La intensa presión por parte de empresarios y líderes del partido Republicano, provocó que la Casa Blanca analice la posibilidad de aplazar los aranceles al acero y aluminio anunciados por Donald Trump la semana pasada, anticipó hoy el diario The New York Times.
Ciudad de México, 6 de marzo (SinEmbargo).– La Casa Blanca estudia la posibilidad de que los aranceles al acero y aluminio, propuestos por Donald Trump, tengan menor impacto sobre socios comerciales importantes, reveló el diario The New York Times.
El Presidente estadounidense advirtió el jueves pasado que impondría un arancel de 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio.
No obstante, la intensa presión por parte de empresarios y líderes de su propio partido, el Republicano, probablemente aplazarán cualquier presentación formal de los gravámenes hasta la semana próxima, según varios funcionarios citados por el medio y que han sido informados sobre las deliberaciones.
Ayer, Paul Ryan, el republicano más poderoso en la Cámara de Representantes, rompió filas con el Presidente.
Una vocera de Ryan, citada por medios estadounidenses, advirtió a Trump que no avance con este plan arancelario que desataría una guerra comercial mundial.
"El presidente de la Cámara Baja espera que el Mandatario vuelva a sopesar las consecuencias no intencionales de esta idea y mire hacia otros enfoques hacia adelante", dijo Ashlee Strong, su vocera.
"Estamos extremadamente preocupados por las consecuencias de una guerra comercial y estamos urgiendo a la Casa Blanca a no avanzar con el plan. La nueva Ley de reforma fiscal ha impulsado la economía y ciertamente no queremos poner en peligro tales ganancias”, añadió.
Trump ha escuchado los argumentos de todas las partes, pero su punto de vista ha permanecido firme, dijo un funcionario de la Casa Blanca al New York Times.
Aún así, señaló, el Presidente está consciente de los argumentos en contra, por lo que ha estado abierto a realizar una maniobra para reducir el alcance y los efectos de los aranceles, aunque busca evitar la percepción de que cederá al respecto.
Ayer, la Unión Europea (UE) advirtió que adoptaría una serie de medidas en el caso de que Estados Unidos formalice los aranceles al acero y al aluminio. Dijo que serán “proporcionadas” y equivalentes al volumen de los productos europeos afectados.
Esta respuesta, sobre la que no han trascendido cantidades ni productos afectados, incluirá aspectos de defensa comercial que no funcionarán únicamente contra el acero y el aluminio estadounidenses, sino que podrían incorporar aranceles a otros productos procedentes de Estados Unidos.
La UE estudia además la introducción de salvaguardas para proteger sus productos, para lo cual debe monitorizar los flujos de importaciones de acero y aluminio hacia el bloque comunitario para constatar si las acciones de Estados Unidos conllevan un aumento abrupto de las mismas.
México y Canadá, países integrantes junto con Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), también rechazaron los aranceles al acero y aluminio al insistir en que ambos deben estar exentos de este impuesto.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, afirmó que la idea de Donald Trump de que una guerra comercial sería “buena” y “fácil de ganar” es “increíblemente estúpida”. Y no sólo eso, el economista estadounidense, consideró que también la forma en que Trump está iniciando su guerra es “notablemente estúpida”, pues poner aranceles al acero es proteger bienes que son insumos para industrias que emplean a mucha más gente que las que dice protegerá con su nueva medida.
En su colaboración para The New York Times, publicada la semana pasada, el profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton y profesor centenario en Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, planteó que siempre se ha sabido que Trump es beligerantemente e ignorante sobre economía [“y muchas otras cosas”, acota el prestigiado Premio Nobel. Pero hasta el momento de declarar una guerra comercial por el acero no había importado mucho.