Guadalupe Verónica Benitez fue apuñalada 17 veces, golpeada con un block de construcción en la cabeza y finalmente degollada frente a su casa en el Estado de México, el 6 de julio de 2017. La joven era violentada por su esposo, con quien tenía seis meses de matrimonio.
El juez de control dictó cuatro meses para el cierre de investigación. El periodo venció el 9 de enero de 2018 y, hasta la fecha, la audiencia intermedia para la presentación de pruebas se ha pospuesto y alargado en múltiples ocasiones, indica la familia.
Juana Isabel, hermana de Lupita, habla del feminicido el propósito, dice, que otras mujeres, que son agredidas por su pareja alcen la voz, que no se queden calladas.
“No esperen a que las asesinen, porque no sólo las asesinan a ellas: matan a la familia y dejan a sus hijos en un estado de indefensión”, expone en entrevista con SinEmbargo.
Ciudad de México, 7 de abril (SinEmbargo).– Verónica Guadalupe Benítez Vega gritó por ayuda mientras era golpeada por su esposo en la vía pública pero nadie la auxilió. La joven terminó lapidada, acuchillada y degollada en una calle de terracería en el Estado de México. Luis Ángel, el cónyuge, está detenido, pero la audiencia para que avance el proceso penal ha sido suspendida en múltiples ocasiones.
La familia de Verónica padece la burocracia operativa y de administración del nuevo sistema de justicia. A nueve meses del crimen, cambiaron cuatro veces de Ministerio Público y han alargado la audiencia intermedia, proceso en el que la Fiscalía mexiquense y la defensa del imputado presentan sus pruebas, y el juez determina cuáles acepta o desecha y dicta fecha de apertura de juicio oral.
La llamaban de cariño Lupita. Tenía 21 años de edad, era madre de un bebé de tres meses y estudiaba la licenciatura de Bioquímica Diagnóstica en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán Izcalli, de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
El 6 de julio de 2017 fue apuñalada 17 veces, golpeada con un block de construcción en la cabeza y degollada en la calle de terracería frente a su casa, ubicada en San José del Vidrio, un pueblo de 6 mil habitantes en el municipio de Nicolás de Romero, Estado de México.
Al menos dos testigos y evidencias genéticas incriminan a Luis Ángel, con quien Verónica Guadalupe se casó seis meses antes, el 7 de enero de 2017.
Lupita gozaba de la estima de sus vecinos, pero ese día sufrió de la pasividad ciudadana –por temor o insensibilidad- cuando clamó por ayuda.
“Hay testigos que vieron cuando el esposo la golpeaba en el camino de terracería y que ella gritaba que la ayudaran pero nadie la ayudó”, narra Juana Isabel, la hermana mayor de Guadalupe.
Juanita, como Juana Isabel prefiere que le llamen, recibió una llamada a las 11:30 de la mañana de ese 6 de julio. Una voz femenina, no reconocida, la alertó que su hermana era violentada.
"Cuando yo llegué al lugar, a unos metros de mi casa, el cuerpo de mi hermana estaba tendido en el piso con una sábana sobre ella. Descubrí su rostro: estaba destrozado. La mataron con mucha saña”, cuenta Juana Isabel.
La madre de Luis Ángel estaba en el lugar. Juanita le preguntó lo que sucedió y la mujer aseguró desconocer los acontecimientos “pero ella me contestó muy grosera, muy enojada”, dice Juanita.
La fuerza y el odio con que privaron de la vida a Verónica Guadalupe fue tal que la hoja del cuchillo quedó enterrada en la clavícula de la víctima. El mango del arma jamás apareció.
"Ella amaba su carrera, pero sobre todas las cosas amaba a su bebé. Era una persona amorosa, cariñosa, siempre la caracterizó una sonrisa en su cara. Le gustaba bailar. Ella era amor. Amo tanto que incluso amó a su asesino”, dice Juanita .
La Universidad Autónoma de México (UNAM) se pronunció cuando se dio a conocer el feminicidio. La casa de estudios exigió el esclarecimiento y castigo a los culpables. Alumnos y compañeros de Lupita también se solidarizaron con la familia desde entonces y hasta la fecha, pues han dado acompañamiento al caso.
"Lupita solía ver lo bueno en las personas, pero ella al igual que nosotros fue engañada por un monstruo que le arrebató la vida y de la forma más cruel”, añade la hermana.
"Esto genera miedo en nosotros, las familias de víctimas, las que lloramos a nuestros muertos: miedo de ser defraudados por la justicia mexicana", afirma.
PRUEBAS
Luis Ángel, el acusado, ha negado el crimen. Argumentó que sujetos desconocidos los atacaron e intentaron asaltarlos; sin embargo, el hombre ha caído en contradicciones.
El juez de control determinó que hay elementos suficiente para acreditar su presunta responsabilidad y someterlo a proceso penal, por lo que fue vinculado a proceso el pasado 12 de julio.
La Fiscalía obtuvo pruebas contra Luis Ángel en el proceso de investigación: testimonios que lo señalan como el agresor y una prueba genética.
Lupita luchó contra su agresor al que arañó. En sus uñas quedaron rastros rasgos de piel, que coinciden con la de su esposo. “Ella se defendió con todas sus fuerzas”, destaca Juanita.
Luis Ángel trabajaba entonces en una escuela en donde vendía tortas. Juanita asegura que algunos niños de esa primaria lo vieron lleno de sangre.
REVICTIMIZACION
La familia de la víctima denuncia que las autoridades del Estado de México es omisa y solo los re victimiza.
“El trato ha sido nefasto, no nos querían dar acceso a la carpeta de investigación, son insensibles. Ha sido un calvario porque son muchos trámites burocráticos y poca eficiencia”, detalla Juanita.
El caso cambió de Ministerio Públicos cuatro ocasiones.
"Son muchas cosas que la misma Fiscalía de Edomex ha entorpecido, además nos ha revictimizado una y otra vez. Creo que no se vale que nos traen de esa manera”, sostiene Juanita.
El primer Ministerio Público que atendió a los parientes de la víctima les negó el acceso a la carpeta de investigación, pese a que es un derecho de los ofendidos.
"En la Fiscalía de Barrientos había un MP que se llamaba Daniel, no me acuerdo de sus apellidos, y él era el que nos decía que ya no fuéramos a Fiscalía, que él hacía el trabajo, que nosotros nos fuéramos a comprar leche y pañales para los niños. [Yo tengo hijos] los MP nos dicen que nos quedemos con nuestros hijos, que no descuide mi matrimonio, cosas que a ellos no les importan”, detalla con molestia la hermana.
La tercera MP que atendió a la familia, ahora en Toluca, a todo decía que no se podía hacer, de acuerdo a la denuncia de la familiar.
“Hay veces que ya tenemos una cita, y si –por ejemplo– la tenemos mañana me llaman en la noche momentos antes te dicen que no te van a poder atender”, comenta.
Juana Isabel agrega que ha solicitado una audiencia con el Fiscal del Estado de México en siete ocasiones, pero ha sido en vano.
“No sé si las autoridades no quieren hacer su trabajo, se supone que las fiscalías están para proteger nuestro derechos como víctimas y ofendidos, pero sólo nos revictimizan”, insiste la hermana de Lupita.
AUDIENCIA INTERMEDIA
El juez de control dictó cuatro meses para el cierre de investigación el 12 de julio. El periodo venció el 9 de enero y hasta la fecha, la audiencia intermedia, para la presentación de pruebas, se ha pospuesto y alargado desde el año anterior, se queja la familia.
La primera cancelación fue el 22 de noviembre porque la Ministerio Público Erika Arellano no se presentó a la audiencia y el nuevo MP desconocía el caso.
"En diciembre nos cambiaron otra vez de Ministerio Público”, detalla Juanita.
El 7 marzo de 2018 se suspendió de nuevo la audiencia porque los ofendidos no tenían asesor jurídico. Hasta esa fecha, la familia desconocía sus derechos, de acuerdo a la entrevistada. “En esta audiencia el juez nos lee por primera vez nuestros derechos”, detalla.
El 22 de marzo de 2018, nuevamente se suspendió la audiencia intermedia, ahora a petición de la familia, debido a que prefirieron cambiar a un asesor privado.
“Ese día nos cambiaron el asesor y el que nos pusieron ya lo conocíamos, no nos convenció porque es de los que no nos atendió bien al principio y preferimos cambiar a uno particular”, detalla Isabel Benítez.
La siguiente audiencia fue programada para el 12 de abril a las 10:00 de la mañana.
Juana Isabel agrega que el Ministerio Público, que les asignaron recientemente, ha moderado su trato a raíz del acompañamiento que organizaciones civiles y estudiantes de la UNAM han brindado a la familia.
La mujer indicó que esperan que ahora en a etapa de intermedia, el MP sea profesional y lleve el caso con la ética suficiente para defender a la víctima y que el imputado tenga la sentencia por feminicidio. Juanito insistió que lo único que piden es justicia para Lupita.
LAS AMENAZAS
Juana Isabel Benítez afirma que su familia fue amenazada por los parientes de Luis Ángel desde el día del crimen y a lo largo del proceso penal.
“El día de los hechos nos dijeron que 'los que seguían eran los niños' y esas amenazas han seguido en las audiencias”, sostiene.
Las tías del imputado trataron de agredir a Juana Isabel en la audiencia que se suspendió el 7 de marzo, afirma la entrevistada. Los parientes del acusado la insultan, le dicen chismosa y la han querido golpear por evidenciar el caso ante los medios de comunicación.
Sin embargo, lo que más preocupa a la familia Benítez es la amenazad contra los niños, los hijos de los dos hermanos de Lupita y de la víctima. Actualmente los ofendidos no tienen ningún tipo de protección.
“A las autoridades les valen las amenazas, no quieren hacernos caso de que hay amenazas contra los niños. Nos dicen que en el Estado de México no proceden. Yo no temo por mí, sino por ellos, eso nos da miedo por los niños”, insiste Juanita.
NO SE CALLEN
Los familiares desconocían, afirma Juanita, de la violencia que sufría Lupita. Amigas de la joven se acercaron después del asesinato e informaron que Luis Ángel la maltrataba: se burlaba de ella, la pellizcaba, la violentaba y la amenazaba con quitarle al bebé, dice Juanita.
“Yo creo que por eso ella nunca nos comentó nada porque que la intimidaba con el niño”, supone Juanita.
La hermana de la estudiante de bioquímica cuenta la historia de Verónica Guadalupe con el fin de que otras mujeres que son agredidas por su pareja alcen la voz. Que no se queden calladas. “Que no esperen a que las asesinen, porque no solo las asesinan a ellas, matan a la familia y dejan a sus hijos en un estado de indefensión”.
Familia, amigos y compañeros universitarios de Lupita han salido a las calles para exigir justicia: Foto: Especial