ENTREVISTA | La libélula como sello de Japón y de México: Kyra Galván

31/03/2018 - 12:04 am

Poeta e investigadora, en El sello de la libélula, Kyra Galván cuenta una historia de amor, traspasada por la experiencia de una mexicana viviendo en Japón, atenta a todas las cosas que en el mundo le van diciendo esta no es tu tierra, pero mira cómo se parece.

Ciudad de México, 3 de marzo (SinEmbargo).- En 1609, un barco proveniente de la Nueva España naufraga en las costas de Japón. La bella Tonbo y Álvaro de las Casas chocan sus pupilas y el mundo tiembla. Erika viaja a Japón junto a su esposo y su hija. En plena década de 1980, se descubre ignorante de todo: del alfabeto, de las costumbres, de la comida. Pero una fuerza misteriosa la hace sentir que ha vuelto a casa. Una libélula, un amor y dos vidas mezcladas hacen del tiempo una isla para descansar.

Esa es la sinopsis de El sello de la libélula, una novela que ha escrito Kyra Galván, una poeta como suele llamarse “infrarrealista”, que compartió sus días con Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro y que hoy sigue rendida frente a la literatura.

Kyra Galván con la periodista y escritora Verónica Ortiz. Foto: Facebook

–¿Fuiste a Japón?

–Sí, he vivido un tiempo allí. Fue a finales de los ’80, fui porque mi marido trabajaba en un banco allá, tuvimos la experiencia de vivir allí, que fue muy impresionante.

–¿Esa experiencia te sirvió para escribir El sello de la libélula?

–Sí, claro, tuve la idea de escribir algo y sobre estas experiencias que fueron tan importantes y tan definitivas en mi vida. Siempre digo que antes de Japón y después de Japón. Tuvieron que pasar muchos años para que esta historia saliera finalmente.

­–Es una historia que emparienta mucho a México con Japón, también

–Si lo ves a primera vista, son culturas muy diferentes, pero sin embargo no. Te das cuenta de que hay muchas similitudes, es una sociedad muy conservadora, la familia es muy importante, se parece mucho a los mexicanos. Son muy gregarios y es una sociedad muy pegada entre sí. Todo este amor al culto de los antepasados es tan notable en México como en Japón.

–Cuentas una historia de amor, accidentada por otro lado

–Las dos historias que cuento son historias de amor que no son perfectas. Eso es lo que me gusta, en mis novelas nunca nada es perfecto, que siempre haya defectos y problemas a los que se enfrentan los personajes. Toda la gente que la leyó me cuenta que la ha impresionado mucho, la forma cómo fui juntando las historias y contándolas al final, como que nadie espera que pueda haber algo común entre las dos narraciones al principio. Es como una sorpresa que sí había elementos comunes, donde se entrelazan las dos historias y también me comentan que esa anécdota histórica les era desconocida.

Novela como símbolo. Foto: Especial

–¿Qué es la libélula?

–La libélula es un simbolismo muy fuerte. Por un lado es el insecto este que es muy reverenciado en Japón porque se come a la plaga del arroz, la respetan mucho, no las matan y hay una cuestión antigua que el archipiélago de Japón se llamaba “isla de la libélula”, porque ellos decían que desde lo alto, desde el aire, parecía una libélula. Al mismo tiempo es el simbolismo que une a los dos personajes en el tiempo, las dos tienen la mancha del insecto.

–¿El lenguaje podríamos decir que es un poco complicado?

–Yo diría que es poético. Desde que tengo 16 años escribo poesía, fui parte de los infrarrealistas donde estaba Mario Santiago y Roberto Bolaño. Durante muchos años me dediqué a la poesía. Como narradora soy bastante reciente. También incursioné en la narrativa infantil. La verdad es que me encanta tanto la prosa como la poesía.

–¿Qué cosas recuerdas de Roberto?

–En aquellos tiempos éramos muy jóvenes, él y Mario eran los que pensaron el grupo y quienes lo aglutinaban realmente. El grupo duró muy poco, salió la primera revista y cada quien fue jalando por su lado. Casi todos se jalaron para la literatura.

–¿Qué dirías de las mujeres que escriben, de tu caso esencial?

–Bueno, yo empecé escribiendo sobre Sor Juana Inés de la Cruz y a reivindicar muchas cosas de las que se habían dicho sobre ella. Hice mucho esfuerzo para que no se notara que lo estaba escribiendo una mujer. Porque en este mundo patriarcal siempre está la diferencia de cómo escribimos las mujeres y cómo escriben los hombres. En esta novela me dejé ir, no me importó cómo escribía y sentí que me soltaba mucho más. Soy mujer y si escribo como mujer, qué bien.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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