Hoy entrevisté a Charles Ans. Me encantó su disco, Sui Generis. Es de Hermosillo. Hace hip hop con sonido orgánico. Me preguntaba, ¿cuál será el nuevo sonido mexicano? Los periodistas siempre llegamos tarde. No es cierto que nuestra profesión vaya por la primicia, por lo nuevo. De vez en cuando algún profesional, porque cree mucho en lo que difunde, nos convence a todos y ahí vamos. Pero no es en el periodismo donde encontraremos la novedad.
Los sonidos están en el aire y en los miles de terrenos que no tocamos. ¿Estará en Tijuana? ¿En Hermosillo? ¿Estarán en los hoyos funkis de Iztapalapa, de Neza, en los garajes de La Condesa, de La Roma?
Hace poco creíamos que el nuevo sonido estaba en las canciones de Juan Cirerol, un cantautor nacido en Mexicali en 1988. Más allá de que se haya disculpado por sus bromas contra el Distrito Federal, a raíz del sismo (“soy un músico común y tengo poca tolerancia al estrés”, dijo), lo cierto es que sus canciones –fruto de su talento, pero además atravesadas por su adicción a la metanfetamina- al principio deslumbran, pero también a la larga cansan y parecen muchas parecidas a las otras. No hay una atmósfera de crecimiento, de ir un poco más allá de lo que siente el cantante, aunque hay algunas rolas como “Rostros vendidos” por el que le daríamos una y otra oportunidad.
¿Estará en las cantantes?
En los últimos tiempos han aparecido nuevas cantautoras, muy interesantes. Por ejemplo, Carla Rivarola, de 26 años, una espigada guitarrista, hija de uno de los mejores guitarristas que he escuchado y que hace sus canciones con mucha disciplina y tiene una voz dulcísima.
No hay que dejar de escuchar a Carla Merchant, quien a sus 21 años, suena fuerte en el indie pop y que tiene un amor por la música y por sus temas envidiable. Sabe adónde va y de dónde viene. Larga vida a cantautoras como esta.
A veces me pregunto cómo tendremos que acercarnos los periodistas viejos a esta gente que está haciendo el nuevo sonido mexicano. A vece sufrimos de mucho “vintage”. Con Molotov, haciendo un disco exactamente igual a hace 25 años, con Café Tacvba que no alcanzamos a escuchar su último disco, Jei Beibi (un trabajo formidable) con orejas frescas, que siempre le estamos preguntando ¿cómo es ser la mejor banda mexicana? O ¿Por qué siguen juntos?, sin ver exactamente qué clase de artistas son ahora.
Cuando dice José Manuel Aguilera que “La Barranca no es nostalgia”, ¿qué quiere decir?
“De hecho hay cosas que se quedan por nostalgia, el caso de resurgimiento de interés por el vinilo, me parece sumamente ejemplar en el sentido de que la tecnología tiene esa cosa tan arrogante como de decir que cada cosa que hagamos es mejor. Las cosas que vamos dejando en el camino, han sido superadas. Es muy curioso, esta creación de la tecnología, como lo dicen los vinilos, hay que regresar, desempolvar las viejas máquinas porque es el formato ideal para escuchar cierto tipo de música. Interesante ver cómo esas cosas vuelven, me encanta que pase eso, pero no tanto por la nostalgia, sino porque se escucha mejor. Con La Barranca misma, muchas de las bandas que nombraste ahora, hacen su vida y les va muy bien tocando cosas de hace 30 años, felicidades para ellos, pero mi interés nunca ha sido con La Barranca sea una banda de nostalgia, sino comprometernos con el proceso creativo”, dice el autor del reciente Lo eterno.
¿Qué pasa con Aztlán? Es el nuevo disco de Zoé. ¿Qué pasa con Zoé? ¿La seguimos viendo como esa banda sosa y superficial que llamó la atención a tantos chavos en el pasado? ¿O han crecido con nosotros y su música ha ido ganando en profundidad, ha ganado sonido propio y letras que nos dicen más que antes?
Tendría que haber una buena revista mexicana que no se vaya sólo por lo “vintage”. Esta semana sacó el disco Paul Mc Cartney, Egypt Station y está bien pensar en Los Beatles, en aquella terraza de Londres, que no ha salido (otra vez) el asesino de John Lennon, una foto de Ringo Starr en el twitter, pero dejar a la memoria sin ejército, escuchar el sonido sin su experiencia, sin sus anécdotas y volver a creer en la música, tal como es: ese sonido que como decía Roger Waters te pasa por la sangre y ya no vuelves a ser el mismo, ese es el desafío.