Hay muchas cosas que se dicen de Rubén Blades, pero nunca había visto la palabra “sabio”. Lo encontré en Internet buscando información sobre él, que es abogado, que es músico, que ha sido secretario de turismo en Panamá y uno de los actores que más trabajo tiene en Hollywood.
La gira por México se hablaba entre rumores de que iba a ser su última presentación como artista, pues iba a buscar la presidencia de Panamá (algo que hace por segunda vez, luego de una elección en 1994, con Papá Egoró, que lo dejó en tercer lugar), pero él no confirma ni desconfirma nada.
Me gusta la palabra sabio dedicada a un hombre que sabe muchas cosas y que habla de ello. Contaba Vicentico que una vez estaba con un cigarro en la boca y de pronto llegó Blades y se lo quitó y desde entonces no fuma más.
Alguien sabio es alguien que a uno lo obliga a cambiar, al menos a cuestionarse sobre determinados paradigmas que miden la vida de uno. Escucharlo hablar a Rubén es pensar en mil cosas, entre ellas que el mundo cambió, que a pesar de nuestros padecimientos cotidianos, la vida avanza como para demostrarnos que el monseñor salvadoreño Arnulfo Romero (1917-1980), asesinado a los 62 años, era considerado por ese tiempo un guerrillero, hoy va a ser nombrado santo por el Papa Francisco.
Rubén tiene un tema dedicado a Romero, “El padre Antonio y su monaguillo Andrés” y fue acusado en su momento de adherirse al comunismo, de ser alguien “opositor” al sistema.
Blades nunca se ha definido políticamente y sus miles de intervenciones tienen que ver con una postura humanista, empática y seguramente si gana será un gran Presidente de Panamá.
Dice que es muy amigo de Junot Díaz, a quien le pasó un poema entero de un libro que quiere y no quiere publicar. “Tú sigue escribiendo”, opinó.
Amigo personal de Gabriel García Márquez, recordó la vez que “Gabo” le contó una anécdota en vivida en El Espectador, cuando le dijeron que su nota no iba a ir en portada porque se había muerto un embajador. ¿Y eso es importante? “No, pero se murió comido por un cocodrilo”, le contestaron.
Ese es el costado que define la aparición de la literatura, con mucha más costumbre de lo que creemos.
A propósito de su libro, dijo que lo llamó Cristóbal Pera desde Nueva York, “para preguntarme sobre mi libro. Lo que creo que haré inicialmente será un libro con las letras de mis canciones y que me impulsó a hacer esa letra”, reveló.
“Lo que he estado haciendo es leyendo una antología de poemas de Jorge Luis Borges y escribir un verso al lado del otro y escribiendo un poema que me inspiró su poema. Vamos a ver si lo publico, primero tendré que pedirle permiso a su viuda, porque no quiero problemas”, agregó.
Acaba de leer La novela de mi vida, de Leonardo Padura, con quien terminó un guión para una película. Lee Negocios, de su amigo Junot Díaz, Yo no vine aquí para hacer un discurso, de Gabriel García Márquez, Vida de un esclavo americano escrita por él mismo, de Frederick Douglas y con proyectos para leer cuando tenga tiempo la biografía de Marx.
¿Albert Camus o Jean Paul Sartre?, para Blades es el primero, que lo marcó con su libro The Rebel y fundamentalmente con el ensayo “El mito de Sísifo”. “Camus decía sí, el absurdo existe, pero nosotros podemos crear una razón dentro de ese absurdo que nos rodea”. Palabra de sabio. Palabra de Blades.