Por "la calle de la amargura", estrecha y sobrepoblada, se pasean como si nada lo mismo AMLO que Peña Nieto, los ricachones fastuosos y los abundantes políticos, la tenaz clase media, la selecta realeza de los líderes sindicales y la republicana desvergüenza de gobernadores y legisladores.
"La calle de la amargura" conduce también a algunas encrucijadas del pasado reciente. Camina por ella, haciendo una pregunta incómoda, el padre de uno de los 43 de Ayotzinapa. Pasan Octavio Paz y Carlos Fuentes escribiendo a dos voces una crónica epistolar del 68; pasan los agentes secretos de Washington y del Kremlin; Elena Garro va a una fiesta que cambiará su vida; José Revueltas camina hacia la cárcel y Juan Rulfo hacia su soledad.
Desde hace años, ante un miedo ambiente que en México empeora a diario, Sheridan practica el raro arte del periodismo como defensa personal, lanzando crítica y diatribas a izquierda y a derecha, siempre con ironía, agria inteligencia y humor mercurial.
Guillermo Sheridan (1950) comenzó a dar clases de literatura en 1970. Desde 1978 es investigador en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Dedicado a estudiar la poesía moderna de México, ha publicado libros sobre la obra y la vida de José Juan Tablada, Ramón López Velarde, el grupo de los Contemporáneos, Efraín Huerta y Octavio Paz, así como ediciones críticas de sus obras o sus correspondencias. En otro registro, desde hace muchos años publica, en diversas revistas y periódicos, crónicas que se han reunido en media docena de volúmenes. Es autor también de El dedo de oro, una dizque novela.