Eligio, uno de los creyentes de Malverde, construyó poco a poco la capilla en el lugar donde 70 años antes colgaron a Jesús Malverde, y según la historia fue donde realizó su primer milagro.
Por Karen Bravo
Ciudad de México, 3 de mayo (Noroeste/SinEmbargo).- Desde hace 39 años en Culiacán existe la capilla que se erigió a un santo no reconocido por ninguna iglesia, pero que igualmente reúne miles de creyentes: Jesús Malverde.
Este personaje fue condenado a la horca el 3 de mayo de 1909, por los delitos de robo, según el Gobernador de aquel entonces, Francisco Cañedo.
Las historias alrededor de este personaje son muy variadas, pero todas confluyen en que era un bandido que ayudaba a los pobres.
Eligio González era uno de los creyentes de Malverde. En alguna época de su vida le contaron la historia de dicho personaje pero fue en su lecho de muerte cuando le pidió un milagro.
El hombre era “arañero”, trasladaba personas a las zonas altas de Sinaloa. En un viaje lo asaltaron junto con sus clientes, en medio del atraco recibió diversos impactos de bala, uno de ellos le perforó el pulmón y estuvo a punto de matarlo. En su agonía Eligio le prometió a Malverde una capilla si le salvaba la vida. Así fue.
Ante el milagro Eligio construyó poco a poco la capilla a Malverde, en el lugar donde 70 años antes lo habían colgado, y según la historia fue donde realizó su primer milagro.
Malverde había sido colgado por Francisco Cañedo, y el entonces Gobernador amenazó al pueblo de que no bajaran el cadáver o tendrían el mismo fin. Sin embargo ante la desesperación, hubo un ciudadano que se atrevió a desafiar esa orden.
“Al señor se le habían perdido sus vacas, y el señor se hincó ante Malverde y le dijo 'tú ayudabas a la gente pobre en vida ayúdame a encontrar mis vacas porque de ahí vivo yo, a cambio de eso yo prometo bajarte y enterrarte aunque me pase lo mismo que a ti' y cuando acabó su petición salieron las vacas del monte y se pusieron con Malverde”, contó Jesús González, encargado de la capilla.
“El señor lo bajó y lo enterró con puras piedras, eso fue un 3 de mayo de 1909”, agregó.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA
A partir de esa fecha a principios del Siglo 20 la gente comenzó a acercarse al lugar y dejar ofrendas por los milagros que les concedió Malverde.
Entonces Eligio tomó ese punto y comenzó la construcción de la capilla.
“Mi papá empezó a comprar cajas de muertos, sillas de ruedas, láminas, empezó a darle a la gente despensas, empezó a ayudarle a la gente con recetas médicas”, explicó Jesús.
Tras 23 años cuidando la capilla, el 5 de agosto del 2002, Eligio falleció. Después de su muerte quien quedó a cargo fue Jesús, uno de sus 18 hijos.
“Yo no lo decidí, mi papá días antes de morir dijo que yo me iba a quedar al frente de la capilla”, narró Jesús.
El hombre de tan solo 38 años de edad se ha encargado de la capilla por 16 años continuando el legado de su padre.
Jesús desde los 10 años de edad se dedicó a vender periódicos en el Palacio de Gobierno, recinto que queda a unas cuadras de la capilla. Pero al fallecer su padre tuvo que hacerse cargo del templo, cuando solo tenía 22 años de edad.
Cada año realiza fiestas del Día del Niño para pequeños de escasos recursos y ayuda a las personas que menos tienen y se acercan a la capilla a pedir. Aunque el templo no ha cambiado, la celebración por el día de Malverde ya no es igual que cuando estaba su padre, señaló Jesús.
“Malverde de 10, 11 años para acá creció mucho para el sur, a otros países se ha extendido, viene mucha gente de todo México y gente de Colombia, de Guatemala, de Panamá, de El Salvador, de República Dominicana y no como curiosos a ver, vienen a pagarle mandas”, dijo.
Contó Jesús que la fe en Malverde se ha fortalecido, y la capilla en Culiacán se ha convertido en el ícono para muchos, tanto que en dos ocasiones han querido comprarla para ampliarla o hacerle mejoras, pues actualmente es de lámina y estructura metálica.
“Una vez hace años un señor, tiene mucha fe, quiso comprarme la capilla y le dije que la capilla no tiene precio porque es del pueblo, es de la gente y yo no puedo vender algo que no es mío”, explicó.
Sin embargo, Jesús rechazó ambas ofertas pues no está interesado en venderla.
“Es algo sagrado, es algo que hizo mi padre con mucho esfuerzo”, dijo.
“Esto no puede ser privado, esto es de la gente”.
La capilla sigue al cuidado de la familia González. Jesús es apoyado por sus hermanos y sobrinos para mantenerla en pie.
“Yo sigo el legado de él, yo sigo cumpliendo la fe que le tenía a Malverde y ahora la fe que yo le tengo”, comentó.
Aunque las labores de caridad continúan en la capilla, Jesús tiene proyectado a corto plazo comenzar a brindar otros servicios a la ciudadanía, como poner un albergue enseguida de las vías del tren.
“Aquí vienen muchos indocumentados, mucha gente que sufre muchos asaltos en el camino, incluso aquí nosotros hemos protegido a muchas muchachas que han querido abusar de ellas”, comentó.
“Para ayudar a la gente que viene en el tren, a la gente que viene de fuera”, añadió.
También quisiera apoyar a la gente con servicios funerarios, no para velarlos en el lugar, sino con todo lo que se necesita para poder dar un entierro digno a un difunto.
“Cuando uno pierde a un ser querido es el gasto del momento, nada puede esperar y las cajas están muy caras, todos los servicios son muy caros”, comentó.
La capilla seguirá al cuidado de la familia González, y aunque Jesús tiene un hijo de 14 años de edad, explicó, no lo obligará a creer en Malverde, pero podrá estar al frente del templo si a él le nace y tiene fe en el conocido “Bandido Generoso”.