#MetaDatos | En cuestión de minutos, la organización de la ciudadanía surgió a través de las redes sociales durante el trágico 19 de septiembre de 2017. Un año después, es evidente que los usuarios aprendieron sobre la marcha a emplear de la manera más efectiva los canales de comunicación que facilitaron las redes.
Ante las fallas de la telefonía, y la ralentización del flujo de la información oficial, la población afectada articuló conexiones a través de la Red que contribuyeron a que la ayuda llegara más rápido a quien más la necesitaba.
La intensa participación estuvo influenciada por la respuesta que desde hace años ha encontrado el pueblo mexicano en esas herramientas digitales para protestar y organizarse ante la crisis política y de inseguridad que afectan al país, y la falta de respuestas de los gobiernos federal y de los estados, afirma el especialista Manuel López Sáenz.
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– Durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017, la comunicación que fluyó a través de los hashtags fue una herramienta más que se sumó a las brigadas de ayuda que la ciudadanía organizó en las zonas de desastre. La eficiencia de estos canales de comunicación hizo en muchos casos contrapeso a la escasa ayuda e información oficial que no fluyó con la inmediatez requerida.
Además, también fueron una opción relevante ante los problemas de saturación de la telefonía fija y móvil, no ayudaron en su momento a la emergencia, y la escasa información desde los medios de comunicación convencionales que se vieron rebasados por la contingencia.
Minutos después de que ocurriera el terremoto, las redes de telefonía móvil de la capital del país se interrumpieron. De acuerdo con el reporte del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), emitido el 22 de septiembre del mismo año, en algunos casos los servicios de telefonía fueron interrumpidos por 72 horas, en tanto que 75 mil servicios de voz fueron interrumpidos y 106 mil servicios de datos se vieron afectados. En la CdMx, las delegaciones Coyoacán y Cuauhtémoc fueron las que presentaron mayor cantidad de afectaciones.
Las instalaciones de redes y servicios de telecomunicaciones padecieron cortes de energía, daños estructurales, imposibilidad para abastecer de combustible a las plantas de electricidad que alimentan los sitios, nodos afectados, cortes de fibra óptica e incluso la instalación de cercos de seguridad impidieron en algunos casos que las redes fueran restablecidas.
El comisionado presidente del IFT, Gabriel Contreras Saldívar, admitió el 27 de septiembre que no había redundancia [sistema que prevé la sobredemanda en contingencias] preparada para soportar el tráfico que de manera repentina sufrieron las redes de telefonía y la saturación de éstas fue irremediable.
En contraste, la banda "L" de uso exclusivo del Gobierno mexicano permitió que la comunicación no se interrumpiera en las dependencias estatales. El servicio está destinado a mejorar las capacidades de comunicación durante emergencias. Sin embargo, a pesar de la inversión –que tan en mantenimiento llegó a ser en marzo del 2010 de 4 millones 740 mil pesos, según se expresa en el Portal de Transparencia del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la información y Protección de Datos Personales (INAI)– las instancias gubernamentales no fueron los principales canales de comunicación para la ciudadanía. Esto a pesar de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) habilitó el acceso gratuito a la Internet en 3 mil 700 sitios de México Conectado.
La demanda de información propició que los foros de Facebook, Twitter y otras redes sociales cuyo uso habitual está destinado a compartir aspectos de la vida cotidiana, adquirieron un sentido mucho más profundo. Estas redes juntos a las aplicaciones de mensajería por Internet jugaron un papel decisivo en las primeras 72 horas después de contingencia. Durante este periodo, los ciudadanos asumieron el papel de comunicar, articular redes, generar conciencia, pedir ayuda y responder a esta, visibilizar la tragedia, mapear el desastre, todo a través de las mismas plataformas.
El especialista en prácticas y movilizaciones a través de las redes sociales, Manuel Espartaco López Sáenz, identifica dos dimensiones en que los usuarios de redes sociales respondieron ante el sismo: por un lado, se emplearon los canales de comunicación disponibles de manera efectiva, y por el otro hubo un surgimiento de prácticas de empoderamiento y construcción de conciencia.
López Sáenz considera que la capacidad de respuesta que tuvo el llamado desde hashtags como #FuerzaMéxico y #Verificado19S no solo emergió de la contingencia por el sismo, en gran parte fue influenciada por los movimientos detonados a partir de las crisis política y de inseguridad que en los últimos sexenios fueron el motivo de existencia de varios movimientos que tuvieron como escenario principal a las redes sociales.
De acuerdo con el académico, la respuesta solidaria y la capacidad de organización de los usuarios fue influenciada por las movilizaciones que desde el 2009 iniciaron con el movimiento #AnulaTuVoto, y a partir del 2011 de los reportes de riesgo que surgieron en localidades con alta incidencia de violencia generada por el crimen organizado, entre estos, la iniciativa “Valor Por Tamaulipas”, que con el paso de los años se han dispersado en la red.
Entre los antecedentes, el especialista también menciona al movimiento #YoSoy132 que durante el 2012 impulsó la participación colectiva de los usuarios en oposición al entonces candidato a la Presidente Enrique Peña Nieto, postulado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que se mantuvo al frente del Poder Ejecutivo Federal por seis décadas consecutivas.
La participación en las redes sociales surgió también de la memoria colectiva en torno a la tragedia que cimbró al país en 1985, en que la solidaridad ciudadana trascendió a la respuesta insuficiente del Estado mexicano. Sin embargo, durante el sismo del año pasado, la coordinación de la ayuda tuvo como principal aliado a las redes sociales debido a que la información oficial no estuvo disponible en muchos de los casos.
LA COMPLEJIDAD DE LA RESPUESTA
La participación civil durante la crisis desatada por el sismo estuvo compuesta por varios elementos que diversificaron las formas y los tiempos de respuesta. El empleo del hashtag permitió movilizar la información de una manera más inmediata que a través de medios de comunicación convencionales. Esta inmediatez con la que los mensajes fluyeron a través de las plataformas digitales estuvo condicionada a la capacidad de conectividad –en donde la CdMx se vio favorecida, sobre otras poblaciones afectadas– y a la arquitectura de las redes sociales, que en casos como Twitter permitió que la velocidad con la que fluyó la información se acelerara.
De acuerdo con López Sáenz, los grupos de Facebook permitieron la coordinación de esfuerzos y los llamados de ayuda; mientras que en Twitter, el uso de los hashtags movilizó con más rapidez la información. Fue en esta red donde iniciativas ciudadanas como #Verificado19S se enfocaron en combatir el déficit de información que surgió en torno a la ubicación y estado de las fincas afectadas por derrumbes y daños estructurales. Para esto se apoyaron con la creación de mapas, y entre otras actividades, también organizaron labores de logística en centros de acopio.
Otras iniciativas tuvieron como objetivo ofrecer ayuda de manera colectiva, entre éstas #RevisaMiGrieta, impulsada por el Colegio de Arquitectos, con la que los expertos ofrecieron realizar revisiones a fincas dañadas por el movimiento telúrico. Cientos de usuarios compartieron a través de Twitter fotografías de los daños que sufrieron sus viviendas con la esperanza de que los ingenieros y arquitectos participantes les ayudaran a identificar daños estructurales de alto riesgo.
De manera similar, la iniciativa #MiCasaEsTuCasa motivó a los usuarios a ofrecer alojamiento a personas damnificadas o que se encontraran sin un lugar donde pasar la noche durante las primeras horas después del terremoto.
Si alguien necesita wifi, agua, cargar su cel, #MiCasaEsTuCasa #BenitoJuarez #CDMX #Sismo #prayformexico pic.twitter.com/9EsNLLgzh2
— Izébel Román (@izebelove) 19 de septiembre de 2017
.@VerticalHomes pone en riesgo cientos de vidas en #InsurgentesNorte1260 edificio de 12 pisos en peligro de colapsar #revisaMiGrieta pic.twitter.com/qdI6R8oiiT
— #YoSoy132 SC (@YoSoy132SC) 26 de septiembre de 2017
Hubo otras etiquetas como #FuerzaMéxico también contribuyeron a difundir solicitudes de ayuda pero que en el caso del sismo, se diversificaron y se volvieron cada vez más específicos. Las peticiones de ayuda a través de hashtags como #AyudaCDMX, #AquíSeNecesita #AquíNecesitamos, #Voluntarios, incremenataron con el paso de los días su sentido de inmediatez, a travez de etiquetas como #actualizasismo #dondeayudarhoy y #AquíYaNoSeNecesita.
La participación ciudadana también tuvo objetivos políticos. A través de las plataformas Change.org fueron varias las peticiones para que los partidos políticos donaran parte del presupuesto que el Instituto Nacional Electoral (INE) les entregaría para las campañas electorales del 2018.