El niño es sólo uno más de los centenares que necesitan ser reunidos con sus padres después de la separación en la frontera, muchos de ellos a causa de la "política de tolerancia cero" del Gobierno del Presidente Donald Trump. Éstas han dejado mal parado a EU, debido a la persistente difusión de noticias sobre pequeños llorando tras ser separados de sus madres y retenidos durante las semanas.
EU/Ciudad de México, 8 de julio (AP).– El pequeño de solo un año vestía camisa verde, tomaba leche de un biberón, jugaba con una pelota pequeña morada que se encendía a cada rebote y pedía agua ocasionalmente. Entonces llegó su turno de comparecer ante un Juez de migración en Phoenix, Estados Unidos, quien tenía que contener su incomodidad durante la audiencia en la que otros migrantes acusados vivían sus respectivos procedimientos.
"Me avergüenza hacer la pregunta, porque desconozco a quién se le puede explicar, menos que se crea que un niño de un año puede aprender la ley de migración", lamentó el Juez John W. Richardson, el abogado que representó al menor.
El niño es solo uno más de los centenares que necesitan ser reunidos con sus padres después de la separación en la frontera, muchos de ellos a causa de la "política de tolerancia cero" del Gobierno del Presidente Donald Trump. Estas han dejado mal parado al Gobierno debido a la persistente difusión de noticias sobre niños llorando, quienes fueron separados de sus madres y retenidos durante las semanas.
Los detractores también han censurado el sistema de las cortes de migración del país que obligan a los menores de edad –algunos todavía en pañales– a comparecer ante jueces y seguir los procedimientos de deportación y estar separados de sus padres. Estos niños no tienen derecho a un abogado asignado por la corte, y el 90 por ciento son regresados a su país de origen sin la intervención de un defensor, según la agrupación Niños con necesidades de defensa, que les permite la representación jurídica.
El viernes en Phoenix, un niño hondureño llamado Johan esperó una hora para ver al Juez. Su abogado dijo que Richardson, padre del menor lo había traído a Estados Unidos y se separaron, aunque se desconocía la fecha. Señaló que el hombre se encuentra en Honduras después de que la deportaran con el engaño de que podría llevarse a su vástago.
Por un tiempo, el menor permaneció en silencio y calma la mayor parte de la audiencia, aunque lloró cuando una empleada lo entregó a otra persona mientras ponía en orden la pañalera. Ahora, el pequeño está en custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos en Arizona.
El Juez Richardson dijo que el caso del niño era prioritario, por el plazo ordenado por una Corte para reunir a los niños pequeños con sus familias. Un Juez federal en San Diego dio hasta este martes para reunir a los niños menores de 5 años con sus padres y hasta el 25 de julio para todos los demás.
Richardson dijo que el abogado del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) debía tomar nota de los casos que implicaban a los niños que estaban por llegar al último grado para cumplir con la reunión sus familias. El abogado señaló que desconocía los detalles del año y que un departamento distinto del ICE se encargaba de los asuntos de ese tipo.
La portavoz del ICE, Jennifer Elzea, señaló que el abogado sabía de la orden judicial pero que desconocía los detalles de los plazos "y no quería hacer eso incorrectamente".
A fin de cuentas, Johan recibió una orden de salida voluntaria que le permitía enviarlo por avión a Honduras para reunirse con su familia. Un abogado del Proyecto Florencia, una organización de Arizona que ofrece asesoría legal gratuita para inmigrantes, dijo que tanto la madre como el padre estaban en Honduras.
El caso fue que asistió al mismo día que el Gobierno de Trump dijo que necesitaba más tiempo para reunir a los 101 niños menores de 5 años con el fin de garantizar su seguridad y confirmar los parentescos.
El problema de la separación familiar es de particular urgencia para los padres de los niños porque requieren mayor cuidado. Los estudios muestran que el estrés puede crear problemas emocionales e incluso físicos para toda la vida.
Para algunas familias separadas, la reunión se realizó en Guatemala, Honduras o El Salvador, los países de donde salieron por la violencia.