FridaGuerrera
31/03/2018 - 12:00 am
Viridiana: un número más en las investigaciones que no existen
Desde el 10 de diciembre, cuando se reportó la desaparición, la madre de Andrea le dijo al comandante Espíndola que la jovencita se comunicó desde un celular desconocido para decirle que ya iba de regreso. Ese celular se encuentra activo, hasta la fecha. Las familias denuncian que el comandante a cargo se mantuvo omiso. No hizo nada para agilizar las averiguaciones, al contrario, pedía dinero a los padres de las jóvenes para gasolina para poder movilizarse, sin embargo, nunca aportó nada a la investigación.
Si me detengo me alcanzan los monstruos de la tristeza, de la nostalgia.
Celia Del Palacio
Escritora, novelista, profesora, historiadora e investigadora mexicana.
Viridiana Martínez tenía 32 años y era madre de una menor de diez. Viri, como le decían, desapareció el 9 de diciembre junto a su amiga Andrea. Días después sus cuerpos fueron encontrados en un cárcamo en Zumpango, Estado de México.
Doña Catalina Juárez y Don Humberto Martínez llevan 36 años de casados. Tuvieron dos hijos hombres y dos mujeres. Viridiana, su segunda hija, «era tremenda desde chiquita, teníamos el carácter muy parecido, por eso chocábamos», me cuenta Doña Cata. Sus padres la recuerdan como una mujer dura, pero con una carcajada que contagiaba a todos. Era muy amiguera y siempre responsable con su hija, una pequeña de diez años.
Hace un par de años Viridiana se fue a vivir a Zumpango, Estado de México, con su hija. Su mamá también se fue a vivir cerca de ella. Una semana antes de desaparecer, Viri y su madre discutieron severamente, se distanciaron y se dejaron de ver por unos días. «Ella jamás ofrecía disculpas, pero en esa ocasión me buscó», recuerda la madre. “Hasta se me hizo raro.”
El 9 de diciembre de 2017, Doña Cata pasó a ver a Viridiana, como siempre. Por la noche caminó a casa de su hija nuevamente pero no estaba. Una vecina le dijo que se había salido con su amiga Andrea.
Al día siguiente le hicieron saber que las amigas no habían llegado a casa. Fue entonces que Doña Cata y Fabiola Martínez, madre de Andrea, fueron a intentar interponer la denuncia por desaparición de sus hijas. «Han de andar en la feria o de fiesta, al rato regresan», les dijeron en la Agencia del Ministerio Público de Zumpango.
Desde el 10 de diciembre, cuando se reportó la desaparición, la madre de Andrea le dijo al comandante Espíndola que la jovencita se comunicó desde un celular desconocido para decirle que ya iba de regreso. Ese celular se encuentra activo, hasta la fecha. Las familias denuncian que el comandante a cargo se mantuvo omiso. No hizo nada para agilizar las averiguaciones, al contrario, pedía dinero a los padres de las jóvenes para gasolina para poder movilizarse, sin embargo, nunca aportó nada a la investigación.
Las imágenes de las amigas estaban por todos lados en la zona de Zumpango y en redes sociales.
El 18 de diciembre de 2017 fue encontrado el cuerpo de Andrea en un cárcamo en el camino viejo a Bocanegra, en el Barrio de Santiago, en Zumpango, Estado de México. “Si desaparecieron juntas deben aparecer juntas”, pensó Doña Cata.
En su desesperación, la familia de Viridiana pagó para que algunas personas del pueblo de Zumpango drenará el cárcamo donde fue hallada Andrea. «Ellos [autoridades] no hicieron nada, no llamaron a protección civil o a los bomberos, nosotros tuvimos que pagar. Fueron días agotadores, sin comer, sin tomar agua, nos quedábamos a dormir en los autos, la incertidumbre era absoluta», cuentan las madres.
El 21 de diciembre iniciaron el desazolve del cárcamo. No encontraron nada. Tampoco el 22 ni el 23 de diciembre. Los ejidatarios ya no quisieron continuar porque se acercaba la navidad y había que preparar todo. El 26 de diciembre Doña Catalina decidió continuar la búsqueda de Viri.
El 27 de diciembre la encontraron en el mismo cárcamo. A diferencia de Andrea, Viri estaba completamente desnuda. La saña y crueldad contra Viridiana fue excesiva.
A cuatro meses de su feminicidio, las familias denuncian que las autoridades no han hecho nada por encontrar a los responsables de estos feminicidios y el maltrato por parte del Fiscal Regional de Feminicidios en Cuautitlán, y de la licenciada Xóchitl, su ministerio público.
Juan, el padre de la joven, recuerda: «siempre me tomaba de la mano para caminar, era muy ligerita, bailaba, reía, se la pasaba tomándose selfies». Los padres de Viridiana no han visto jamás la carpeta de investigación, sólo les entregaron el acta de defunción. «Un papel que no dice nada, sólo está llena de números». En eso queda reducida una vida.
Ambas familias quieren justicia y limpiar los recuerdos de sus hijas. Quieren hacerle saber a todos que ellas no salieron para que las asesinaran, salieron a un centro comercial cercano a su domicilio. Pero en este país, hasta salir a la tienda a las nueve de la mañana es peligroso.
Los padres de Viri, cansados, esperan no morir sin ver justicia. Valientes, están decididos a encontrarla. Aunque muchas veces en México la justicia es una utopía.
¿Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición o intento de feminicidio? Búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera
#VocesdeLaAusencia
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