Según especialistas las repercusiones emocionales ante un suicidio se presentan en mayor medida en la familia directa de la persona, especialmente en la madre, aunque también alcanzan a los amigos más allegados y a su núcleo social.
Por Mariana González
Guadalajara (México), 9 de septiembre (EFE).- El suicidio de una persona afecta emocionalmente hasta a diez individuos de su entorno inmediato y puede causar que alguno de los familiares intente también quitarse la vida o desarrolle "duelo patológico", afirman especialistas.
"Cuando hay un suicidio consumado en la familia puede haber otro intento dentro de ella; puede ser por imitación, culpa o por buscar una respuesta a por qué esa persona lo hizo", dice a Efe Yolanda García, del Instituto de Salud Mental en Jalisco.
A propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, este 10 de septiembre, la especialista asegura que las repercusiones emocionales ante un suicidio se presentan en mayor medida en la familia directa de la persona, especialmente en la madre, aunque también alcanzan a los amigos más allegados y a su núcleo social.
"En la familia una de las primeras reacciones es tratar de ocultarlo por el estigma que conlleva, por las críticas y señalamientos", afirma.
Esto se da especialmente en la figura materna, porque es "quien protege, es quien cuida, quien lleva muchas cosas a cuestas y la que más se culpabiliza".
Francisco Gutiérrez, jefe del Departamento de Psicología Básica de la Universidad de Guadalajara, explica a Efe que para una madre, a quien tradicionalmente se le encomienda el rol de cuidadora de los hijos, enfrentarse con un duelo de muerte por suicidio es "devastador".
"Una madre incluso puede llegar a tener una idea suicida debido a que el duelo es devastador y cuando se trata de una mujer enferma o de la tercera edad puede experimentarse el duelo crónico", explica Gutiérrez.
Por ello, es fundamental dar un soporte emocional a los familiares y aún más si hay niños menores de 5 años, debido a que ellos procesan el hecho a partir de lo que los adultos hablan y de cómo les trasmiten la información, porque esa edad no tienen un concepto de la muerte, coincidieron los especialistas.
"Es importante que las familias que pierden a uno de sus miembros por conductas de suicidio se atiendan, pero muchos de ellos no quieren tener esa atención por el estigma social que se tiene asociado", afirma García, responsable del programa de atención integral al fenómeno suicida en Jalisco.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 800 mil personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo.
Cada suicidio "es una tragedia" que afecta a familias, comunidades y países y "tiene efectos duraderos para los allegados del suicida", señala la OMS.
Gutiérrez advierte que los familiares y amigos de una persona que atenta contra su vida pueden llegar a desarrollar duelo crónico o patológico, lo que significa que la persona no asimila los sentimientos negativos que le provoca esa muerte y no llega a expresarlos ni superarlos.
Estas personas desarrollan por meses o hasta años reacciones asociadas al duelo, como tristeza, apatía, aislamiento afectivo, problemas de conducta alimentaría, de sueño o laborales, altos niveles de irritabilidad, hipersensibilidad, falta de concentración y mayor propensión a tener accidentes.
El especialista recomienda que tanto la familia como las personas del entorno cercano al fallecido hablen del tema, con la intención de "higienizar" su salud mental, aunque el suicidio sigue siendo tabú y no hay suficiente atención médica.
"La mayoría de las veces no tienen seguimiento, tomando en cuenta que los servicios de salud mental tienen un alto nivel de estigmatización", expresa.
García añade que no atender los síntomas negativos provocados por la muerte de un ser querido por suicidio pueden ser fatales.
"Estas emociones de ira, de enojo, de tristeza, hay momentos en que se convierten en ansiedad, y de ansiedad pasan a una depresión, y de ahí a un deseo de morir, por eso es tan importante que se atiendan", concluye.