Raúl Alcalá, nuestro mejor ex ciclista, será el encargado de presentar la nueva novela de Jorge Zepeda Patterson, Muerte contrarreloj, una historia a lo Agatha Christie donde los corredores compiten en el Tour de France y en la vida cotidiana tratan de escapar de los accidentes, de las traiciones, de los asesinatos.
La cita es este martes 11 de septiembre, a las 19:30 horas, en la librería Rosario Castellanos de la Colonia Condesa, en la Ciudad de México.
Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).- Este martes, a las 19:30 horas, en la librería del Fondo de Cultura Económica, "Rosario Castellanos", se presenta Muerte contrarreloj (Planeta), de Jorge Zepeda Patterson, con la presencia de Raúl Alcalá, el ex ciclista mexicano que como competidor llegó al Tour de France y recordado por conseguir, en 1987, el maillot blanco de mejor joven, suéter con el que se distingue al mejor ciclista joven de la competencia.
“Vamos a ver cómo lee la novela”, dice el autor de un trabajo ya traducido a 12 idiomas, con una serie pronto en Netflix y otra serie que se hará en Francia, un gran desafío para un profesional que en su propio país el ciclismo no tiene gran importancia.
Esta historia que combina el relato policial, el thriller psicológico y la crónica deportiva, nació como la necesidad del también periodista de alejarse de su trilogía y del tema político que siempre le ha interesado. “Esos generales corruptos” ya no le molestaban, para alguien que concibe la obra literaria “como una maravilla que es como echar un papel en una botella y de pronto alguien en el otro lado del mundo descubre algo que lo conmueve”.
Como le pasó a los franceses con el gregario Marc “Aníbal” Moreau que es francés-colombiano y que cuando iba ganando pasó a ser sencillamente francés, en un tablero de ajedrez en donde el asesino y la próxima víctima comparten sala, “escrita en el tenor de la novela clásica europea como Sherlock Holmes o de las novelas de Agata Christie, aunque no tan violenta, ni al estilo americano del serial killer”, dijo Jorge Zepeda.
“Mark no está destinado a estar en el podio de ganadores. Los equipos son de nueve integrantes, por lo cual, ocho no ganarán. Sólo uno. Su trabajo es perder para que otro gane. Los gregarios empujan hasta donde los pulmones le dan, para cuidar a la estrella del equipo, son como un fusible que se agota. Mark es el mejor gregario, responsable de llevar a Steve, el campeón, hasta la meta y él se cuestiona todo esto”, agrega el autor en entrevista con Ricardo Salazar, director de la UDG.
“Probablemente, el ciclismo es la disciplina deportiva que más exige un autoflagelo. Me preguntaba qué mentalidad se requiere para tener semejante fuerza de voluntad y dar el pedaleo para saber que vas a perder. En un maratón vas con tu nombre y número, pero es tu prestigio. Aquí es el mismo sacrificio, pero para que otro gane”, dijo.
“El ciclismo es el heroísmo”, dice el afamado escritor y periodista, empapado en un tema del que antes no lo era y que para ser un experto fue a varias de las competencias, habló con los mecánicos, se subió al automóvil que persigue a los ciclistas y preguntó –un poco en broma, un poco en serio- ¿cómo harías para matar o dejar afuera a un ciclista?”.
Ahora está “en una experiencia nueva”, como es la de pasarse a televisión, a la imagen que siempre traiciona la historia, como suele decirse. Él está contratado como asesor para cada capítulo que hará Netflix sobre Muerte contrarreloj, “algo peculiar porque en ningún lado dice exactamente qué se va a hacer”.
“Tratan de no traicionar el espíritu esencial de la novela, pero también a uno le queda claro que el adaptar, hacer guiones, se trata de un oficio muy distinto a escribir. Cuando traté de hacer el guion del primer capítulo, hice los diálogos, un poco como iniciativa mía, lo primero que me dijeron es: Oye, esto tiene que dar como para una hora y lo que nos enviaste apenas ocupa 25 minutos”, dijo en Quéretaro, durante el transcurso del Hay Festival, donde conversó de su novela con la periodista Laura García y la novelista argentina Viviana Rivero.
“Para mí ha sido una novela increíblemente gozosa enterarme de todos los detalles. A diferencia de las novelas anteriores, esto fue totalmente nuevo y producto de una larga investigación. Me tomó año y medio hacer la novela, la mayor parte la pasé investigando, me fui a varias vueltas ciclistas, me acredité como reportero en el Tour de France, acompañado de los colegas que han cubierto la competencia desde hace 20 años. Me adoptaron los ciclistas y acabé haciendo grandes amigos. Hablé largo con mecánicos, con dietistas, con los chefs que van acompañando a los corredores, me hospedé en los mismos hoteles que ellos, comí en los mismos lugares, viendo qué hacían…Los nutriólogos te dicen que es tan severa la prueba que un tercio abandona, sencillamente por fatiga. Son 21 días de recorrer 200, 300 kilómetros por jornada, muchos de ellos de subida. El cuerpo pierde entre 7 mil y 8 mil calorías en cada prueba y a su vez el organismo es incapaz de absorber 8 mil calorías por día. No importa lo que uno se atiborre, el organismo no lo asimila. Entonces, era muy interesante enterarte de todos estos detalles, porque los ves caminar como ancianos cuando se bajan de la bicicleta, son personas que no se pueden permitir gastar una caloría más de la necesaria”, dijo Zepeda cuando lo entrevistamos.
“En el fondo la novela es una historia sobre la amistad, son dos amigos que se conocen en los campos de entrenamiento desde adolescentes, se vuelven inseparables y con el tiempo se convierten en la mancuerna de oro que gana una y otra vez las grandes pruebas. El problema es que lo gana uno y el otro es el escudero, que es clave para su victoria, el que lo cuida para que ahorre energía y lo impulsa hasta la meta. Pero con el tiempo el escudero comienza a preguntarse si no será mejor ciclista que el otro. Y hay elementos que lo comprueban. Cuando llega el incidente que arranca la novela, hay un criminal entre ellos, se trastocan las circunstancias de tal manera que inesperadamente se coloca en posibilidades de ganar el Tour. Pero para eso tendría que traicionar al papel que ha jugado siempre y en esa medida traicionar a su amigo. Entonces es un debate entre lealtad y ambición. Yo intenté una novela en los códigos de Agatha Christie, es decir, un criminal suelto en un grupo cerrado. Los ciclistas empiezan a mirarse igual que lo harían en el Expreso de Oriente. Eso me permitió incluir en el libro esas tensiones de las novelas clásicas. ¿Será el francés? ¿Será el italiano, el polaco?”, agrega.