El jueves 6 de agosto un convoy de la Policía estatal fue atacado por un grupo de sicarios que lo superaba en número y armamento; murieron cuatro oficiales y cinco resultaron heridos. Unos días antes, en el municipio de Anáhuac, fue asesinado Jesús Moncada Campos, candidato de Morena a la presidencia seccional y el viernes por la noche fue baleado, recibiendo impactos en la cabeza y el tórax, Blas Juan Godínez Ortega, presidente municipal electo de Gómez Farías propuesto por el PES en la alianza Todos Haremos Historia. Hasta la fecha de este artículo el médico milagrosamente se mantiene con vida.

Hace 10 meses, el 8 de noviembre de 2017, se denunció la desaparición forzada del doctor Juan Godínez, padre de Blas, a manos de un grupo criminal en la misma cabecera municipal de Gómez Farías; en ese entonces la seguridad pública del lugar fue asumida por el Estado, pues la Policía municipal no podía controlar la situación. Este es el sexto funcionario civil asesinado en un año.

Para Ciudad Juárez agosto ha sido el mes más violento del año, con 182 homicidios dolosos y sumando ya 898 asesinatos en lo que va de 2018. Si se hiciera una comparación con la zona metropolitana de CDMX equivaldría a unos 15 mil homicidios entre enero y agosto. Mientras eso sucede los tres niveles de Gobierno siguen descoordinados al enfrentar la violencia.

El fortalecimiento de la delincuencia organizada lleva al debilitamiento de las fuerzas institucionales del orden, y sin una estrategia para buscar la paz sólo nos queda la bendición de la abuela para regresar con bien al fin de la jornada. Estas agresiones que han quedado impunes en contra de los políticos generan una sensación de indefensión en todos los ciudadanos.

Ya habrá oportunidad de analizar con más evidencia y menos emoción estos acontecimientos así que sólo repito las palabras con las que un diputado de Morena cerró su intervención cuando exigió justicia para el compañero Moncada:

“Señores diputados, sólo recuerden que, cuando empezaron a asesinar impunemente a narcos reconocidos, ustedes dijeron: yo no soy narco. Cuando siguieron los asesinatos dirigidos a delincuentes, ustedes dijeron: yo no soy delincuente. Cuando asesinaron a policías, ustedes dijeron: yo no soy policía. Ahora están matando políticos”.

Gustavo De la Rosa

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Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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