Las autoridades habían informado a la familia del hombre que este había perdido la vida, y le entregaron sus restos calcinados, sin embargo, sorpresivamente el hombre llegó al velorio.
Asunción/Ciudad de México, 17 de junio (AP) .-El paraguayo Juan Ramón Alfonso Penayo llegó caminando a su casa y se topó con una sorpresa: sus familiares velaban a un cadáver calcinado que creyeron que era suyo.
Lo sucedido parece un capítulo de novela negra, pero ocurrió el domingo en un asentamiento de personas en estado de extrema pobreza llamado Santa Teresa, en las afueras de ciudad Pedro Juan Caballero, 600 kilómetros al norte de Asunción.
La comisaría policial de Pedro Juan Caballero confirmó a The Associated Press la tragicómica situación. De acuerdo al oficial Carlos Ayala, el cadáver fue llevado a la morgue para esperar que alguien lo reclame. En caso contrario, por orden judicial será sepultado como “NN”, es decir, sin haber sido identificado.
Según, Cándido Figueredo, especialista en crimen organizado del Amambay, lo que sucedió fue lo siguiente: Penayo salió de su casa el jueves pasado y no regresó. Como la policía encontró un cuerpo calcinado de identidad desconocida, los familiares creyeron que era de Penayo y le organizaron un velorio para luego llevarlo al cementerio.
Pedro Juan Caballero, según la policía, es un centro urbano de alta complejidad por la acción de numerosas bandas de narcotraficantes, estimulada por casi 700 kilómetros de frontera seca con Brasil, sin controles rigurosos policiales, militares y aduaneros.