El Obispo de Chilpancingo señaló que los pueblos de la sierra están viviendo una “situación muy especial”: sobreviven con la siembra de amapola, cuyos cultivos son destruidos por el Ejército. Entonces, "la poca goma que existe, se la están peleando los líderes criminales".
En cuanto a la Ley de Seguridad Interior, el Obispo declaró que ésta no va a resolver el problema de la violencia en el estado y que, más bien, se está promoviendo con motivos electorales con miras a 2018.
Por Zacarías Cervantes
Guerrero/Ciudad de México, 11 de diciembre (ElSur/SinEmbargo).- El Obispo de Chilpancingo, en Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, declaró que la violencia que se desató en pueblos de la sierra entre bandas del crimen organizado es por la destrucción de plantíos de amapola llevada a cabo por el Ejército en abril pasado, y “lo que vemos ahora” es una disputa por la poca cosecha que obtuvieron los productores.
Rangel Mendoza explicó que los habitantes de la zona le han contado que primero la gente de Juan Castillo Gómez, "El Teniente", fue a Pueblo Viejo hace tres meses a desplazar al grupo de Isaac Navarrete Celis, "El Señor de la I", y que ahora éste, en venganza, llegó la semana pasada a Izotepec y a Polixtepec, que son territorio del primero.
El Obispo reiteró su propuesta de que mientras no haya apoyos oficiales para los habitantes de los pueblos de esa zona, el Gobierno debería de dejar que los campesinos cultiven y vendan la amapola, “si no, de qué van a vivir”.
"La especial situación" que viven los pueblos de la sierra, señaló, “escaseó” la goma de opio; entonces, "la poca goma que existe se la están peleando".
“Ustedes saben que los de Izotepec y toda esa zona atacaron (en agosto pasado) Pueblo Viejo, que anteriormente controlaba el señor Isaac (Navarrete) y ahora el mismo Isaac vino a atacar los pueblos del famoso El Teniente (Juan Castillo). Allí es una guerra entre los dos grupos de narcotraficantes”.
El Obispo agregó que “lo penoso” es la inseguridad que sufre la gente que no está involucrada con estos dos grupos. Agregó que incluso le informaron que en la entrada a la sierra, después de Filo de Caballos, uno de los dos grupos está parando y asaltando a toda la gente.
“Tengo una información muy particular, me dijo el párroco del lugar que subieron los soldados pero que salieron corriendo, entonces uno se pregunta actualmente quién está dominando la situación”.
Añadió que también le dio pena que cuando tuvo que salir la gente de Pueblo Viejo, y comunidades de alrededor, por la balacera que ocurrió en agosto pasado, lo hicieron de noche, en medio de la sierra y en periodo de aguas, “imagínese todo lo que están haciendo sufrir”.
Insistió en que por esto debe haber un acercamiento, “ver qué podemos hacer para que esta gente ya no sufra y dejarla vivir en paz”.
Recordó que él siempre ha apoyado el diálogo y que ha pedido que ya no suba el Ejército, “porque al subir es como si le picamos a un panal de avispas, se alborotan y empiezan a picar”.
Declaró que si en la sierra se siembra la amapola, es porque la gente no tiene otra opción, “la gente tiene necesidad de comer y si se les quita eso, qué les vamos a dar de comer a esa gente, es por eso que yo digo que también las autoridades, sobre todo federales, deben voltear más a Guerrero. Nos deben tender más la mano con ciertos programas, con los que la gente olvide la amapola y se dedique a otro tipo de cultivos”.
El Rangel dijo que está consciente de que por sus declaraciones en este sentido “ciertas autoridades del gobierno se han sentido mal y ya me están tomando como un enemigo de ellos, pero yo no quiero ser su enemigo, simplemente digo lo que yo creo que es la verdad y es lo que incomoda, a veces, pero yo lo que quiero es construir y ayudar a Guerrero. Yo no tengo ninguna otra pretensión”, declaró.
Por ejemplo, se quejó de que hace unos 10 días las autoridades, no sabe de qué ámbito, no le autorizaron un vuelo en helicóptero para que fuera a coronar una virgen y a celebrar confirmaciones a Pandoloma, municipio de San Miguel Totolapan.
Contó que la gente de la comunidad gestionó su viaje en helicóptero, pero que se lo canceló de última hora la Secretaría de Gobernación; que después un personaje pagaría el costo de un vuelo privado, pero que tampoco se lo autorizaron. “La cosa es que la gente se quedó esperando al Pbispo”, denunció.
LA LEY DE SEGUIRDAD, "MOVIDA POLÍTICA"
Para el Obispo Rangel Mendoza, la Ley de Seguridad Interior “de ninguna manera” es la solución al problema de la violencia en el estado.
“Bien sabemos que el papel del Ejército es defender la patria contra los enemigos, y creo que nosotros, los mexicanos, no somos enemigos del Ejército. Además existe la policía, por eso se llama policía preventiva”, declaró.
Insistió en que darle facultades directas al presidente de la República y de manera discrecional al decidir a dónde va o no el Ejército, “me parece un asunto peligroso, puesto que tenemos en México un país democrático, dividido en los podres que deben desempeñarse de una manera armoniosa”.
El prelado advirtió que la Ley de Seguridad Interior se quiere aprobar al vapor, “yo personalmente creo que es más bien una movida política ahora que vienen elecciones, para poder desplazar al Ejército en las calles y eso va a atemorizar más a la gente”.
Insistió en que por esa causa no confía mucho en esa ley, “para mí la solución es tratar de preparar mejor a la policía de los tres órdenes, tanto federal, estatal, como municipal”, propuso.
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También agregó que es necesario certificar a las policías y darles preparación “porque para mí (la Ley de Seguridad Interior) es una salida muy fácil, aventar la bolita al Ejército y desobligar a la parte civil y a las policías, esto no se me hace justo”.
El Obispo Rangel aseguró que ha preguntado a mucha gente y que la opinión de la mayoría “a pesar de que en Guerrero vivimos una situación muy difícil, creen que las cosas se van a complicar mucho más dándole esas facultades al Ejército”.
También declaró que se ha visto que la militarización no ha dado resultados, “vea cómo ha aumentado la presencia del Ejército y de la Policía Federal en lugares muy claves, por ejemplo Chilapa y Zitlala, en donde ha aumentado el crimen y la delincuencia, ese es otro gran argumento que yo tengo. No aumentando la presencia de los militares la delincuencia se va a venir abajo”.
El obispo agregó que Guerrero tiene una situación muy especial, “un estado en donde en la mayor parte del territorio hay presencia de los grupos de narcotraficantes, y se ve que no precisamente tiene la autoridad el Ejército ni el estado. Yo creo que militarizando las cosas no va a cambiar, sino que se va a empeorar”.