El futbol es injusto. Este miércoles, Marruecos jugó excelente. Le perdonaron dos penales a Cristiano Ronaldo. Portugal ganó 1 a 0 y uno piensa en ese organismo que gana más allá de los partidos. Como si hubiera una conspiración. Pero no es así. Los verdaderos crímenes de los dirigentes máximos del futbol los cuenta Ken Bensinger en su gran libro, editado por Planeta.
Ciudad de México, 21 de junio (SinEmbargo).- ¿Estados Unidos va a llevar la causa contra la FIFA? Si no sabe nada de futbol, es venganza: ellos quieren siempre organizar todo y esta vez la FIFA le ha dado a Rusia primero y a Qatar después la organización de los campeonatos mundiales.
Nadie cree eso. Sin embargo, en una oficina perdida en ese sistema de organización judicial tan eficaz en el país del Norte, un empleado de la ISR (Impuesto sobre la renta), Steve Berryman, apasionado por el futbol (había crecido en Inglaterra), ve un cable de Reuters y comienza a investigar.
“El FBI examina los registros financieros de los jefes del futbol”, decía la noticia.
“El artículo de Reuters cambió esa idea. Blazer era un estadounidense que vivía en Nueva York. Eso implicaba una potencial jurisdicción y la posibilidad de aplicar una de las pasiones de Berryman, la investigación financiera criminal, a su otra gran pasión, el deporte más popular del mundo”, comienza Ken Bensiger su libro Tarjeta roja, “un libro oportuno y fascinante, una gira mundial a galope de la inmundicia y la corrupción que va desde la Torre Trump hasta el corazón de Rusia. Con una apasionante narración, Ken Bensinger revela cómo se construyó el imperio de la FIFA, qué causó su caída y por qué nada será lo mismo otra vez. Los lectores no podrán dejar este libro”, según apreciación de Charles Duhigg, el Premio Pulitzer.
Hace tres años que se descubrió la fraude-industria en que se había convertido la FIFA, con Joao Havelange, con Sepp Blatter, con Humberto Grondona, con Austin “Jack” Warner a la cabeza, con empresarios argentinos como Alejandro Burzaco (Torneos y Competencias), Hugo Jinkis y Mariano Jinkis, dueños de Full Play Group y los brasileños José Hawilla y Aaron Davidson, del Grupo Traffic, entre otros.
Un sistema en donde los dólares, los euros, viajaban de bancos en Islas Caimán, por ejemplo, a cuentas de dirigentes en los Estados Unidos como el citado Blazer y donde todo hablaba de soborno. Soborno para que Rusia quedara en lugar de Inglaterra con el Mundial 2018. Soborno para que Qatar (¡Qatar!) se quedara con el Mundial 2022.
“Quiero toda la plata que se robaron Havelange, Blatter y Grondona”, dijo Diego Armando Maradona, alguien que está tan loco como para decir una a una las verdades. De hecho, fue el primero en dar a conocer los escándalos que hoy hacen de la FIFA un organismo sospechoso. Tanto como para pensar que si no le cobraron dos penales a Cristiano Ronaldo también tiene la culpa.
“Ken Bensinger expone el escándalo masivo de la FIFA con giros, traiciones y hechos al estilo de Hollywood Noir”, dice el escritor Ashlee Vance. Y tiene razón: “El punto, dijo Berryman, es que podría usar todo eso para ayudar a limpiar el futbol. No importaba que trabajara en California; tenía el conocimiento y la motivación para llevar este caso hasta la cima.
–Si podemos llegar hasta Chuck Blazer y Warner –concluyó– podemos llegar a Bin Hamman. Y si podemos llegar a Bin Hamman, podemos llegar a Blatter”.
Paso a paso, como en una novela noir, Ken Bensinger relata hasta qué punto la FIFA tenía armado todo el negocio, con personajes entre los malos y con muchos otros personajes –como agentes del FBI– entre los buenos.
“Ken Bensinger hace lo que pocos periodistas, toma una historia que creíste ya conocer y la detalla a profundidad conforme avanza la actualización de los casos. Es un libro sobre la avaricia ilimitada y el engaño que tuvo lugar en la FIFA. Está entrelazado con el dominio de un guion de película que te dejará enojado, ansioso e incapaz de mirar hacia otro lado”, dice el escritor estadounidense Nick Bilton y es sabido que después de este libro ni la FIFA se mantiene al margen.
Cayó la mafia, cayó el engaño de Richard Nixon, ¿cómo no va a caer la FIFA? Y el periodismo siempre está para denunciarlo, para contarlo.
Un informe de la BBC, a propósito de este libro se pregunta, “¿se limpió algo la corrupción en el más popular deporte del planeta?”. No lo sabemos. La FIFA tiene hoy a nuevos dirigentes. A la cabeza el suizo Gianni Infantino, que viene de la UEFA, donde Michel Platini está suspendido por seis años para encarar cualquier actividad con el futbol y donde acaba de declarar, a un mes que se inicie el Mundial de Rusia: "Cuando organizamos el fixture hicimos un pequeño truco. Si terminábamos primeros en el grupo y Brasil terminaba primero en el suyo, no nos íbamos a ver las caras antes de la final”. ¿Francia, entonces, arregló todo para salir campeón?
Infantino ha querido hacer algunas reformas, pero parece ser que el propio sistema de la FIFA, tan corrupto como siempre y más poderoso que nunca (este Mundial de Rusia establece récords en vista por los espectadores, no solo por la televisión, sino también por streaming), se lo ha tragado.
“Al principio pensaba que Infantino verdaderamente quería cambiar las cosas. Pero mi experiencia como miembro de la comisión de gobernanza fue que Infantino y los otros dirigentes de la FIFA están interesados en la apariencia y no en la sustancia”, dijo el renunciante Joseph Weiler.
"Sacar a la gente corrupta es como la primera parte del proceso. Han sacado a muchos, pero creo que todavía existe mucha gente corrupta dentro de la organización”, ha dicho Ken Bensinger a la BBC.
¿Todo está como era entonces? Tal vez no. El dinero, mientras tanto, no aparece.
Fueron ocho juicios, todos con veredictos diferentes. El libro está aquí y nos enteraremos de todo.