La excelente escritora Maritza Buendía ha dado un paso largo para su novela Jugaré contigo. Ha editado con Alfaguara y todo su universo de una mujer fuerte, soñadora, llena de contrastes, construyen a Susana, su gran musa.
Ciudad de México, 22 de septiembre (SinEmbargo).- Una novela erótica, por las calles de Amberes, una mexicana, Turquía, Bélgica, en un universo donde la mujer se descubre a sí misma en esos juegos donde la voluntad pierde su terreno y donde la libertad comienza a deslindar su paso.
Esa es la novela, Jugaré contigo (Alfaguara) con que la escritora de Zacatecas Maritza Buendía ingresa a una editorial grande y construye una mirada hacia la literatura muy propia, muy personal.
“Susana se exhibe en los escaparates sexuales de Amberes y se entrega a quien paga por ello. Disfruta de todas las variantes del placer, incluyendo las dolorosas; goza de los olores, de los sabores, de lo previsible y de lo insospechado, de cada parte de cada cuerpo... en especial, de los pies. Expuesta en su vitrina, es como una muñeca a merced de los deseos de quienes la contratan; es como una de las muñecas, herencia de su abuela, que la acompañan”, esa es la sinopsis de una novela carnal y latente.
–¿Es una novela erótica?
–Sí, principalmente es así, pero creo que también hay una veta amorosa. Lo erótico y lo amoroso están bastante relacionados en mi novela.
–¿En este amor y en este erotismo hay una mirada sobre la mujer?
–Sí, parte de mi mundo que se me da de manera más natural en la escritura siempre ha sido el universo femenino. No me niego a ello, lo dejo simplemente fluir. Es una historia de una protagonista fuerte, arriesgada, que al mismo tiempo no podemos desconocer su lado sensible, la herencia familiar, por qué actúa como actúa.
–Hay algo entre Oriente y México…
–El viaje que hace Susana a Turquía es un viaje iniciático. Esa herencia que recibe de su madre y de su abuela a través de unas muñecas y de un libro la obligan a salir de su país. No puede llevar a cabo sus propósitos eróticos en México. Está la idea de provocar el azar, de buscar qué se puede encontrar, todo este mundo exótico, diferente, la ayuda a arriesgarse más, a volverse más valerosa. A partir de ahí encuentra a un hombre con el que aparentemente tendrá una relación más de paso, sin compromisos, pero es a quien le propone este juego erótico de ser prostituidas durante cinco noches en las vitrinas de Amberes.
–¿Cuándo tú construyes esta novela hay un México ardiendo alrededor, qué sentías?
–Creo que quieras que no es influencia. Hay críticos que cuando leen la literatura mexicana dicen que hay una violencia latente en nuestra literatura. Mi novela no escapa de ese entorno, aunque aparentemente no sea el tema principal, vivimos en la violencia y no podemos escapar de ella.
–La mujer es muy distinta a como sería en México. ¿Hay una manera de pensar, de construir, una mujer distinta?
–Sí, es lo que quiero. Me encantaría seguir trabajando en ese personaje, fuerte, soñador, lleno de contrastes, que le gusta imaginar los mundos, a pesar de que no salga siempre bien librada. No le importa.
–¿Eres una autora erótica ahora?
–Creo que mi búsqueda, pero que siempre desde mis primeros cuentos ha habido una inclinación hacia el amor y hacia el erotismo. Ya es algo que está en mí. En ese sentido, estoy arrancando con otra novela, ensayando otro tono, buscando otras voces, pero que todo confluirá hacia el erotismo y hacia el amor.
–¿Cómo te sientes viviendo en Zacatecas, adentro o afuera de la literatura?
–Va en doble vuelta. Hay muchas cosas donde te conviene y otras no. El hecho de no estar en los círculos literarios te trae desventajas, hacerte de un nombre, que te inviten a muchos lados. Por otro lado, no te enteras de cosas personales, de los grupos, me encanta vivir en Zacatecas, concentrada en la universidad, con mis alumnos y con mi literatura.
–Escribir esta novela erótica, ¿te llevó a alguna escritora consagrada?
–Fundamentalmente en Inés Arredondo. Es una escritora, una cuentista, excelente. Tiene esta manera de cómo ve el amor y cómo lo concibe me llaman fuertemente la atención. Ella plantea un mundo donde todo es posible. Hay algo que se quiebra, que muestra la imposibilidad del idilio y que te regresa al terreno de lo humano, de lo profano. Una búsqueda de las sensaciones totales.