Dice el héroe de Seinfeld, o sea Jerry Seinfeld, en su nuevo programa Comedians in Cars Getting Coffee, que es “raro tener esa expresión sensual en la cara al sentir el sucio aire caliente del Metro en el trasero”. A lo que su invitado, Brian Regan le contesta: “He tomado el Metro varias veces y nunca sonreí así”.
Se refieren, cómo no, a la fotografía más famosa de Marilyn Monroe (1926-1962), a quien su esposo y famoso escritor Arthur Miller (1915-2015) dijo que “era como una poetisa que había querido recitar sus poemas (ella escribía en secreto) ante una multitud ávida de arrancarle la ropa”.
Siempre fue calificada como una rubia tonta, que no sabía leer dos líneas seguidas y probablemente fue su hoy famosa biblioteca la muestra de que quizás en los libros ella encontraba la estabilidad que tanto había buscado.
“El matrimonio me hace sentir más mujer, menos desquiciada. Por primera vez tengo la sensación de estar protegida”, dijo respecto de Arthur Miller, con quien estuvo casada durante tres años y medio.
A 56 años de su muerte, queda su amplia colección de libros, una demostración de que había algo más en la cabeza que unos rizos bien peinados. Esa melena rubia con la que posó para el primer número de Playboy, sobre unas sábanas rojas y que hoy –sin Hugh Hefner y con la revista casi en bancarrota- aparece como el testimonio de una época a toda sensualidad, a todo vértigo.
Probablemente esos ojos alicaídos leyeron Adiós a las armas, de Ernest Hemingway, Rojo y Negro, de Stendhal, Desde Rusia con amor, de Ian Fleming, Crimen y Castigo, de Fiódor Dostoievski o Dublineses, de James Joyce. Esos son sólo algunos de los títulos que tenía en su biblioteca.
Otra foto famosa de ella es una de Eve Arnold, donde Marilyn leía Ulises, de James Joyce, decía que lo leía en voz alta y que no era capaz de avanzar. Alguien entonces le hubiera dicho que ese libro es tan conocido por todas las personas que lo leyeron y por muchas otras que no pudieron avanzar como ella por esas páginas.
“Es cierto: Ulises es un libro que tiene fama de insoportable, denso, ilegible y difícil. No puedo hacer trampas al lector, Ulises es culpable de todos esos cargos. Pero a quienes se zambullen en las lentas páginas de Joyce, esta novela les da la oportunidad de disfrutar un desafío inigualable en la historia narrativa universal”, afirmaba el poeta cubano José Lezama Lima (1910-1976).
Las Hojas de hierba, de Walt Whitman, estaba entre sus libros preferidos y entre sus textos íntimos, la Monroe fue descubierta como una poeta incipiente. El libro se llamó Fragmentos, fue editado en 2010 por el productor de cine estadounidense Stanley Buchthal y en la oferta del ejemplar, que trae un prólogo de Antonio Tabucchi, hay un párrafo donde se lee: “Su cuaderno negro de nombre “Récord” es uno de los que contiene sus más importantes poemas, llenos de desesperación, abriendo con un grito “¡¡¡Sola!!! Estoy sola – siempre estoy sola, sea como sea… No hay nada que temer salvo el propio miedo”. Otras líneas que golpean “…¿Cómo está mi cabeza?, deprimida, loca”. Su larga estancia en el prestigioso Hotel Waldorf – Astoria en 1955 se convierte en una de sus épocas mas prolíficas de poemas y gritos de desesperación, hojas escritas con el membrete de dicho hotel y donde el miedo a si misma no se esconde “todo el mundo lleva violencia dentro… Yo soy violenta”.
Norma Jeane Mortenson amaba los libros y siempre aparecían en sus entrevistas periodísticas. El listado de su biblioteca tenía exactamente 430 títulos, entre los que aparecen Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca (1898-1936), probablemente el mejor poemario del poeta granadino y que dice cosas como esta: Si no son los pájaros / cubiertos de ceniza, / si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda, / serán las delicadas criaturas del aire / que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible. / Pero no, no son los pájaros, /porque los pájaros están a punto de ser bueyes; / pueden ser rocas blancas con la ayuda de la luna / y son siempre muchachos heridos / antes de que los jueces levanten la tela. (Fragmento de “Panorama ciego de Nueva York”)