego las deshacían en ácido o con fuego directo en tambos de metal.
"Vimos los indicios, vendas, zapatos, ropa, botellas... Ahí estaban los tambos y el combustible", dice Rosalía Castro Toss, entrevistada en la entrada a los terrenos de APIVER, ubicados sobre el 13 y medio, a menos de dos kilómetros de las Casas Fantasmas.
Sufre al reconocerlo, pero trae a la memoria las situaciones tan crueles acontecidas durante la última década, en que Veracruz y Boca del Río se volvieron la joya de la corona para los cárteles de la droga.
Su primer encuentro con estos predios fue a finales del 2016, con Luis Ángel Bravo Contreras de Fiscal.
Esta zona, donde se cimienta el desarrollo del puerto veracruzano, fue empleada como campo de exterminio durante varios años, acusa. Pues antes de Colinas de Santa Fe -de donde se han rescatado 396 cráneos- usaron el Kilómetro 13 y Medio.
Y según sus informes, que llegaron vía anónima, en los terrenos del 13 y Medio hay sepultadas entre 300 y 400 víctimas.
Sin contar los cocinados en Casas Fantasmas.
LOS COCINABAN
Lo peor es que durante mucho tiempo operó en Casas Fantasmas -un pequeño fraccionamiento irregular ubicado dentro de la zona- la cocina bajo la impunidad de todas las autoridades involucradas en las operaciones para pacificar la zona conurbada.
"Me duele decirlo, pero sí, cocinaban a los tesoros [sus seres amados]".
"Había vendas, gasolina y tambos", rememoró la madre sobre su primer visita al lugar. En los tiempos en que Luis Ángel Bravo Contreras no quería que se cavara en el suelo veracruzano porque brotaban cadáveres.
Esa cocina y las matanzas en el 13 y medio, afirma, se dieron a finales del sexenio de Fidel Herrera e inicios de Javier Duarte de Ochoa.
En 2011 Casas Fantasmas está registrado dentro del recuento de fosas clandestinas de la Fiscalía General del Estado.
RESTOS HUMANOS
En una respuesta oficial, el organismo dice (solicitud 01597217) que en septiembre de ese año se localizaron 27 fosas clandestinas con más de 50 restos humanos.
De eso no hay registro en medios de comunicación pues eran los tiempos en los cuales la delincuencia dictaba que sí y que no salía en la prensa, al grado de que había periodistas involucrados quienes eran los responsables de "filtrar" la información sobre la violencia.
El terreno donde lanzaban los restos de la cocina, no fue preservado. En ese entonces, la Fiscalía ni si quiera levantó todos los indicios pues Rosalía Castro Toss explica que ella los encontró a la vista.
Ahora en esa área hay un corralón para una empresa de autotrasporte de carga pesada y el terreno está rellenado y nivelado.
En ese tiempo -relata- no sabíamos buscar, no estábamos preparadas. Nos fuimos a Iguala para aprender, porque el que está desaparecido no te va gritar para que lo encuentres".
Ayer que ingresan a los terrenos del Kilómetro 13 y Medio, cuentan con más experiencia tras haber rescatado casi 300 cráneos en Colinas de Santa Fe entre 2016 y mediados del 2018.
NO ESTÁ SOLA
En la brigada de ayer, apoyados por autoridades, están presentes padres y madres con seres amados desaparecidos, y que se meterán entre la maleza para palear, chapear y cargar troncos en una labor por demás pesada y desgastante, pero que en nada se compara con la angustia de no encontrar al ausente.
Ahí se vio a Zoila Gómez, madre de Jesús Alberto Carmona Gómez, de 36 años, desaparecido desde el 2011 en el puerto jarocho.
Rosario Solano Ojeda, de Córdoba, hija de Artemio Solano Pérez, de 53 años, de quien no se sabe nada desde el primero de junio de 2017.
María de Jesús Bazán Jerónimo, madre de Francisco Damián Rodríguez Bazán, desaparecido el 16 de junio de 2015.
Sonia López busca a su hijo Jorge Zúñiga Lopez, quien es un caso del 2018. Sujetos fuertemente armados lo sustrajeron de su casa en enero del presente año. Ese día también se llevaron a un trabajador de quien tampoco se tiene pistas.
Igual llegó Emma González Jaczan, madre de Pedro Gustavo Estévez González, quien está denunciado como desaparecido desde noviembre del 2013, cuando lo sustrajeron violentamente de su negocio en Río Medio y Dos Bahías.
De Córdoba, Marcela Zurita, madre de Dorían Javier Rivera Zurita, desaparecido el 11 de octubre en Córdoba. Ella encabeza una brigada en Omealca que trabaja en pozos artesianos de los cuales han sido rescatados 12 cadáveres.
Y desde Poza Rica, como apoyo al colectivo, se dio cita Olga Lidia Salazar, madre de Marion Ivette Sampayo Salazar, desaparecida el 14 de enero del 2011 en Poza Rica.
Olga Lidia Salazar acudió desde Poza Rica para tomar algunas experiencias en búsqueda para compartirlas con las integrantes de su colectivo María Herrera, y en apoyo moral al dolor de las madres que ayer comenzaron a desbrozar el terreno para iniciar a marcar cuadrantes con posibles puntos de entierros clandestinos.
El dolor las unió al no saber qué pasó con sus hijos, tal como afirma Rosalía Castro Toss, quien desde hace más de siete años busca a su hijo, Roberto Carlos Casso Castro, quien habría sido privado de su libertar la víspera de la Nochebuena del 2011, en compañía de su novia.