Fue la hija del comandante Manuel Mondragón y la amante de Gerardo Murillo, conocido como el Dr.Atl. Sin embargo, el retrato que acaba de reeditar la autora por Océano tiene que ver con la fotógrafa y la mujer sin sus referentes masculinos. Hay epílogo nuevo y fotografías inéditas, pero lo principal se trata de regresar a una dama olvidada que hoy tiene mucho para decir a las mujeres mexicanas.
Ciudad de México, 24 de marzo (SinEmbargo).- Una mujer con el cuerpo dado vuelta en la portada. Hemos escuchado hablar de Nahui Olin cuando se hablaba de Manuel Mondragón, su padre, el hombre que asesinó a Madero. Hemos escuchado hablar de ella cuando la historia giraba alrededor del Dr.Atl, su amante.
Sin embargo, ella es mucho más que sus referentes masculinos y en esta actualidad, donde el feminismo después de muchos años de lucha comienza a rendir frutos, es importante rescatar a estas mujeres que desde el principio del siglo 20 vivieron como pudieron, pero también como quisieron, llevando la existencia a obstáculos terribles para conseguir la ansiada libertad.
Adriana Malvido publicó este libro cuando era muy joven, hace 25 años. Hoy recupera el trabajo de esta maravillosa y apasionante investigación, con un epílogo nuevo, prólogo de Elena Poniatowska y fotografías inéditas.
El Dr. Atl la bautizó como Nahui Olin en la década de 1920, convirtiéndola en un personaje legendario en el que todo calificativo es posible: la genialidad, la locura, la liberación, la desfachatez, la pasión, el escándalo, el misticismo, la violencia y la rebeldía, cuenta la sinopsis, en un año que se estrenará también la película dirigida por Gerardo Tort y con guión de Marina Stavenhagen.
Los actores Irene Azuela y Julio Bracho serán los protagonistas.
será el Dr. Atl. La película está programada para estrenarse en otoño de este año.
–¿Nahui Olin era una mujer prácticamente olvidada en la historia?
–Sí, estaba muy olvidada. En 1992 se organizó una exposición en el Museo Estudio Diego Rivera y de manera totalmente paralela me encargaron una investigación para La Jornada y se publicó un reportaje dedicado a Nahui Olin. Es muy curioso, en 1992 coincidimos y vamos a volver a coincidir ahora, sin ponernos de acuerdo. Ahora viene la exposición. A lo largo de todos estos años se han generado algunas cosas en torno al personaje, en el epílogo de la nueva edición intento hacer un recuento de los hechos relacionados con ella, ha habido otros libros como el de Alain Paul Mallard, Nahui versus Dr.Atl, que es una belleza. Luego está el libro de Patricia Rosas Lopátegui, pero sigo pensando que Nahui Olin después de estar prácticamente olvidada, desde el 92 para acá se convierte en una figura de culto.
–Es importante rescatar a estas mujeres desde cierto lugar, sin sus referentes masculinos
–Exactamente y es lo que planteo desde la introducción. Cuando empecé a hacer la investigación no encontraba nada escrito sobre ella, las referencias tenían que ver con que era hija del General Manuel Mondragón, una figura muy horrible en nuestra historia. Luego era esposa de Rodríguez Lozano. Era modelo de Diego Rivera. Era amante de Dr. Atl, siempre era en referencia a un hombre. Lo que buscamos es al personaje en sí, tiene todo para figurar como personaje con autonomía propia.
–Acaba de salir Mujeres valerosas, que son mujeres de la historia pero vistas de otra manera. ¿Algo así pasa con Nahui Olin?
–Sí, ahora que lo dices, es una mujer valerosa sin ser necesariamente heroica. Algo que la hace más humana, más de carne y hueso, más compleja, no es un personaje complaciente, ni tan heroico como Frida Kahlo, que antes de morir fue a una manifestación en silla de ruedas. Nahui Olin es distinta, es transgresora, es compleja, contradictoria y eso la hace menos complaciente. Deja la fotografía porque en esa época estaba metida en el Partido Comunista y consideraban que hacer fotos de rosas era burgués. Ella milita y se va a la Guerra Civil Española, a apoyar la República y toda su existencia optó por la vida hasta el final, como sea.
–Han podido captar las cosas con las que vivieron de acuerdo a las circunstancias. Son mujeres más importantes que la heroica, ¿verdad?
–Sí, claro, creo que vienen a proponer y a romper con muchas ataduras. Ella viene de una familia porfiriana, donde su padre fue Secretario de Marina, con unas ideas muy conservadoras, que tardan más en transformarse que todo el sistema político. Viene la Revolución y cambia la política, pero las ideas conservadoras tardan mucho más en ser cambiadas. Mujeres como Nahui Olin rompen esto y lo hacen además en la vida cotidiana, es muy importante su aportación al arte, porque ella es poeta y pintora, pero sobre todo su manera de vivir el amor, las relaciones, el vínculo, ella es totalmente transgresora. No se ata a un hombre de por vida, imagínate en aquella época.
–¿Te sigue resultando fascinante, Nahui Olin?
–Sí, por supuesto. Yo creo que tiene mucho que decirnos ahora. Me resultó fascinante cuando la encontré, ahí estaba su poesía, sus fotografías, su pintura y todo ello pertenece a un momento fascinante de la historia de México. Es el momento de José Vasconcelos, los artistas se suman a su movimiento, él ofrece los muros para que se dé el tema de los muralistas, ofrece libros por toda la República, le interesa alfabetizar a un pueblo que era 90 % analfabeto. Hay una efervescencia muy apasionante que también produce personajes así, como Nahui Olin. A la distancia, creo que ella tiene mucho que decirnos, en esta época de México tan oscura, con el odio, la violencia, el lenguaje, de pronto estos personajes apasionados por la vida, una persona que se la juega todo por la libertad de la mujer, utilizar un vocabulario erótico en tiempos donde el lenguaje era constreñido, tiene sobre todo relación con los jóvenes de ahora. Puede haber una identificación, porque es anti-dogmática, por eso se recuerda ahora, porque es un personaje que nos trae luz.
–¿Ella tenía amigas en su juventud?
–Sí, pertenece a un grupo bohemio, con mucha vida social, cuando el Dr.Atl vive en el Convento de la Merced, ella se va a vivir ahí y hay crónicas excepcionales de la vida que llevaban. Él cocinaba, ella recibía a poetas y a creadores, a Tina Modoti, a Edward Weston, toda la vida –como decía Andrés Henestrosa- giraba alrededor del centro de la Ciudad de México. Después se va quedando sola y muere así.
–Analizándola artísticamente, ¿ella era buena fotógrafa?
–Es que Nahui deja la fotografía y se convierte en modelo y me encanta tanto de Olin como de Modotti es que ambas poseen una sensualidad estridente. Nahui propone otras formas de ser modelo de artista. Tal es así que hay fotografías que la muestran desafiante frente a la mirada del fotógrafo. No es nada más la mujer bonita que se sienta a que la retraten.
–De hecho pones en la portada una fotografía de ella dada vuelta
–Eso habla mucho del cuerpo. La relación que ella tiene con su cuerpo es una relación muy inusitada para esa época. El desnudo, cómo ella cuida a su cuerpo, cómo le gusta exhibirlo, como una forma de expresarse. Ella tenía una necesidad de expresarse por todos los medios; la poesía, la pintura, su cuerpo, el amor, es una necesidad imperiosa y vital de Nahui Olin. Ella tiene muchas lecturas y cada uno ve a la Nahui que quiere.
–¿Cómo será la exposición?
–Será algo impresionante. Por el mes de abril y la está curando Tomás Zurián, se hará en el MUNAL, él es el que más conoce sobre Nahui Olin.
–¿Qué le dirías a los jóvenes sobre Nahui Olin?
–Que acercarse a estos personajes, es leer la historia de otra manera. Cómo vivía la gente, cómo se apasionaba, cómo se quería, la historia de la sexualidad como parte de la vida.