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Elecciones en Brasil: Bolsonaro, enemigo de mujeres, homosexuales y negros podría ser Presidente

07/10/2018 - 10:10 am

El día de las elecciones presidenciales llegó a Brasil, después de una campaña electoral que estuvo marcada por la decisiones judiciales que impidieron al ex Presidente Lula participar en la contienda, y del ataque a uno de los candidatos, el ultraderechista y favorito en los sondeos, Jair Bolsonaro.

El Presidente que los brasileños elegirán sustituirá en el cargo a Michel Temer, que asumió la presidencial del país sudaméricano después de que Dilma Rousseff dejara el cargo, acusada de corrupción.

Río de Janeiro/Brasil, 7 de octubre (AP).— Luego de una estrambótica campaña electoral marcada en el final por un atentado contra Jair Bolsonaro, el candidato mejor posicionado, los brasileños acudirán a las urnas hoy domingo para elegir al próximo Presidente por el período 2019-2023.

Los sondeos anticipan una segunda vuelta entre Bolsonaro, candidato del derechista Partido Social Liberal y excapitán del Ejército; y el delfín de Luiz Inácio Lula da Silva y exministro de Educación, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores.

Quien resulte electo dirigirá un país sumido en una crisis económica y política, aún conmovido por el enorme escándalo de corrupción de Lava Jato, el mayor esquema de corrupción en la historia de país develado a partir de 2014. Más de 13 millones de brasileños no encuentran trabajo en el mercado.

El derechista Bolsonaro, máximo favorito en las encuestas, ha cosechado su popularidad presentándose como un “salvador de la patria” frente a los políticos “corruptos” que llevaron a la mayor economía del continente a una debacle.

El candidato de Partido Social Liberal también ha despertado una ola de repudio -plasmada en enormes movilizaciones callejeras- por sus polémicas posturas en defensa de la dictadura militar, la tortura y sus comentarios ofensivos hacia las mujeres, negros y homosexuales.

El principal contendiente de Bolsonaro será el izquierdista Haddad, bendecido por Lula para competir por la presidencia luego que la justicia electoral rechazara su candidatura por corrupción.

La campaña de Haddad estuvo marcada por la nostalgia y defensa del gobierno de Lula, principal estratega desde su celda en Curitiba.

En el tramo final de la campaña, el PT endureció el discurso contra el excapitán del Ejército al advertir al electorado que, con su elección, la democracia estaría en peligro. Incluso, mediante un video, el partido de Haddad comparó a Bolsonaro con Adolf Hitler.

Según las últimas encuestas, más rezagados en la pelea aparecen el exministro petista Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista), que pide el voto como el “único que puede vencer a Bolsonaro en una segunda vuelta”; el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin (Partido de la Social Democracia Brasileña), favorito de los mercados; y la líder ecologista Marina Silva (Rede). Ninguno de ellos consiguió despegar en las intenciones de votos en las últimas semanas.

En caso de que ninguno de los postulantes consiga el 50% de los votos válidos, el 28 de octubre se disputará una segunda vuelta entre los dos mejor posicionados.

A continuación, presentamos un vistazo a los perfiles de los candidatos.

Jair Bolsonaro, candidato presidencial del Partido Social Liberal de Brasil. Foto: AP

JAIR BOLSONARO

Diputado federal durante 27 años, Bolsonaro se presenta como un “salvador de la Patria” que promete sacar a Brasil de una profunda debacle económica, política y moral. Pese a su larga trayectoria como legislador y haber integrado ocho partidos antes de su desembarco en el Partido Social Liberal, Bolsonaro se presenta como un outsider.

Durante la campaña asumió un discurso muy duro contra la corrupción y propuso soluciones radicales en el combate al crimen, otro de sus ejes, como darle mayores garantías a la policía y armar a la población civil.

Bolsonaro manifestó nostalgia por la dictadura militar de 1964-1985 e incluso ha defendido la tortura contra la expresidenta Dilma Rousseff. A la par de su popularidad, en las últimas semanas cosechó una enorme ola de rechazo por sus declaraciones ofensivas contra las mujeres, los homosexuales y los negros.

El atentado que sufrió el 6 de septiembre en Minas Gerais, mientras participaba de un acto de campaña, cambió completamente la planificación. La recuperación lo obligó a limitar su campaña a las redes sociales mientras se recuperaba en una clínica de Sao Paulo y no participó de los debates televisivos.

En las últimas semanas, afianzado en los sondeos, fue ganando aceptación de mercado y grupos empresarios como un candidato que podría ser más amigable que el PT.

Su principal asesor y gurú económico es el banquero Paulo Guedes, un economista liberal formado en Chicago que se convertiría en “superministro” de Economía. Sin embargo, en su trayectoria como legislador, Bolsonaro ha tenido posturas estatizantes.

Todas las encuestadoras anticipan que saldría primero en los sondeos, pese a que no le alcanzaría para ganar en un primer turno.

El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad. Foto: AP

FERNANDO HADDAD

Con origen en el campo académico e intelectual y ajeno a las bases sindicales del Partido de los Trabajadores, Haddad, 55 años, se convirtió tardíamente en candidato luego que la justicia electoral prohibió a Lula presentarse. Es ex Alcalde de Sao Paulo y fue ministro de Educación del gobierno de Lula.

Desde que fue ungido candidato, la apuesta de Haddad fue presentarse como el delegado del expresidente y prometer a los brasileños retomar la senda de crecimiento económico que marcó los primeros años del PT.

Su discurso no se despegó de la izquierda y prometió derrumbar el techo de gastos y las reformas implementadas por el presidente Michel Temer.

Haddad debió luchar contra el desconocimiento de su postulación, principalmente en el norte y noroeste de país, principal bastión electoral de PT. Los sondeos lo muestran en segundo lugar, favorito para disputar un segundo turno con Bolsonaro.

Haddad carga con un antecedente reciente desfavorable. En 2016 perdió en la primera vuelta la alcaldía de Sao Paulo _un hecho inusual_ cuando se postuló por la reelección, con apenas 16% de votos.

El candidato izquierdista Gomes, ex Gobernador de Fortaleza. Foto: AP

CIRO GOMES

El izquierdista Gomes, ex Gobernador de Fortaleza, alcalde y ministro de Lula, disputó el voto de la izquierda con Haddad para buscar un lugar en la segunda vuelta. Su estrategia se resumió en cuestionar al PT sin dañar la imagen de Lula.

“Brasil no aguanta otra Dilma Rousseff, una persona indicada para cumplir con la voluntad de Lula”, disparó en alusión a la nominación de Haddad.

Con 60 años y una vasta experiencia en la política, Ciro machacó en las últimas semanas con que es el único candidato que vencería a Bolsonaro en un eventual segundo turno. Las encuestas lo ubicaron en tercer lugar.

Además, hizo énfasis en su campaña de su condición de “ficha limpia”, sin condenas por corrupción.

Geraldo Alckmin, candidato a la Presidencia de Brasil con el Partido Socialdemócrata. Foto: AP

GERALDO ALCKMIN

Tres veces gobernador de Sao Paulo, el estado más rico del país, Alckmin comenzó la campaña como el preferido de los mercados y con un promisorio acuerdo con un grupo de partidos del denominado “centro”. Sin embargo, su candidatura no consiguió despegar en las encuestas y parte de sus aliados comenzaron a migrar.

De perfil conservador, Alckmin, 65 años, propuso una agenda reformista para que Brasil pueda volver a crecer. Instó a la población a elegirlo como una alternativa para unir al país, evitando opciones “radicales” como el PT o Bolsonaro.

El candidato de la Social Democracia presume de la reducción drástica de la inseguridad que consiguió en Sao Paulo como modelo para aplicar en el resto del país.

Marina Silva, candidata a la Presidencia de Brasil con el Partido Rojo de Sostenibilidad. Foto: AP

MARINA SILVA

Candidata por tercera vez consecutiva, Silva apareció adelante en las encuestas a principio de año, pero en paralelo con su falta de definición sobre los grandes temas en debate fue quedando rezagada en la carrera.

Fue ministra de Ambiente de Lula y tiene una rica y dramática historia de vida: pasó hambre en su niñez y aprendió a leer y escribir en su adolescencia en Acre.

Al igual que Alckmin, Silva, 60 años, convocó a los brasileños a unirse en una candidatura que una al país, convocando a “los mejores” de cada partido u orientación política para gobernar, sin dogmatismos. La falta de estructura y minutos televisivos dieron lugar una campaña austera, que perjudicó sus aspiraciones.

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