José Manuel desapareció hace más de nueve años en Nayarit. Desde entonces, su familia no sabe nada de él. Su nombre ni siquiera aparece en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas.
El expediente de su caso se encuentra perdido y las autoridades de la entidad sólo han sugerido a la familia que Manuel está desaparecido porque se encontraba en el lugar equivocado y con las personas equivocadas.
José Manuel dejó cinco hijos, en ese entonces dos menores de edad. Era albañil y “su ilusión era que ellos tuvieran una vivienda digna para cada uno". Meses atrás "había ganado un juicio laboral y, en el tiempo que desapareció, él andaba en búsqueda de un patrimonio para ellos”, afirma su hermana María.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).– “Ayúdenme a buscarlo, así sean sus restos lo que encuentren y me los entreguen, yo quedo satisfecha”, pide la hermana de José Manuel Salinas Arriaga, quien desapareció hace nueve años en Bahía de Banderas, Nayarit.
José Manuel dejó cinco hijos, en ese entonces dos menores de edad. Era albañil y “su ilusión era que ellos tuvieran una vivienda digna para cada uno". Meses atrás "había ganado un juicio laboral y, en el tiempo que desapareció, él andaba en búsqueda de un patrimonio para ellos”, afirma su hermana María.
Quería "crecer como contratista, pero le cortaron sus ilusiones", lamenta.
Manuel nació un 29 de abril de 1969, tiene tez morena, mide aproximadamente unos 1.55 metros, tiene el cabello negro lacio y como señas particular tiene un lunar grande en la mejilla derecha y una verruga a la altura de la nariz.
Una tarde del 19 de febrero de 2009, Manuel –de entonces 40 años– le “dio un aventón” a uno de sus vecinos, dueño de un taller, y a su mecánico a Bucerías, un poblado que queda a sólo 40 minutos de distancia de su domicilio. Los hombres acudieron al lugar a arreglar una camioneta.
“Mi hermano me dijo: 'Voy a llevar a estos muchachos para que se ganen otros centavos'. Pero nunca regresaron. De hecho, son tres personas desaparecidas [el dueño del taller, el mecánico y Manuel]. Yo soy la única que busca a mi hermano, a los demás sus familiares no los buscan”, recuerda María.
Han pasado ya nueve años desde la desaparición y las autoridades aún no dan una respuesta sobre el paradero de Manuel. Su nombre ni siquiera aparece en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) y su familia denuncia que las autoridades sólo han sugerido que se encontraba en el lugar equivocado y con las personas equivocadas el día de los hechos.
DESAPARECIDO DOS VECES
Al día siguiente de la desaparición, su hijo mayor y María acudieron a la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado a levantar una denuncia. No se las recibieron bajo el argumento de que "no había testigos que hubieran visto que los habían levantado" y que aún no pasaban las 72 horas de ausencia, fue hasta el 22 de febrero que pudieron hacer el reporte.
María cuenta que previamente las autoridades referían que “mi hermano andaba por ahí de parranda y, entre su poco profesionalismo, se reían de mí porque yo les respondía que mi hermano no tomaba ni era parrandero”.
Pero no sólo fueron los malos tratos, la investigación del caso está extraviada.
“El encargado de antisecuestros me dijo que ahí no tenían el expediente cuando en la instancia donde se levantó la denuncia me dijeron lo contrario [...]. Me pidió copias de nuevo del expediente y me dijo que en un unos días me contrataría para informarme lo que había encontrado, pero hasta la fecha siguen sin darme una respuesta”. Mientras, “mis padres mueren de angustia por él y a mí se me parte el alma verlos llorar por mi hermano”, reclama.
María explica que a lo largo de su búsqueda ha logrado saber que el dueño del taller “había estado metido en problemas ilícitos y por lo mismo sus padres tampoco lo buscan” y adjudica a esos antecedentes que las autoridades hayan optado por dejar el caso en el olvido.
“De hecho en Tepic me dijeron que mi hermano simplemente estuvo en la cuerda falsa porque estaba limpio y el otro no, y ya no me dicen más. [El dueño del taller] no se fue solo, se llevó a dos inocentes y nos dejaron con el corazón vacío”, lamenta.
El fiscal especializado en personas desaparecidas del estado de Nayarit, Juan Francisco Rodríguez Serrano, explica que antes de la creación de la oficina que él encabeza este tipo de casos se atendían de manera general y los asuntos estaban en "archivo e inactivos" y fue apenas en 2017 –con la nueva administración en la Fiscalía General nayarita– que se volvieron a retomar.
Aunque reconoce que aún se carece de un registro único de personas desaparecidas, explica que “había mucha información deficiente porque las denuncias no abarcan todos los campos de registro y si no eran llenados, el sistema [de reportes digital], lo rechazaba”. Hoy, dice, "están en proceso de actualizar los casos para homologar el registro interno", “estamos en coordinación con la PGR para juntar todas las fichas”.
LOS SUEÑOS DE MANUEL SALINAS
En enero de 2018, la Fiscalía de Nayarit, con apoyo de la división Científica de la Policía Federal, acudió a la entidad a recabar muestras de ADN de las personas que tienen un familiar desaparecido. Se pretendía comparar los perfiles genéticos con las decenas de cuerpos que se hallaron en fosas clandestinas de San Blas y Xalisco en noviembre de 2016.
María llevó a sus padres para que les tomaran las muestras. “Nos dijeron que iban a hacer una búsqueda nacional y que estuviéramos al pendiente. Se llevaron nuestros datos, pero ellos no nos dieron un número de expediente o de lo que se hizo, simplemente tomaron sangre y levantaron datos. Hasta ahorita tampoco he tenido respuesta”, apunta.
Al respecto, el Fiscal Rodríguez Serrano señala que el laboratorio de la dependencia estatal estuvo dos años inactivo y lleva 15 días de nuevo en funciones. “Ya estamos también operando las muestras de familiares de personas desaparecidas y de cuerpos que se han localizado para llevar a cabo los procesos de identificación de familiares”, explica.
Y afirma que las muestras que en enero pasado se tomaron "se están procesando. Ya estamos por corroborar algunas que fueron ya fueron procesadas, específicamente en el laboratorio de genética de la fiscalía”.
Maria pide que las autoridades hagan su trabajo y que le ayuden a encontrar a Manuel. "No puedo dejar de buscar a mi hermano, mi corazón no me lo permite […]. Yo prefiero seguir llorando, buscando y sufriendo”.
Dar con el paradero de su hermano es también una promesa que le hizo a su mamá y papá: "Yo quiero entregarle a mis padres el tesoro más preciado, sea como sea. Ellos ya están resignados, ya hablé con ellos que si lo encuentro muerto ellos lo entiendan. Sólo le pido a Dios que me dé licencia".
Y aunque María se reconoce como una mujer católica, para ella no cabe el perdón ni el olvido por el caso de su hermano. “Sé que el que no perdona, supuestamente no es perdonado. Quizás si lo hubieran matado frente a mí y me lo hubieran dejado ahí yo sí ya hubiera perdonado porque yo tendría un lugar a donde ir y rezar y ya lo hubiera dejado descansar”.