Almadía ha comenzado a publicar con la UNAM, libros como estos, en ediciones bilingües, con la intención de proveer a los estudiantes universitarios y al público en general de una muestra de la obra de Giovanno Boccaccio, autor imprescindible de la literatura medieval y de otros escritores y filósofos como Los filósofos ante los animales, un ejemplar de gran interés.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- Una de las cosas que pueden poner nervioso al estudioso Fernando Ibarra Chávez es que uno le pregunte si quién era mejor: Boccaccio o Alighieri. No quiere caer en esos juegos, sabiendo tanto como sabe de literatura e historia italianas y puesto ahora a publicar las Rimas, de Giovanni Boccaccio (1313 - 1375).
Dice que muchas de las rimas no habían sido traducidas y tienen además ese componente florido de los versos hechos para describir situaciones, en un autor con una prolífica obra, que abarca desde géneros para la lectura recreativa hasta tratados de vasta erudición.
Almadía ha comenzado a publicar con la UNAM, libros como estos, en ediciones bilingües, con la intención de proveer a los estudiantes universitarios y al público en general de una muestra de la obra de Giovanno Boccaccio, autor imprescindible de la literatura medieval y de otros escritores y filósofos como Los filósofos ante los animales, un ejemplar de gran interés.
–Estaba leyendo el libro de Boccaccio y ustedes dicen que no ha sido muy bien traducido, ¿es verdad?
–Lo que queremos decir es que hay mucha de la obra de Giovanno Boccaccio que no ha sido traducida. Una de las intenciones al hacer este texto era justamente traducir parte de la obra que no se conoce en nuestra lengua.
–¿Qué se conoce en nuestra lengua?
–Conocemos el Decameron. Ese es un texto que se conoce muy bien. La genealogía de los dioses paganos, Las ninfas de Fiésole y hay otro textos, como el Filocolo, poemas sueltos y cartas, que en algún momento será necesario traducir.
–¿Estas Rimas son valiosas en su obra?
–El valor que se encuentra en estos textos muchas de estas rimas fueron los primeros ejercicios literarios de Boccaccio. Uno puede trazar una especie de tradición literaria en él.
–¿Boccaccio o Dante para usted?
–Ay, es muy difícil. Esa pregunta no se vale. ¿Para qué lo queremos? Si lo que uno quiere es aprender, estudiar y hacer que la cultura literaria medieval se entienda desde una perspectiva teológica y filosófica: Dante. Si lo que uno quiere es divertirse mucho con la literatura medieval: Boccaccio.
–Uno ve a estos dos autores y se da cuenta de la influencia y la importancia que ha tenido la cultura italiana, algo que no tiene hoy
–Sí. De hecho Boccaccio fue uno de los autores que realmente tuvieron influencia italiana, pero también española. Almadía tenía intención de abrir su panorama y quería hacerlo atendiendo la producción académica. Encontraron en este texto de Boccaccio algo dirigido a un público amplio, interesado en la literatura italiana, en la española, a un amante de las letras, que también pueda tener acceso al libro. Estas son algunas de las virtudes que tiene la edición.
–Me preocupa mucho el tema del lenguaje, ¿qué italiano es el de Boccaccio?
–Todavía no es un italiano consolidado el de él. Todavía no existe una gramática del italiano. Boccaccio está escribiendo de una lengua toscana del siglo XIV.
–La labor de traducción ha sido intensa
–La traducción no se podía a partir de un conocimiento de academia de idioma del italiano. Me atreví a hacer este tipo de trabajos con ayuda de diccionarios especializados. Antes de traducir, hay que entender el texto.
–Usted ha respetado la estructura
–Sí, el gran problema con la poesía es que si uno quiere respetar todo, crea un texto diferente. Hay casos muy afortunados donde se ha podido hacer. El italiano es muy cercano al español y la rima a veces sale natural. Pero también corremos el riesgo de interpretar palabras en italiano del pasado como si fueran del presente. Lo que intenté en todo caso es respetar el endecasílabo, respetar nada más eso, la secuencia y la lógica que está teniendo el texto para estar apegado a Giovanno Boccaccio.
–Se habla de que la literatura tiene un tiempo medido. Con Boccaccio y Dante no ha pasado eso…
–Se entienden mucho. Se entiende por la misma motivación que hizo que se escribieran. Boccaccio sentía placer por escribir, claro que esperaba reconocimiento, pero antes que nada era el gozo por la literatura. Lo que notamos en estos textos es el entusiasmo de un joven que está descubriendo la literatura, por eso habla del amor, de la mujer, despoja a la literatura de la gran carga filosófica y teológica que tenía a raíz de Dante Alighieri y Francisco Petrarca. Transformó a la mujer en un objeto amoroso, todavía lo podemos entender ahora y nos resulta atractivo.
–¿Tiene contactos con la Italia actual?
–Me he concentrado sobre todo en la Italia del pasado. Todavía Eugenio Montale, Ungaretti, los autores de la posguerra logran captar una identidad italiana. Cuando uno lee a Montale o a Pavese lee también las voces de un italiano. Mucha de la literatura italiana se está ajustando al movimiento del mundo, como que quiere ser global. Hay muchas tendencias mundiales que está moviendo a la literatura de ahora.
–¿Qué diría de este libro?
–Que Giovanno Boccaccio está en un cambio de época. Es cierto que es medieval, pero ya tiene los ojos puestos en el Renacimiento. Es una bisagra para entender que la edad media no es el oscurantismo, sobre todo la italiana está llena de vitalidad.