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Inundación y sequía: la paradoja del agua en CdMx se agudiza por lucro y urbanización desmedida

15/10/2018 - 7:00 pm

La Ciudad de México enfrenta dos difíciles realidades por deficiencias en el modelo de gestión del agua: desabasto e inundaciones. Esta paradoja incomprensible que los capitalinos han heredado desde tiempos prehispánicos se ha ido incrementando de manera importante con el crecimiento poblacional.

Jessica Jiménez, investigadora de la UNAM y consultora independiente en temas hídricos, explica que ambos fenómenos no son aislados, por el contrario “son síntomas de un modelo de gestión que muestra sus deficiencias”.

Para la especialista, la falta de comprensión de los sistemas hídricos y la omisión de las autoridades locales y federales frente a conflictos de interés económico son la raíz del problema.

Ciudad de México, 15 de octubre (SinEmbargo).- Magdalena Alvárez llegó al barrio de la Candelaria Ticomán en la Delegación Gustavo A. Madero cuando tenía 18 años y se estableció en la zona periférica de la Ciudad de México siendo una mujer recién casada. Han sumado 27 el número de años que ha vivido en la zona, además de hijos y nietos que ahora viven también con ella.

En su casa viven seis niños. La mayor tiene a penas 15 años mientras que el menor acumula sólo cuatro años de edad; en la casa también viven cinco adultos. Desde el pasado martes todos han tenido que “acomodarse” para compartir un par de colchones regalados. Lo perdieron todo con la lluvia y con la inundación que subió un metro y medio al interior de su casa.

Los intentos de la familia por salvar algunas cosas fue inútil, el refrigerador que subieron a una mesa con la intención de resguardarlo fue arrastrado con la fuerza del agua, lo mismo paso con su su sala y otras pertenencias personales como ropa y zapatos. La mujer no ha podio cambiarse de ropa desde entonces.

A pesar de vivir muy cerca del Río San Javier –cauce que se ha destinado para el desazolve de las aguas negras– nunca habían tenido problemas severos de inundación. Cuando vio que el agua comenzaba a ascender pensó que el río se había desbordado, pero por el contrario, algunos vecinos le dijeron que habían notado que el río estaba vacío, el agua corría por las calles de la colonia.

Para salir de casa durante el desastre tuvo que abrirse paso por la ventana, estaba preocupada por los niños. En medio de la lluvia salió y espero durante cuatro horas a que el agua bajara y mostrará las afectaciones.

En la zona no son frecuentes las inundaciones, Magdalena sólo recuerda un caso similar en el 2000, pero nunca “uno de este nivel”. Nunca ha tenido problemas con el líquido vital, por lo que para ella preocuparse por el agua no es una actitud habitual.

Las cosas no son diferentes para María Becerra que vive al extremo de la ciudad en el área cercana al embarcadero de Atenco en Xochimilco. A sus 56 años, María sufre en temporada de lluvia por las inundaciones, mientras que en periodos habituales la pésima calidad del agua le impide realizar muchas de sus actividades.

Se siente frustrada porque sabe que el lugar en donde ella nació esta lleno de lagos y lagunas, sin embargo, la relación de los habitantes con el recurso ha ido en deterioro con lo años por la falta de atención de las autoridades que “no escuchan” cuando se les advierte de próximos desastres.

María, como la mayoría de los xochimilcas, sabe que las inundaciones son una búsqueda natural del agua que lucha por recuperar el espacio que le pertenece.

INUNDACIONES Y ESCASEZ

La Ciudad de México enfrenta dos difíciles realidades: desabasto e inundaciones por deficiencias en el modelo de gestión del agua. Paradoja incomprensible que los capitalinos han heredado desde tiempos prehispánicos y que ha ido incrementando de manera relativa con el crecimiento poblacional.

De acuerdo con algunos académicos el agua no debería ser un problema para la metrópoli, ya que se encuentra fundada sobre un lago y su vez recibe una buena cantidad de agua de lluvia, por debajo de la media nacional, pero que de recuperarse podría representar un litro de agua diaria por cada habitante.

De acuerdo con la información del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental AC, la precipitación anual de la Cuenca de México –de la que depende el abastecimiento de agua de Morelos, Puebla, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México– es de 346 metros cúbicos por segundo (m3/s), número que bien podrían sumar a los 160 m3/ per cápita anuales disponibles como agua renovable.

A pesar de que de que en junio de 2018 el titular del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Ramón Aguirre Díaz, reconoció que al menos 900 mil personas de siete delegaciones distintas carecían de agua, la política hídrica continua sin dirigirse hacia la recuperación de agua de lluvia, por lo que la carencia va cada vez en aumento.

Aspecto de la inundación registrada el pasado 22 de septiembre en calles de la colonia Oceanía, debido a la lluvia y a una fuerte granizada registrada en la capital del país. Foto: Cuartoscuro

Las inundaciones y la carencia son el anuncio de un futuro catastrófico que podría revertirse en tanto se entienda que la respuesta esta en la ciudad, en al gestión de la misma y en el crecimiento desmedido de nuestra población que cada vez reclama más espacio y por su puesto más agua.

Jessica Jiménez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y consultora independiente en temas hídricos, explica que ambos fenómenos no son aislados, por el contrario “son síntomas de un modelo de gestión que muestra sus deficiencias”. Para ella la falta de comprensión de los sistemas hídricos y la omisión de las autoridades frente a conflictos de interés son la raíz del problema.

La especialista considera que el sobreconcesionamiento de las aguas a empresas –estimado por Comisión Nacional de Agua (Conagua) en 1200 m3 de volumen– y el privilegio y construcción desmedida por parte de las inmobiliarias, son factores que suman a la sobreexplotación de los mantos acuíferos y la vocación lacustre del Valle de México, causantes tanto de las inundaciones como de la escasez del agua.

En esta problemática el sistema de drenaje se encuentra en una posición clave. La sobrexplotación de los acuíferos y la lluvia ha rebasado al sistema provocando la implosión del mismo. Como alternativa el Gobierno de la capital del país ha promovido el desalojo de las aguas pluviales a través del Túnel Emisor Oriente que, en opinión de la especialista, representa una medida regresiva que recuerda al Gran Canal propuesto en la época de la Colonia y que no trajo consigo la solución.

 ASFALTO: ENTRE AGUA Y HABITANTES

La situación del agua en la cuenca es crítica y el crecimiento urbano es una fuerte determinante. En Septiembre del 2017 los doctores David K.Adams y Elda Luyando López  investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Autónoma de la México (UNAM), advertían que la formaba en la que se asentaba la ciudad, cada vez con menos árboles, era una de las múltiples causantes del problema.

En año 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó para la Ciudad de México un total de 2 millones 601 mil 323 viviendas particulares habitada. En cada una de ellas vivían 3.4 personas. Asimismo, la población en viviendas particulares era de 8 millones 918 mil 653 personas.

La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) registra que de un total de mil 485 kilómetros cuadrados (km2), 617.7 km2 son área verde, 112.89 km2 áreas verdes urbanas y 504.8 km2 áreas verdes de bosque, pastizal o matorral. La mayoría de ellas concentradas en las delegaciones Cuajimalpa, Magdalena Contreras, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac; otras pequeñas superficies se encuentras en las delegaciones Iztapalapa y Gustavo A. Madero.

Diego Contreras, integrante del Movimiento Popular de Pueblos de Colonias del Sur y de la organización civil Agua para Todos, coincide en que los procesos de organización y descontrol del concreto no permiten la recarga de los mantos acuíferos que urgen de un equilibrio con la extracción.

Para el activista resulta fundamental que se respete el flujo natural de los ríos y de las barrancas, vertientes naturales que sirven como desagüe hacia los posos. La falta de respeto de la zonas ecológicas cierran el paso a otros espacios de recarga. Al no realizarse esas recargas el terreno se vuelve más inestable produciendo grietas, hundimientos y sismos, como el del pasado 19 de septiembre de 2017.

La alternativa: no permitir más construcciones a las inmobiliarias irregulares- sobre todo en áreas protegidas- que además de ilustrar la corrupción administrativa esta terminando con los árboles, tan necesarios para la filtración y la producción de oxígeno limpio.

EL OLVIDO DE LA PERIFERIA

Cassandra Garduño, de 26 años, es diseñadora y colabora con comunidades de Xochimilco para recuperar un poco de la actividad agrícola de Xochimilco. Vive en la delegación en el pueblo de San Gregorio su abuela era chinampero hasta que comenzaron los problemas de agua en los canales, cuando las tilapias se convirtieron en una plaga que se come las raíces de los árboles contiguos a los canales.Preocupada de que las personas de la comunidad abandonaran la actividad por problemas con el agua, se intereso en el campo.

Cassandra se ha convertido en una experta en el tema logrando coincidir en que los problemas de saneamiento, distribución e inundación tiene que ver con la falta de planes de desarrollo que no consideran planes de infraestructura para nuevos abastecimientos. Como otros estudiosos insiste en la necesidad de recodar que la Ciudad de México es un lago que tiene espacio naturales de recepción de agua, uno de ellos, el embarcadero de Atenco receptor de la zona montañosa y con un flujo interrumpido por casas, por lo que cada temporal de lluvia se inundan.

El lago de Xochimilco es uno de los cinco lagos que forman la Cuenca del Valle de México y paradójicamente sus habitantes tienen problemas de distribución y calidad de agua y de inundaciones. Desde hace décadas el sistema chinampero depende de agua de segundo uso proveniente de diferentes plantas tratadoras; la mayoría de ellas ofrecen agua de buena calidad, sin embargo, algunas de ellas envían agua contaminada que ya no sirve ni a los chinamperos, ni a otras actividades como la agricultura.

Para la joven los problemas de Xochimilco tienen origen en el olvido del Gobierno local que considera que la alcaldía “es un mundo aparte cuando en realidad seguimos siendo parte de la Ciudad de México”.

En el estudio Desarrollo y Distribución de la población urbana en México realizado por la doctora María Teresa Gutiérrez MacGregor, investigadora emérita de la UNAM, se explica que el crecimiento de la Ciudad se ha hecho de manera tentacular; es decir, a lo largo de las arterias más importantes que sirven de acceso a la ciudad, por lo que los suburbios se han concentrado al centro, mientras que la periferia se han extendido construcciones dentro de las áreas rurales vecinas.

No existen estadísticas precisas que explique como ha sido el crecimiento de la ciudad, sin embargo se intuye que es la periferia la región de menor infraestructura.

SOLUCIONES ALTERNAS

“La solución debe comenzar por reconocer que existe un problema con las aguas pluviales”, dice la investigadora Jessica Jiménez, quién arguye que se debe reconocer la garantía al agua como un derecho humano reconocido por el artículo 4 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, y por los artículos 16 y 9 de la Constitución de la Ciudad de México.

“Las autoridades entienden el agua como un problema y no como un derecho humano. Es por ello que las soluciones son reactivas y no preventivas, como todavía puede hacerse”, señaló.

Tanto ella como Contreras ven en la participación activa de los ciudadanos la solución más viable, es por ello que junto a 500 organizaciones no gubernamentales provenientes de todo el país promueven que la Ley Nacional de Agua abra espacio “a la sabiduría” de los ciudadanos, para que ellos también entiendan “de donde viene el agua que consumimos y así puedan cambiar su relación con la misma”.

Otras alternativas viables son la creación de sistemas de captación de agua de lluvia incorporándolos a espacios públicos como las escuelas, la reforestación urbana y el respeto de las barrancas y del flujo natural de los ríos que “conservan una memoria” y reclaman su flujo ordinario.

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