Adrián López Ortiz
31/12/2017 - 12:02 am
¿Nos irá mejor el año que viene?
Publico este artículo el último día de 2017. La pregunta del título es de rigor en estas fechas, ¿cómo viene el año siguiente?, ¿nos irá mejor en 2018? No lo sabemos con certeza, pero van aquí algunos apuntes para darnos una idea de lo que se viene para los mexicanos en economía, seguridad y política. […]
Publico este artículo el último día de 2017. La pregunta del título es de rigor en estas fechas, ¿cómo viene el año siguiente?, ¿nos irá mejor en 2018?
No lo sabemos con certeza, pero van aquí algunos apuntes para darnos una idea de lo que se viene para los mexicanos en economía, seguridad y política.
En economía, y de acuerdo con el suplemento especial de The Economist, “The world in 2018”, México crecerá apenas 1.9% el año siguiente, por debajo de lo estimado para Estados Unidos (2.2%) y de Canadá (2.0%).
La inflación se estima en 3.9%, contra 2.0% de Estados Unidos y 1.7% de Canadá. También en PIB per capita seríamos los más bajos de la región: 9,338 dólares contra 61,454 dólares de Estados Unidos y 46,340 dólares de Canadá.
¿Por qué nos comparo con Norteamérica? Porque este año habrá de definirse el destino del proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio. Un tema que no podremos perder de vista y que tendrá grandes repercusiones.
En suma, el crecimiento será mediocre con un poder adquisitivo cada vez más golpeado por los ajustes inflacionarios y la perdida de competitividad en lo general. Lo que ensanchará todavía más la brecha de desigualdad material en México.
En seguridad es donde la cosa pinta peor: 2017 ya fue el año más letal en los últimos 20 años con 23,105 homicidios (datos a noviembre) y una tasa de 18.7 homicidios por cada 100 mil habitantes. La aprobación de la Ley de Seguridad interior es el indicador más claro de que el último año de Peña Nieto la “estrategia” seguirá siendo la misma, por lo que podemos esperar resultados similares.
A los homicidios habría que sumar las cifras de desaparecidos, secuestros, extorsión, feminicidios y otras dolorosas consecuencias de la descomposición social y la proliferación de la violencia por todo el territorio nacional.
Una violencia que no puede entenderse sin las altas tasas de impunidad en delitos de alto impacto y de fuero común. Reducirla dependerá en gran medida de nuestra capacidad para avanzar en una mejor implementación del Sistema de Justicia Penal Acusatorio y fortalecer la autonomía y capacidades profesionales de las Fiscalías. Lo que se ve difícil pues el PRI y Presidencia han dado muestras en el sentido contrario.
Pero sin duda el gran tema de 2018 será la política. En 2018 tendremos las elecciones más grandes en la historia de México. Elegiremos Presidente en una elección que se antoja de tercios y con la participación de un amplio segmento de nuevos electores.
De acuerdo con un estudio del periodista Pablo Bocskowski, gracias a la digitalización ahora las y los ciudadanos se politizan mucho más durante períodos electorales que antes. Es decir, las redes contribuyen (para bien y para mal) con esa politización.
Eso significa que usted verá, oirá y hablará de política en todo momento y en todo lugar. Aunque no quiera y gracias a su celular, la política le acompañará permanentemente en 2018.
No es para menos, lo que nos jugamos es un asunto muy serio: la elección de 2018 será un amplio referendo para decidir si los mexicanos queremos continuidad o ruptura con el statu quo.
López Obrador representa la ruptura y la apuesta por un proyecto de nación diferente (al menos en el discurso), y tanto Ricardo Anaya como José Antonio Meade están más cerca de la continuidad con el modelo de país de los últimos 20 años. El primero nos dirá que todo lo que hay está mal y los otros, sobre todo Meade, que hay cosas rescatables y que hay que cambiar algunas otras.
Pero la diferencia entro los candidatos no garantiza que uno u otro sea mejor, sino la capacidad y voluntad política para diseñar, proponer e implementar una agenda incluyente, moderna y honesta. Y para convencer a los electores de que en realidad están dispuestos a ejecutarla sin privilegiar sus intereses partidistas, sus privilegios políticos y sus cotos de poder.
Ese gran reto tiene que ver, sobre todo, con la agenda anticorrupción y con la reducción de la desigualdad. Con poner primero a la gente y ser generosos. Pero esos temas merecen otros artículos.
Por eso, en 2018 los mexicanos tenemos una gran responsabilidad. Tenemos que ejercer nuestro rol de ciudadanos, informarnos sobre nuestros candidatos, votar con responsabilidad y acompañarlos ya que gobiernan.
Ya se que suena a comercial del INE, pero es la verdad: el año que viene nos irá tan bien o tan mal como seamos capaces de ser responsables como mexicanos. En la dimensión individual pero sobre todo en la dimensión colectiva.
¿Qué tan buenos seremos para elegir y exigir, para proponer y organizarnos?
Deje de mentar madres en Facebook y echarle la culpa a los demás, el futuro no es algo que nos pasa, sino algo que construimos. Usted decide como quiere que sea.
¿Quiere que le vaya bien el año que viene? Haga que suceda. ¡Feliz 2018!
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