ENTREVISTA | Tras los Muros, documentar el horror para la liberación animal

08/04/2018 - 12:05 am

En México, Aitor Garmendia logró inmiscuirse en decenas de rastros para documentar la realidad de la matanza de cerdos, vacas, cabras, pollos y hasta caballos. A través del documental “Matadero. Lo que la industria cárnica esconde”, Tras los Muros mostró el terror que los animales sufren antes de morir: electrocución, degüello en plena consciencia, golpes con hachas y garrotes, patadas. Todo ello, además, cometiendo infracciones a las normas.

Ciudad de México, 8 de abril (SinEmbargo).- Para poner punto final a las injusticias que viven cada día los animales es primordial visibilizarlas, de eso está convencido Aitor, el fotógrafo que en solitario creó el proyecto fotográfico y audiovisual Tras los Muros y quien prefiere mantenerse en el anonimato para evitar represalias por su trabajo activista.

Tras los Muros se vale de las imágenes del horror que se vive en granjas, criaderos, laboratorios y mataderos a fin de boicotear y protestar contra los sitios donde los animales son explotados y confinados, pero también para investigarlos y documentarlos, tal como lo señala en su página oficial.

En México, Aitor logró inmiscuirse en decenas de rastros para documentar la realidad de la matanza de cerdos, vacas, cabras, pollos y hasta caballos. A través del documental “Matadero. Lo que la industria cárnica esconde”, Tras los Muros mostró el terror que los animales sufren antes de morir: electrocución, degüello en plena consciencia, golpes con hachas y garrotes, patadas. Todo ello, además, cometiendo infracciones a las normas.

Ese trabajo, para el que se adentró en 58 rastros mexicanos de Chiapas, Jalisco, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Tabasco, Tlaxcala, Aguascalientes y el Estado de México, lo hizo acreedor al premio Picture of the Year International en la categoría Science and Natural History con la serie Slaughterhouse (Matadero).

En entrevista para SinEmbargo, Aitor Garmendia habló de Tras los Muros, del maltrato animal y sus futuros proyectos.

–¿Cómo surgió la idea de crear Tras los muros? ¿Qué te movió?

–El proyecto surge cuando las organizaciones donde llevaba años involucrado implementan líneas estratégicas y modos de trabajo con los que no me siento cómodo. Tras una fase de análisis de contexto y de mi lugar en él, apuesto por un proyecto que pueda contribuir a las necesidades políticas del movimiento de derechos animales y que a su vez me permita autonomía crítica. Durante estos años el proyecto ha ido corrigiéndose a medida que trabajo en él.

–¿Cómo lo defines? ¿Qué es para ti, qué significa en tu vida?

–El proyecto es una herramienta que aporta, a través de la documentación gráfica obtenida en la industria de la explotación animal y también de reportajes que reflejan la lucha de quienes defienden a los animales, elementos para confrontar la discriminación y opresión —definida como especismo— de la que son objeto los animales no humanos. No concibo el proyecto en solitario sino como parte de una red de lucha que comparto con compañeros y compañeras en todo el mundo. Por ello, el proyecto está abierto a la crítica y al trabajo colectivo. En este momento absorbe casi todo mi tiempo.

–¿Cuántas personas lo hacen posible?

–Todas aquellas que han colaborado de una u otra forma.

–¿Cómo logra mantenerse? ¿Cómo se financia?

–La investigación de mataderos, que ha sido la investigación de mayor envergadura, fue financiada en parte de forma colectiva. Los costes de otros reportajes han sido cubiertos por organizaciones con las que he colaborado. El resto de trabajos los he llevado a cabo como he podido, con los pocos recursos personales con los que cuento.

–¿Cómo haces la selección de los casos?

–El proyecto pretende cubrir un número significativo de ámbitos de explotación animal a lo largo de toda la geografía internacional así como retratar al movimiento que lucha por la liberación de los animales no humanos. Partiendo de esa base, selecciono aquello que por un lado amplifica el número de ámbitos y ayuda a dar un enfoque apropiado y por otro, prioriza aquellos contextos donde los animales son más explotados en el caso de la ganadería. Tengo también interés en cubrir a aquellos colectivos o métodos de acción directa que tienen la capacidad de dotar al movimiento de un elemento político, combativo y transformador.

«Salvo aquellos que llegan como parte de un proceso revolucionario, no confío en los gobiernos ni tengo nada que decirles». Foto: Aitor Garmendia, Cortesía

–¿Cuál ha sido el mayor logro del proyecto? ¿Hay algún caso especial para ti? ¿Cuál y por qué te marcó?

–El mayor logro, tras muchas dificultades, es seguir adelante con el propio proyecto. Uno de los momentos más duros que recuerdo se dio durante las inundaciones que provocó una crecida del río Ebro. A lo largo de su ribera varias granjas fueron sepultadas por el agua y los dueños, por razones no aclaradas del todo pero pudieron tener que ver con cobrar el seguro, dejaron a los animales encerrados en ellas. Gracias al apoyo de los trabajadores encargados de la retirada de cadáveres que me trasladaron en tractor logré acceder a varias granjas y lo que me encontré en ellas fue muy triste. En una de las granjas había cientos de cerdos moribundos en estado de hipotermia, sin abrigo, sin agua potable y sin atención veterinaria conviviendo con animales que habían muerto ahogados. En el resto de granjas había pilas de cuerpos y cerdos atrapados en ventanas a tres y cuatro metros de altura con signos de haber intentado huir. Los cerdos se recogían con la pala de un tractor y se tiraban vivos al contenedor unos encima de otros. Existe un registro público de todo esto en mi web. Lo digo porque es posible que cueste creerlo, pero pasó. Vinieron muchos medios a cubrir la noticia, pero no vi a ni un sólo periodista acceder a las granjas ni preocuparse por los animales. Días después, cuando aún quedaban muchas granjas aisladas, sólo quedaban defensores de animales.

–¿A qué dificultades te has enfrentado? 

–Lo más difícil es acceder a lugares herméticos, como son los mataderos, y mantener la tensión para facilitar un ambiente de confianza donde puedas trabajar sin sentirte continuamente vigilado. Prefiero no comentar más sobre esto.

–¿Alguna vez has sido blanco de amenazas tras publicar alguno de tus trabajos? ¿Has considerado la posibilidad de dejar de hacer esto?

–En una ocasión pregunté en las redes sociales si alguien podía conseguir un balcón para el encierro durante los Sanfermines y me escribió una persona. Le hice varias preguntas y como no me dio confianza decliné su ofrecimiento. Se enfadó mucho y descubrí que me quería tender una encerrona. Todo se quedó ahí. No he considerado la posibilidad de dejar de hacer esto salvo que concluya que puedo hacer más por combatir la injusticia que padecen los animales en otro campo. Mi trabajo es una herramienta, no un fin en sí mismo.

–¿En qué países has trabajado con tu proyecto? 

–En México, en el Estado Español y en Gran Bretaña.

–¿Qué has hecho en México?

–En México he realizado una investigación en más de cincuenta mataderos y varios reportajes que iré publicando en los próximos meses.

–En el mundo, ¿cuáles han sido tus aportes más representativos?

–En el Estado Español destacaría el trabajo en un santuario de animales, Wings of Heart, y el que te he comentado antes, la riada del Ebro. A Gran Bretaña fui principalmente a realizar un reportaje a los saboteadores de la caza.

–Gracias a tu último trabajo en México, fuiste galardonado con el premio Picture of the Year International, ¿qué sentiste al ver tu trabajo reconocido? ¿Alguna vez imaginaste que Tras los Muros obtuviera una presea?

–Soy nuevo en el mundo del fotoperiodismo. Es la militancia antiespecista la que me ha traído aquí. Nunca había pensado en ganar nada porque nunca había valorado presentarme a ningún concurso hasta que una compañera que sí se movía en estos círculos profesionales, me empujó a hacerlo. Ha sido una gran noticia porque se reconoce no solo un trabajo, que siempre anima, sino también lo que se trata en él, que es lo importante, y se abre una ventana más al mundo de opresión que padecen los animales.

–¿Qué piensas del maltrato animal?

–La idea de maltrato animal, en su acepción más utilizada, solo define como injustificada aquella violencia ejercida contra animales de determinadas especies, como gatos, perros, grandes simios, delfines, etcétera, o a aquella violencia que excede lo que se asume como legítimo, por ejemplo, la ausencia de métodos de aturdimiento en un matadero.

Esta idea es arbitraria, confusa y favorece, paradójicamente, a quienes se lucran ejerciendo violencia contra los animales. Aplicar una descarga eléctrica a un cerdo para degollarlo posteriormente es considerado, dentro de los acuerdos internacionales sobre bienestar animal, un trato correcto. Sin embargo, hacer lo mismo a un perro te convertiría en un criminal a los ojos de cualquiera.

Todos los animales sufren y padecen la violencia que ejercemos contra ellos. Si acabar con la vida de un perro es maltrato, lo es también hacerlo con un cerdo, con un pollo o con una vaca. Quienes mayor interés tienen en perpetuar esta idea de maltrato animal es quienes ven sus negocios amenazados, quienes se lucran con la explotación de animales. Necesitan transmitir la idea de que existen dos formas de explotar y matar a un animal; la buena y la mala. Por eso es importante que señalemos y enfrentemos el especismo, la raíz desde donde se ejerce toda la opresión y violencia sistemática contra los animales.

–¿Qué se podría hacer para erradicar el maltrato animal?

–Organizarse y luchar.

–¿Qué proyectos tiene en puerta Tras los Muros? ¿De qué va el próximo trabajo en México?

–De momento no tengo intención de trabajar más en México. Respecto a los proyectos en los que me encuentro inmerso ahora no puedo dar detalles, pero os lo haré saber cuando vaya a hacerlo público.

–¿Qué les dirías a los gobiernos de todo el mundo sobre la implementación y/o endurecimiento de la legislación para evitar el maltrato animal?

–Salvo aquellos que llegan como parte de un proceso revolucionario, no confío en los gobiernos ni tengo nada que decirles. Sin embargo, si la gente que pelea, que es en la que creo, considera que durante el proceso histórico de lucha antiespecista es necesario articular cambios institucionales que favorezcan a nuestros objetivos, con todos mis ‘peros’, me tendrán de su lado.

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