Al inicio del mandato peñanietista, la población de la marsopa más pequeña del mundo alcanzaba los 200 ejemplares y para 2017 la cifra rozaba apenas los 30, de acuerdo con datos del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita marina (CIRVA).
Es rotundo: hoy quedan 85 por ciento menos vaquitas marinas que cuando Peña Nieto llegó a la silla presidencial. Sólo durante el periodo 2015- 2016, la población descendió casi a la mitad.
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Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).- La administración priista a cargo de Enrique Peña Nieto pasará a la historia –entre otras cosas– por llevar a la vaquita marina, especie endémica del Golfo de California, al borde de la extinción, recriminaron líderes de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Al inicio del mandato peñanietista, la población de la marsopa más pequeña del mundo alcanzaba los 200 ejemplares y para 2017 la cifra rozaba apenas los 30, de acuerdo con cifras del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita marina (CIRVA).
Es rotundo: Hoy quedan 85 por ciento menos vaquitas marinas que cuando Peña Nieto llegó a la silla presidencial. Sólo durante el periodo 2015- 2016, la población descendió casi a la mitad.
Organizaciones civiles como el Centro para la Diversidad Biológica (CDB) y Greenpeace México durante los últimos años han alertado que las redes agalleras utilizadas en la pesca ilegal de totoaba –especie que también se encuentra en peligro de extinción– han sido la causa principal de que –posiblemente en el corto plazo– la vaquita se despida para siempre de los mares.
Por ello, han insistido una y otra vez en que se desarrollen e implementen artes de pesca que eviten que los pequeños cetáceos se enreden y mueran; también han urgido a que la vigilancia en el Alto Golfo sea permanente y efectiva, pero las autoridades han hecho caso omiso.
En cambio, hace alrededor de un año se decidió que el cautiverio de vaquitas era la opción para salvar a la especie, pero las mencionadas organizaciones nunca estuvieron de acuerdo y el tiempo les dio la razón: En noviembre pasado, el programa para capturar marsopas en el Golfo de California fue suspendido luego de que un ejemplar falleciera al poco tiempo de ser atrapado.
Ante este panorama, en entrevista para SinEmbargo, Alejandro Olivera, representante en México del CDB, criticó: "El fracaso de esta administración en la conservación de la vaquita es indudable. Empezamos con más de 200 ejemplares y ahora quedan menos de 30, a pesar de todo el dinero que se ha invertido, no se pudo implementar un arte de pesca alternativo".
Y agregó tajantemente: "Esta administración va a ser recordada como la que llevó a la vaquita al borde de la extinción".
En el mismo sentido, Edith Martínez, coordinadora de comunicación en Greenpeace México, advirtió que si la mortandad de las vaquitas continúa con el mismo patrón, "entonces muy probablemente en el 2018 estaremos hablando de una población de menos de 20 ejemplares con posibilidades muy bajas para mantener la población existente de la especie, lo que podría llevarlas a un vórtice de extinción".
Olivera remarcó que el cautiverio tuvo que llevarse a cabo a pesar de los riesgos y "ante la falla de proteger a la vaquita en su hábitat natural", lo cual también calificó como "un reconocimiento a la inefictividad" del Gobierno mexicano.
"Si el Gobierno [de Peña Nieto] hubiera hecho bien las cosas desde que llegó, no se hubiera requerido tomar la decisión de llevar a las vaquitas al cautiverio. Siempre ha sido un plan B y no funcionó, debe entonces continuarse con el plan A que es proteger a la especie en su hábitat natural", indicó.
Al respecto, Martínez señaló:
"Desde que se anunció la idea de llevar a la vaquita marina al cautiverio, Greenpeace y otras organizaciones, consideraron esta medida como desesperada, arriesgada e incierta ya que no existía garantía alguna de que fuera a funcionar y sí de focos rojos como que la especie se sometiera a un estrés innecesario, tal como ocurrió".
Y coincidió con el representante del CDB, en que la mejor manera de conservar a la especie es en su hábitat natural, "atendiendo las causas de fondo que han provocado la inminente extinción de esta especie endémica de México, entre ellas la pesca ilegal de totoaba".
"Si la captura ilegal de totoaba se sigue realizando y continúan las redes debajo del agua, que son sus principales amenazas, sí se pudiera llegar a un punto prácticamente de no retorno para la población de la vaquita y sería muy difícil recuperarse", dijo Olivera.
EPN DEBE PONER MANOS A LA OBRA
Las organizaciones enfatizaron en que el Gobierno saliente tiene la obligación de incrementar vigilancia efectiva en el hábitat de la marsopa. Incluso, Greenpeace ha hecho un llamado a que se destituya de forma "inmediata" a Mario Aguilar, titular de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), así como de Pablo Arenas Fuentes, quien se encuentra al frente del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca).
Por otro lado, hizo énfasis en la "actualización inmediata" de la Carta Nacional Pesquera y el regreso inmediato del sector pesquero (Inapesca y Conapesca) al sector ambiental, dentro de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), "para el desarrollo de una política pública de pesca sustentable en la que se incluya a las comunidades y que garantice la protección de nuestros océanos y sus recursos para que situaciones como la de la vaquita marina no vuelvan a repetirse".
En su oportunidad, Olivera manifestó que la administración de EPN debe trabajar en desarticular la red de tráfico de totoaba y reprochó que las soluciones estaban incluso antes de que comenzara su sexenio, sin embargo, se ha notado "la falla" en el desarrollo y la implementación de artes de pesca que no interactúen con la vaquita.
"Se está acabando el sexenio y han fallado en esta implementación, tuvieron 6 años que dejaron ir en hacer pruebas. Se siguen haciendo experimentos y la situación ya no está para eso", comentó.
TRABAJO ARDÚO PARA EL PRÓXIMO PRESIDENTE
Si la vaquita logra sobrevivir durante el año, el próximo Presidente de la República Mexicana tendrá una tarea difícil que será trabajar en lo que el Gobierno de Peña Nieto se negó a hacer.
Greenpeace afirmó en que el próximo mandatario mexicano "deberá hacer lo que sus antecesores se han negado: atender la problemática de una manera integral y coordinada entre las dependencias de Gobierno, donde el sector pesquero y ambiental colaboren para salvar a la especie, lejos de la corrupción y la impunidad, así como atender a las comunidades para que puedan regresar al mar con alternativas pesqueras que no afecten al ecosistema".
"Debe hacer todo lo que esta administración no hizo en cuanto a implementación de artes de pesca, mantener a la vaquita libre de redes y con una vigilancia efectiva. Están prácticamente todas las corporaciones de seguridad en el Alto Golfo y es muy raro que aún con ello se siga dando el tráfico ilegal de totoaba que no para", expuso Olivera.