No sólo es la diabetes: el exceso de peso es factor de riesgo también para distintos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, padecimientos del hígado y la vesícula, hipertensión, dislipidemias, accidente cerebrovascular, artrosis, apnea del sueño y depresión.
Especialistas en salud y nutrición urgen al Estado mexicano a poner en marcha acciones efectivas en prevención y tratamiento de obesidad y sobrepeso que reduzcan el riesgo de presentar otras afecciones.
Ciudad de México, 22 de julio (SinEmbargo).- Es de dominio público: hace exactamente un año con ocho meses, el Gobierno mexicano decretó alerta epidemiológica por obesidad, sobrepeso y diabetes mellitus tipo 2. El exceso de peso está sumamente relacionado con esta última, sin embargo, es factor de riesgo para desencadenar también otros padecimientos crónicos.
Esa es la razón por la que expertas en salud y nutrición, consultadas por SinEmbargo, urgen al Estado mexicano a poner en marcha acciones efectivas en prevención y tratamiento para reducir el riesgo de presentar enfermedades y complicaciones como varios tipos de cáncer, padecimientos cardiovasculares, del hígado y la vesícula; hipertensión, dislipidemias, accidente cerebrovascular, artrosis, problemas respiratorios, apnea del sueño, entre otras.
Fiorella Espinosa de Cándido, investigadora en la organización El Poder del Consumidor (EPC), dijo al respecto que "el sobrepeso y la obesidad son antesala de muchas otras enfermedades y por ello es importante atender en cuanto se identifica que hay un peso mayor al ideal. La prevención juega un papel muy importante: desde la organización hemos insistido mucho en este punto, para no llegar al desarrollo de la enfermedad o peor, a las complicaciones".
"Tenemos que lograr que el acceso a una vida saludable sea posible en todos los rincones de nuestro país [...] La obesidad produce múltiples complicaciones, por eso debe abordarse como un problema mucho más amplio y tiene que cobrar gran importancia en la agenda pública", agregó Ana Larrañaga Flota, de Salud Crítica.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la que produce. La diabetes tipo 2 surge usualmente cuando existe exceso de peso corporal y nula actividad física.
Anteriormente, la diabetes tipo 2 era cosa de adultos; sin embargo, los hábitos alimenticios poco saludables y el sedentarismo han ocasionado que en la actualidad también sea un problema entre la infancia.
La diabetes puede llegar a provocar consecuencias graves en la salud de los pacientes, entre ellas, daños al corazón, vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios.
Las personas con esta enfermedad tienen un riesgo 2 a 3 veces mayor de sufrir infarto de miocardio y accidente cerebrovascular; también son más susceptibles de presentar insuficiencia renal; además la combinación de neuropatía de los pies y la reducción del flujo sanguíneo aumentan las posibilidades de padecer úlceras e infecciones que pueden derivar en amputación y la retinopatía diabética es capaz de producirles ceguera.
UNA CADENA DE PROBLEMAS
Pero la diabetes no es el único eslabón, la cadena de enfermedades es mucho más larga: distintos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, padecimientos del hígado y la vesícula, hipertensión, dislipidemia, accidente cerebrovascular, artrosis, problemas respiratorios, apnea del sueño y hasta depresión pueden ser afecciones que terminen por aparecer, impulsadas por el exceso de peso.
-Cáncer: de acuerdo datos del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, el peso excesivo es factor de riesgo para distintos tipos de cáncer como son: de vesícula biliar, de endometrio, esófago, hígado, páncreas, riñón, ovario, tiroides, colorrectal, meningioma (tumor cerebral), mieloma múltiple (de la médula ósea) y mama. Este último se convirtió en 2006 en la primera causa de muerte por cáncer en mujeres: cada 2 horas cobra una vida en el país.
-Enfermedades cardiovasculares y accidentes vasculares cerebrales: según la OMS son causados principalmente por una dieta poco saludable, inactividad física, además del consumo de tabaco y alcohol. El volumen corporal funge como "sobrecarga de trabajo para el corazón", pues demanda un esfuerzo mayor para realizar cualquier movimiento, además existe presión física que oprime vasos, venas y arterias, señala el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
-Hígado graso no alcohólico: es causado por el exceso de grasa en las células del hígado.
-Problemas en la vesícula: entre los factores de riesgo para desarrollar colecistitis –inflamación de la vesícula biliar ocasionada principalmente por cálculos- y colelitiasis –presencia de cálculos en la vesícula biliar– se encuentran, entre muchos otros, la obesidad, diabetes y dislipidemias.
-Hipertensión: surge cuando la presión arterial aumenta. Con ella, el riesgo de un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular incrementa. Uno de cada tres adultos mexicanos padece esta enfermedad crónica degenerativa cardiovascular que provoca más de 50 mil muertes al año, según el IMSS.
-Dislipidemias: la Fundación Mexicana de la Diabetes las define como el conjunto de afecciones que tienen en común la concentración normal de grasa en la sangre. Estas, además, son factores de riesgo para desencadenar enfermedades cardiovasculares.
-Artrosis: es una enfermedad caracterizada por la rotura del cartílago, cambios óseos en las articulaciones, deterioro de los tendones y ligamentos y distintos grados de inflamación en el revestimiento articular, de acuerdo con el Colegio Americano de Reumatología.
-Apnea del sueño: es el conjunto de pausas en la respiración de por lo menos 10 segundos durante el sueño, según la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
-Depresión: la obesidad se hace acompañar frecuentemente de la depresión y una puede ocasionar e influir sobre la otra, señala la Asociación Psicológica Americana (APA, por sus siglas en inglés).
El año pasado, en el marco del Día Mundial contra la Obesidad, la Federación Internacional de Obesidad (World Obesity Federation) estimó que si no se toman cartas en el asunto, para el año 2025 existirán 2.7 mil millones de personas con sobrepeso u obesidad en todo el planeta.
Asimismo, dio a conocer que los costos de la epidemia son ya elevados y podrían seguir aumentando. Tratar la obesidad en el mundo no es barato: se destinan 470 mil millones de dólares para atender enfermedades cardiovasculares, 398 mil millones para diabetes, 350 mil millones para depresión, 300 mil millones para hígado graso no alcohólico y 166 mil millones para nuevos casos de cáncer.
¿CÓMO SABER SI TIENE OBESIDAD O SOBREPESO?
La obesidad y el sobrepeso son padecimientos definidos por la OMS como la acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Mediante el índice de masa corporal (IMC) es posible tener un acercamiento al diagnóstico, pero sólo un experto puede determinarlo con certeza, pues el IMC no distingue entre grasa y músculo.
Al tomar en cuenta distintas características del paciente, los médicos diagnostican con obesidad a quienes cuentan con un IMC igual o superior a 30 y con sobrepeso si es igual o superior a 25.
¿Padezco obesidad o sobrepeso? Espinosa y Larrañaga recomendaron acercarse con especialistas en nutrición o con un médicos generales que realicen los análisis pertinentes para determinarlo. Pero señalaron que una manera de conocer si la grasa es excesiva es a través de la medición de la circunferencia de la cintura: para mantener una buena salud, la parte más angosta del tronco no debe sobrepasar los 80 centímetros en mujeres y los 90 en hombres.
¿QUÉ HACER PARA MITIGAR EL PROBLEMA?
Las expertas en salud consideran que el Estado tiene la responsabilidad de propiciar un ambiente saludable en el que el fácil acceso a alimentos frescos y naturales sea una realidad. Al mismo tiempo, manifiestan, debería implementar una serie de medidas para mitigar el ambiente obesogénico con el que hoy cuenta el país, para lograrlo emitieron algunas recomendaciones:
-Limitar la publicidad y disponibilidad de productos procesados y ultraprocesados, además de bebidas azucaradas.
-Establecer etiquetados frontales entendibles que permitan a los consumidores tomar decisiones informadas.
-Aumentar al doble el impuesto que existe hoy a las bebidas azucaradas, pues la evidencia científica ha revelado su efectividad para aminorar el consumo.
-Destinar suficientes recursos a la prevención y tratamiento de obesidad, sobrepeso y diabetes.
-Restringir la venta y consumo de comidas y bebidas chatarra dentro de los centros escolares.
-Colocar bebederos en sitios públicos como escuelas, hospitales, parques, etcétera.
Aunque Larrañaga y Espinosa subrayaron que el problema de sobrepeso es multifactorial, requiere atención desde las autoridades y no se trata de "decisiones individuales", indicaron que las personas podrían comenzar con cambios de hábitos que incluyan eliminar de la dieta productos procesados, opten por la hidratación mediante agua natural y realicen regularmente ejercicio físico.