El Gobierno federal ha argumentado que comprar la leche del exterior es necesario para cubrir los periodos en que baja la producción nacional. La regulación gubernamental de la leche data de los años 30 del siglo pasado, cuando el Presidente Lázaro Cardenas intervino para garantizar el abasto a las familias más desprotegidas.
A inicios de este mes, productores de leche bloquearon la carretera Xalapa-Perote, en Veracruz, exigiendo controlar la importación de las fórmulas sintéticas, además de un incremento al precio de la leche. Los inconformes regalaron leche fresca frente al Palacio de Gobierno en Xalapa como parte de su protesta por mejores condiciones para su producto.
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Por Gardenia Mendoza
Ciudad de México, 11 de febrero (LaOpinión/SinEmbargo).- De uno en uno, Miguel Franzoni ha ido contabilizando a todos aquellos ganaderos lecheros que han abandonado sus ranchos, pasturas, piedras de sal y ordeñadoras para dedicarse a otra cosa en México.
Tan sólo en el estado de Veracruz cuenta 16 mil desertores, mientras en Jalisco otro tanto ha optado por emigrar a Estados Unidos o a las grandes ciudades.
"Dejaron sus vacas, sus casas, emigraron", precisa el activista líder del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, una de las organizaciones que mantiene paros, protestas, y campañas de concientización porque, aseguran, los lecheros se están ahogando en el lácteo. Literalmente. "La actividad es insostenible".
Las razones son diversas, pero todo gira en torno al bajo precio que paga el Gobierno por 750 millones de litros que compra anualmente a los productores para subsidiar un programa de ayuda a familias pobres (Liconsa): al dar menos dinero que lo que cuesta producirlo está distorsionando el mercado, dicen los protestantes.
"Durante mucho tiempo ha sido un problema recurrente: se disparan los precios (del precio del diesel, la gasolina y las materias primas; la devaluación el peso…) pero no se homologa el pago del litro de leche", advirtió Andrés Ramos de la Unión Ganadera Regional de Jalisco.
La lista de contras es larga e incluye, a su juicio, la “necedad’’ del Gobierno de tener a la leche dentro del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. "Eso aterra a los productores que cada vez son menos", según advirte Alvaro Gonzalez, otro de los líderes del Frente Nacional que no escatima en acciones para llamar la atención.
Tira la leche en la calle, toma casetas de peaje, regala vasos del producto fresco a los peatones y, en una de sus últimas medidas realizada esta semana, lanzaron frente a oficinas de gobierno de todo el país sueros y leche en polvo de marcas extranjeras que consideran fraudulentas en su contenido nutricional, pero que hacen "competencia desleal".
El Gobierno -a través de Sedesol- que controla la importación de lácteos ha argumentado en diversos encuentros con los lecheros que comprar la leche del exterior es necesario para cubrir los periodos en que baja la producción nacional, pero la explicación no satisface a los críticos del sector que entrevén corrupción en esas transacciones, entre los múltiples males.
En 2016, Sedesol transparentó los padrones nacionales sobre a quién, cómo y cuánto compra el gobierno, pero dejó a medias las listas de compañías extranjeras.
La regulación gubernamental de la leche data de los años 30 del siglo pasado, cuando el Presidente Lázaro Cardenas intervino para garantizar el abasto a las familias más desprotegidas. Desde entonces la compra del lácteo a los ganaderos ha crecido con una red de acopio, enfriamiento y pasteurización de la paraestatal Liconsa, pero a la vez a provocado una especie de monopolio y dependencia que acorrala a los lecheros a los que paga tres veces menos el valor del mercado.
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