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Ernesto Hernández Norzagaray

01/06/2018 - 12:00 am

No todos los viajes llevan a Itaca

Alicia, hacía periodismo especializado, lejos de aquel estrictamente político-electoral, narcotráfico o la narcopolítica que explicaría, no justificaría, más fácilmente la posible causa de esta muerte, mientras Héctor su trabajo estaba más ligado a la distribución de noticias.

Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

Este viaje no está pavimentado solo con la huella racional que podrían estar dejando los debates presidenciales o la réplica de estos ejercicios en los aspirantes a senadores en los estados, mucho menos con los sesudos programas de gobierno o las disertaciones doctorales ante el gran público mediático y muchísimo menos, la imagen sonriente y los eslóganes de la mercadotecnia electoral.

¿Cómo podría ser así?, si el día a día, se nos presenta como una mezcla espesa de ruido, interferencia, intimidación e impunidad. Esta la incursión de los responsables de algunas de las instituciones públicas que podrían estar ensayando la judicialización del proceso electoral. Ya decidieron, por ejemplo, la inclusión de El Bronco en la boleta presidencial o la última del INE que “cometió un error” en el envió de las boletas para el voto de los mexicanos en el extranjero y ese error lleva a que estos votos lleven a un domicilio particular. Lorenzo Córdova, por favor, no abuses.

Sin embargo, estas acciones que evidentemente tienen consecuencias políticas y exhiben la parcialidad de las instituciones del Estado, son pecata minuta frente a lo que viene ocurriendo en la pista de las agresiones contra dirigentes y candidatos que están siendo intimidados para que renuncien a una postulación so riesgo de que si no lo hacen, podrían terminar con su vida, como ya lo hicieron contra varias decenas de candidatos.

Sin embargo, la intimidación y el asesinato selectivo, no se acaba con lo impúdico de estas acciones violentas, que rompe indudablemente las reglas de un mínimo juego democrático, sino se dirige contra el periodismo. Es decir, contra quienes cumplen con la tarea fundamental de informar de lo que ocurre en la escena pública. Escribo este texto con dolor después de leer la noticia del asesinato de la periodista Alicia Díaz González, quien colaboraba regularmente en la sección de finanzas y negocios de El Financiero y El Norte, expresión en Monterrey del grupo Reforma y el nuevo crimen ahora contra el tamaulipeco Héctor González Antonio, corresponsal del diario Excelsior y director del Portal Todo Noticias.

Alicia, hacía periodismo especializado, lejos de aquel estrictamente político-electoral, narcotráfico o la narcopolítica que explicaría, no justificaría, más fácilmente la posible causa de esta muerte, mientras Héctor su trabajo estaba más ligado a la distribución de noticias.

La de finanzas, negocios y noticias es una de las secciones donde menos se tocan intereses y eso aleja la hipótesis que hayan sido atacados con la brutalidad que lo hicieron por su trabajo periodístico, pero eso no significa que cualquiera que sea la sección periodística no sirva a fuerzas de la obscuridad para mandar mensajes y alimentar el animal de la intimidación en tiempos electorales.

Con la información existente, no hay forma de demostrar que los seis asesinatos contra periodistas en este año sean producto de una acción concertada destinada intimidar al gremio de periodistas, pero es imposible separar estas muertes del proceso electoral. Ya sus nombres forman parte de la atmosfera de muerte e intimidación que en los últimos meses se respiraba en el centro y el sur del país, y ahora llegó al norte con toda su brutalidad, a su capital económica, la ciudad de miles de cámaras, donde se augura un fuerte desplazamiento en la intención de voto y Ciudad Victoria que todavía no olvida el magnicidio del candidato del PRI a la gubernatura en 2010.

La novedad en estas elecciones quizá sea el nuevo comportamiento del votante del norte del país. Antiguas canteras del voto priista y luego panista, vamos que aun cuando siguen gobernándolo, en esta ocasión se inclina mayoritariamente por la opción de izquierda que representa López Obrador y eso podría significar que los votos que le faltaron a AMLO en 2006 y 2012 lleguen el 1 de julio por montón y garantice en esa ancha región un amplio triunfo electoral de la izquierda.

Una realidad que nunca imaginó Valentín Campa y menos otros luchadores regiomontanos, y norteños, que dieron su vida por ver una patria de los trabajadores. Hoy, quizá, algunos de sus hijos y nietos, en su foro interno vean en el horizonte el cumplimiento de aquellos sueños nacidos al calor del periodo de entreguerras y templado en la época de la guerra fría que muchos de ellos tuvieron que pagar con cárcel, persecución y exilio.

Finalmente, estoy convencido que el ataque a los candidatos y funcionarios públicos como el dirigido arteramente contra periodistas, podría ser producto de una atmosfera creada, con objetivos precisos y, por supuesto, que no se agotan en si mismo, forman parte de un engranaje aceitado con sangre, el odio, la sinrazón democrática, el miedo de perder privilegios.

Todavía no hemos visto todo, viene más, porque ya lo sabemos por otros procesos electorales, conforme se acercan los días la presión es mayor y la apuesta es clara, se busca intimidar pero sobre todo inhibir la participación en regiones con resultados hoy previsibles que ponen en riesgo intereses construidos con el cemento de la impunidad.

Todo viaje lleva a un lugar, está en la que estamos pisando todo, solo le queda la participación para espantar el miedo y restablecer la confianza. Inaugurar una nueva pista donde la política cobre un sentido verdaderamente comunitario y esas fuerzas de la obscuridad que están regadas por todo el país sean derrotadas. Entonces sí, estaríamos iniciando el largo y esperado viaje a Itaca, lo merecemos.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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