Esto indica que algunos órganos que ahora se desechan podrían ayudar a agilizar trasplantes para pacientes que están en listas de espera por años, aseguraron los investigadores.
Durante el pequeño estudio de 20 pacientes, cada uno tomó una medicina para matar al virus, por lo que sus nuevos órganos están funcionando correctamente.
Por Emiliano Rodriguez Mega
Nueva York, 6 de agosto (AP).- Algunos pacientes que necesitaban desesperadamente un trasplante de riñón participaron en un experimento osado a través del cual recibieron órganos de donadores infectados con hepatitis C.
La apuesta dio buenos resultados. Sus nuevos órganos están funcionando bien gracias a la medicina que tomaron para matar al virus, dijeron investigadores el lunes.
Fue un pequeño estudio de solo 20 pacientes. Pero los investigadores dicen que esto indica que algunos órganos que ahora se desechan podrían ayudar a agilizar trasplantes para pacientes que están en listas de espera de trasplante durante años.
"Tenemos que olvidarnos de que estos órganos no valen y que la gente no los va a querer", dijo el doctor Peter Reese, especialista en riñones de la Universidad de Pensilvania, quien dirigió el estudio.
En Estados Unidos, casi 95 mil personas están en lista de espera de riñones, pero solo 19 mil 850 recibieron un trasplante en el 2017, de acuerdo con la organización United Network for Organ Sharing. Eso cubre alrededor del 20 por ciento de los casos.
La hepatitis C es una infección que puede destruir el hígado si no se recibe tratamiento. Trasplantar órganos con el virus puede infectar al beneficiario; pero existen nuevos medicamentos que prometen matar al virus, por lo que el equipo de Reese decidió probar si era seguro trasplantar riñones infectados a gente que ahora no tiene el virus, pero que podrían morir si es que siguen en las largas listas de espera por un riñón.
El virus murió con un tratamiento de 12 semanas contra la hepatitis en los 20 pacientes. En comparación a pacientes que recibieron órganos no infectados, sus nuevos riñones funcionan igual, incluso un año después del trasplante. Merck & Co., contribuyó al financiamiento de la investigación y ofreció medicamentos para el estudio. Los resultados fueron publicados en la revista especializada de Annals of Internal Medicine.
El ingeniero civil Kiran Shelat, de 65 años, de Yardley, Pensilvania, estuvo dos años en la lista de espera de trasplante antes de inscribirse al experimento.
Ahora se siente con más energía, y puede hacer ejercicios en el gimnasio e ir a eventos familiares. Hasta ahora, no hay señales de que el virus esté en su torrente sanguíneo.
"Esto es un salvavidas", dijo. "Sálganse de la lista; acepten el riñón. No hay nada que temer".
Los especialistas de trasplantes siguen muy atentos a la salud de los beneficiarios de trasplante.