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Gustavo De la Rosa

27/02/2018 - 12:00 am

Anaya, una sique criminal

Ricardo Anaya justifica la triangulacion de recursos diciendo que el objetivo del donativo era construir un edificio para el Partido Acción Nacional en Querétaro, lo que muestra otra gran deformación ética pues, si considera que el PAN necesitaba un edificio, debí­a más bien organizar una colecta de fondos entre los miembros del partido y no establecer una asociación civil. En el derecho penal a esto se le llama maquinación fraudulenta.

¿Qué tipo de mentalidad tiene Anaya? Foto: Cuartoscuro.

En una investigación policiaca es fundamental conocer la mecánica de un delito en particular para capturar a los delincuentes que lo realizan; ellos mismos lo describen así: "El que es transa es transa y por sus mañas lo encierran". Analicemos pues la conducta de Ricardo Anaya y el supuesto uso de una fundación humanitaria para adquirir un terreno de importancia en Guanajuato.

Hay pruebas de que se organizó la Fundación por más Humanismo con el objetivo de fortalecer la conciencia democratica de los queretanos, y que recibió un donativo de un millón 650 mil pesos del empresario Abraham Jaik Villarreal. Hasta ahí­ todo va bien, las fundaciones reciben dinero y a cambio entregan un recibo deducible de impuestos.

Sin embargo, según algunas investigaciones y la confesion de Anaya, ese dinero se utilizó para construir un edificio que posteriormente se vendió en más de 7 mdp; esta es una conducta de negociante, no de servidor publico. La conciencia democrática de los queretanos no se fortalece utilizando el dinero, recibido para una buena causa, comprando terrenos y construyendo edificios para después venderlos y generar una ganancia.

Y para colmo Ricardo Anaya defiende sus acciones convencido de que lo que hizo es éticamente correcto. Eso es más grave porque, así­ como los homicidas seriales sufren una deformación en la percepción de la moralidad de sus actos, los jóvenes que se formaron bajo la idea de que business is business también ven sus lí­mites morales deformados, y consideran que una acción es la correcta siempre y cuando pueda producir ganancias.

Ricardo Anaya justifica la triangulacion de recursos diciendo que el objetivo del donativo era construir un edificio para el Partido Acción Nacional en Querétaro, lo que muestra otra gran deformación ética pues, si considera que el PAN necesitaba un edificio, debí­a más bien organizar una colecta de fondos entre los miembros del partido y no establecer una asociación civil. En el derecho penal a esto se le llama maquinación fraudulenta.

Proceso aporta más datos: El edificio se construyó sobre un terreno que el Gobierno panista del Estado de Querétaro habí­a expropiado, que el edificio se vendió en 7 millones 800 mil pesos y que ese recurso se utilizó para pagarle a Jaik Villarreal el dinero que habí­a donado. Después el mismo semanario publica que, del capital restante, se transfirieron casi 5 millones de pesos a la firma JV Construcciones, propiedad del empresario antes mencionado.

¿Qué tipo de mentalidad tiene Anaya, que aprovecha la buena fe de los ciudadanos que creen estar aportando para hacer conciencia democrática entre los queretanos, para dotar al PAN de un edificio? ¿Dónde está la utilidad pública en comprar un terreno barato en una zona de alta plusvalí­a, construir un edificio y luego venderlo a precios de mercado?

¿El señor Anaya nunca habrá ido a misa? ¿No sabe que cuando se deposita el dinero de la limosna ya no se puede volver a meter la mano a la bolsa para sacarlo? Estamos frente a una sique delictiva, que tiende a buscar cómplices en lugar de colaboradores, como Donald Trump.

Jaik Villarreal al final resultó ser el más beneficiado, pues hizo una donación deducible de impuestos, que posteriormente recibió de vuelta con un pago de intereses a una tasa de 60 % anual. Si­ hubiera depositado ese dinero en un banco, con suerte hubiera ganado unos 50 mil pesos.

Después de haber vivido las presidencias de Ruiz Cortines, López Mateos, Dí­az Ordaz, Echeverrí­a, López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, mi experiencia me dice que México está así porque tiene mayor prioridad el desarrollo de los negocios que el desarrollo de los seres humanos.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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