En el ejido de Tahuichopa, a tres kilómetros de Arizpe, hay 67 viviendas y 120 habitantes. Cada casa tiene un tinaco. Cada uno es nuevo, apenas con cuatro años de edad. Son los mismos que cumple la tragedia. El Gobierno federal los ordenó como parte del plan para remediar los daños del derrame, mediante un fideicomiso pactado con el Grupo México.
Para monitorear la entrega del dinero del fideicomiso, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Semarnat creó un sitio web a través del cual, informó sobre los pagos a los afectados y el monitoreo del agua; pero en junio de 2015 ya no fue alimentado. Hoy, los reportes que ahí cuelgan, son una colección de fotos de los tinacos en base de herrería. Se indica como conteo final que fueron nueve mil 871.
Del Fideicomiso creado para resarcir el daño causado por el derrame de Grupo México en el Río Sonora, sólo 7 millones 500 mil pesos llegaron directamente a las personas afectadas en su salud por el derrame, mientras 184 millones de pesos han sido destinados a la compra de tinacos, documentó la organización Poder.
Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).- El Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (Poder) y miembros del Grupo Cuenca del Río Sonora acusaron que Rodolfo Lacy Tamayo, ex subsecretario de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y la empresa Rotoplas, de Carlos Roja Mota Velasco, familiar de Germán Larrea, se vieron directamente beneficiados con 28 millones de pesos del Fideicomiso creado para el Río Sonora, que tenía como objetivo resarcir los daños ocasionados por el derrame de una mina de Grupo México en el afluente en 2014.
Están por cumplirse cuatro años desde que el 6 de agosto de 2014, la mina Buenavista del Cobre, subsidiaria de Grupo México, derramó en el río 40 mil metros cúbicos (o 40 millones de litros) de solución de Sulfato de Cobre Acidulado (CuSo4) debido a la ruptura en uno de sus represos. Tras la tragedia, el Gobierno ordenó a Grupo México crear un Fideicomiso de 2 mil millones de pesos para resarcir el daño.
El Fideicomiso ha destinado sólo mil 200 millones de pesos, una cifra menor de la pactado al inicio. "El total del gasto realizado por el Fideicomiso fue de mil 231 millones 367 mil 946 pesos, apenas más de
la mitad de los 2 mil millones anunciados en un inicio", precisó Poder.
Y además, de ese dinero, acusó Poder, sólo 7 millones 500 mil pesos llegaron directamente a las personas afectadas en su salud por el derrame, lo que significa apenas el 10 por ciento del total que el Fideicomiso destinó a las “Afectaciones a la salud”, rubro al que se dio 71 millones de pesos; el resto, según se reportó, fue a dar a la Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora (UVEA), la cual continúa siendo una obra negra.
"Se gastó en “Acciones de atención y seguimiento médico (UVEAS)”, gasto poco transparente si se considera que la actual Unidad de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental de Sonora (UVEAS), ubicada en Ures, no es un centro de salud como tal y que Grupo México no dio los recursos para construir el nuevo centro de salud que el Fideicomiso mismo prometió, el cual abriría en 2015 y operaría hasta 2029, y sigue en obra negra", denunció Poder en un comunicado.
El primer rubro al que se destinó una mayor cantidad de dinero para resarcir las pérdidas económicas de los agropecuarios de la región, el cual no ha sido transparentado en su totalidad, acusó la organización.
El segundo rubro en el que más se dinero gastó el Fideicomiso fue el de “tinacos”, por el cual se reportó un pago total de 184 millones de pesos. De este total, se vieron beneficiadas tres organizaciones, una creada por el ex subsecretario de la Semarnat y presidente del Comité Técnico del Fideicomiso de Río Sonora, Rodolfo Lacy Tamayo.
De acuerdo con la investigación de Poder, Lacy Tamayo se autovendió 28.6 millones de pesos en tinacos a través de una organización que él mismo creó, llamada Colegio de Ingenieros Ambientales A.C.
Mientras, la empresa Rotoplas, de Carlos Rojas Mota Velasco, familiar de Germán Larrea Mota Velasco, recibió de manera directa 5.5 millones de pesos también tinacos.
En tanto, el restante lo recibió El colegio de Ingenieros Civiles de Sonora A.C., a quien se le otrogó 150 millones 837 en tinacos.
Poder denunció que no hubo transparencia sobre en qué se invirtió el dinero destinado a estas organizaciones. Y aunque recordó que una de las principales afectaciones tras el derrame fue la falta de agua para consumo y para la producción agropecuaria, destacó que la entrega de tinacos no resolvió este problema.
EL FIDEICOMISO NO NOS HAN REMENDADO LA VIDA
El pasado 23 de julio, SinEmbargo publicó un reportaje en el que explicó que el Fideicomiso no ha dado solución los afectados en Sonora por el derrame.
En el ejido de Tahuichopa, a tres kilómetros de Arizpe, hay 67 viviendas y 120 habitantes. Cada casa tiene un tinaco. Cada uno es nuevo, apenas con cuatro años de edad. Son los mismos que cumple la tragedia.
El Gobierno federal los ordenó como parte del plan para remediar los daños del derrame, mediante un fideicomiso pactado con el Grupo México.
Para monitorear la entrega del dinero del fideicomiso, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Semarnat creó un sitio web a través del cual, informó sobre los pagos a los afectados y el monitoreo del agua; pero en junio de 2015 ya no fue alimentado. Hoy, los reportes que ahí cuelgan, son una colección de fotos de los tinacos en base de herrería. Se indica como conteo final que fueron nueve mil 871.
Por lo menos en Tahuichopa, el ollín los ha cubierto como si quisiera demostrar que la contaminación causada por el metal es más fuerte que cualquier intención.
Pero a la añoranza de María de Jesús Laborín, de unos 70 años de edad, no la borra nada. “Cuando era niña, el agua era muy diferente. El río era para todo. De él traíamos agua. Y entonces, se fue todo para abajo. Aunque éramos muy pobres, éramos muy felices”.
En Tahuichopa hay sólo 67 casas, pero todas tienen un tinaco nuevo.
En México, en este momento, hay 337 fideicomisos. Los rige la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y los protegen dos secretos: el bancario y el fiduciario. Así, operan sin vigilancia y fuera del marco de la rendición de cuentas. No hay quien vigile su cumplimiento. El origen etimológico del término –la buena fe- los determina.
En mayo pasado, la organización Fundar Centro de Análisis tituló un estudio como “Fideicomisos en México. El arte de desaparecer dinero público”. En el documento, una gran radiografía del dinero depositado bajo esta forma, se lee: “Pese a los importantes avances en materia de transparencia presupuestaria, la figura del fideicomiso aún permite ejercicios discrecionales, opacos y mínima rendición de cuentas de los recursos públicos”.
Eso le ocurrió a la ayuda destinada a los pueblos del Río Sonora. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales impuso como sanción a las empresas mineras responsables –Buenavista del Cobre y Operadoras de Minas e Instalaciones Mineras– la creación de un fideicomiso, con el fin de remediar los daños por el derrame del 6 de agosto de 2014.
El 15 de septiembre empezó a funcionar, pero para febrero de 2017 se había extinguido sin ninguna explicación. El destino del dinero –dos mil millones de pesos– es todavía un misterio. Pero todos los testimonios en la ruta del Río Sonora apuntan al dispendio. Unos recibieron mucho –cheques de 100 mil pesos en una sola exhibición– y otros nada.
Fundar, con base en la información de la página del Fideicomiso y algunas solicitudes de información, encontró que la mayor parte del patrimonio se ejerció durante 2014 –de septiembre a diciembre– y se benefició a 18 mil 631 personas. Para 2015, sólo fueron 215. En 2016, sólo nueve.