La Consulta Nacional para determinar el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México inició este jueves con una afluencia mayor a la esperada tanto por los organizadores como por los detractores de la misma.
En la primera jornada, las fallas de organización, retrasos y diversas irregularidades quedaron a la vista. Sin embargo, los ciudadanos que acudieron a emitir su voto en la capital del país, tanto a favor del proyecto que hoy se construye en Texcoco, Estado de México, como los que están en contra de éste argumentando principalmente los daños ambientales que provocará, estuvieron de acuerdo en una sola cosa: por primera vez en la historia democrática del país, los ciudadanos han sido consultados para decidir una acción de Gobierno que impacta a toda la Nación, y se congratularon que su voz sea escuchada.
Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo).– Votar por el sí o por el no definirá el futuro de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Las opiniones de la primera jornada en la capital del país muestran división: por un lado están los ciudadanos que piensan en las afectaciones ambientales que ha ocasionado la construcción de la terminal aérea en los terrenos del Lago de Texcoco y, por el otro, quienes se preocupan por la caída en las inversiones y la incertidumbre financiera que generaría la cancelación de la obra.
A pesar de las diferencias de opinión hay un punto donde los capitalinos consultados por SinEmbargo coinciden plenamente y es en la relevancia de una consulta ciudadana. “Por primera vez se escuchan nuestras voces”, dijeron quienes esperaban su turno en una larga fila, al tiempo que también debatían sobre la relevancia del megaproyecto.
El sistema de votación en la Consulta Nacional es rústico: dos personas sentadas en una mesa junto a una casilla única reciben las credenciales y registran las claves de elector a través de un celular en un sistema electrónico, el proceso resultó tardado para quienes salieron a la calle haciendo una pausa en sus horas de trabajo o en sus actividades cotidianas.
En las filas se observaron personas de todas las edades, géneros y condiciones sociales, aunque prevalecieron los adultos mayores, quienes a pesar de los bastones esperaron pacientemente su turno para emitir su opinión; fueron solos, algunos con amigos o compañeros de trabajo. Los transeúntes a su alrededor se detenían para conocer el motivo de la concentración, preguntaron sobre los detalles para participar mañana, comentaron. La consulta ciudadana se convirtió, por primera vez en el México contemporáneo, en un ejercicio democrático que colocó en el centro del debate un asunto de interés nacional. Y este jueves fue apenas el primero de cuatro días de votaciones.
Ismael Vargas, estudiante de Artes, emitió su voto en la casilla ubicada en el Zócalo capitalino, casi en la esquina con la calle Pino Suárez. Votó en contra de que se continúen las obras del NAIM en Texcoco, en el Estado de México, por considerar que su planeación fue muy irregular y dejó de lado los costos ecológicos, políticos y sociales. Ismael dijo que le preocupan los cientos de minas por las que se han destruido los cerros del Valle de México, con el objeto de dar un poco de estabilidad al terreno fangoso sobre el que se construye la gran infraestructura. También expuso que le duele que las aves residentes del Lago Nabor Carillo sean desplazadas de su ruta migratoria o que inclusa mueran, además de que está en contra en la huella de carbono que implica aumentar el número de vuelos en la metrópoli más grande del país.
“Los comentarios que oigo en relación a la necesidad del nuevo aeropuerto creo que no consideran el daño que se está haciendo los seres vivos. Tanto quienes usan el aeropuerto como la gente que nunca lo ha usado van a a ser impactados, también las plantas y los animales, todo lo que tenga que ver con el medio ambiente. Yo prefiero medir mis vuelos que dañar más a los ecosistemas”, consideró.
Carlos Reyes, chofer, compartió con Ismael la preocupación por el medio ambiente, las aves y la muerte de cientos de especies que aún viven están establecidas en el Lago de Texcoco. Para él “la consulta ni haría falta por puro sentido común”; sin ser especialista, dijo, él sabe que todo terreno cercano a un lago es inestable, por lo que insistió en tener presente el riesgo de hundimientos en la zona.
Por su parte, durante una entrevista, el próximo Presidente Andrés Manuel López Obrador hablo acerca de los casos en dónde los ciudadanos han votado en más de una ocasión y de las críticas que ha recibido este proceso, y aseguró que esta situación se debe a que "los corruptos" no quieren que la consulta tenga validez.
"Eso es lo que quisieran los corruptos. Está muy bien la consulta, nada más que los corruptos no quieren la consulta […] Los corruptos no quieren la consulta, entonces por eso están en una contracampaña; están en su derecho", replicó López Obrador.
OPINIONES DIVIDIDAS
El anuncio de la consulta ciudadana fue hecho por Andrés Manuel López Obrador, Presidente electo, en agosto de este año. Desde entonces surgió la controversia entre sus opositores y los que piden que se continué con el proyecto actual del NAIM.
Tal es el caso de Gildegard Cravioto, quién omitió su voto tras hacer una larga fila en la Glorieta del Metro Insurgentes, y quien opinó que al nuevo Gobierno federal le corresponde “aprender a ser democrático y aceptar lo que no fue en su año ni en su sexenio,y que continué con la obra”, ya que pararla significaría malgastar el dinero que hasta el momento se ha invertido.
“México es un gran país, la Ciudad de México es una gran ciudad a nivel de cualquier otra del mundo y merecemos tener un servicio de un aeropuerto a la altura de cualquier ciudad del mundo. Debemos de luchar porque México sea visto hacia fuera y que tenga esos servicios a la altura de un Inglaterra, un Canadá, de cualquier parte del mundo”, dijo Gildegard Cravioto.
Susana, financiera de profesión, también votó a favor del NAIM. Desde su punto de vista, la metrópoli necesita de un aeropuerto de clase mundial como el que ofrece el proyecto de Texcoco. Para ella, considerar esta opción evitará conflictos con la sociedad y con los ejidatarios “como ocurrió en Atenco con Vicente Fox”. La profesionista dijo estar consciente de que la construcción ha implicado daños ecológicos, pero dijo: “el daño ya se dio, ya es irreversible” y podría ser peor cambiar de ubicación y generar más afectaciones. La cancelación del proyecto le preocupa: piensa en la caída de las inversiones y en la pérdida de empleos que la “falta de credibilidad y el miedo” pudiera causar.
De la consulta opinó que es “injusta, inútil y sesgada", porque no se han ubicado casillas en todos los municipios del país, y para ser legal se debería considerar a toda la Nación. Si la consulta se hubiera planteado como lo que es: un ejercicio de “petit comité”, se hubiera hecho a los usuarios del aeropuerto los que considera pueden tener un juicio más objetivo, opinó.
"Tiene que ser parejo o todos sí o todos no, de entrada el millón y medio, o no sé cuántas boletas sacaron, es totalmente insuficiente e injusto para quienes tenemos el derechos de votar y quienes no, no es pareja”, afirmó. "Si ya iba ser nada más en unas zonas debió haber sido a las zonas que usan el aeropuerto, a la gente que usa el aeropuerto, porque consultar en Oaxaca en los municipios más pobres no tiene caso, a ellos les da igual si se construye en Santa Lucía o si no se construye. Son probablemente gente que nunca se subirá a un avión y no se subirán porque no se dedican a nada que implique subirse a un avión”, añadió.
La consulta acaparó la atención de los ciudadanos, pese a que el sistema presenta algunas deficiencias que podrían influir en los resultados, como es el olvido de quienes atienden la mesa de marcar los dedos de votantes o los actos de “proselitismo” de quienes se encuentran con las personas formadas y los obligan a escuchar argumentos a favor o en contra del NAIM.
Sin embargo, para personas como Brenda Macías, estudiante de doctorado de la UNAM, la apertura a la participación abre nuevos caminos de legitimidad al nuevo Gobierno, que con este ejercicio no podrá imponer una decisión a la mayoría. Macías consideró que la consulta llega en el momento justo: “cuando se produce un cambio de régimen y una especie de esperanza de que se va escuchar la voz del pueblo”.