El 27 de julio, Mariana Joselín Baltierra Valenzuela desapareció en Las Américas, Ecatepec, en el Estado de México. Al siguiente día su cuerpo fue hallado en un negocio cercano a su casa. Juan de la Cruz Quintero Martínez, un empleado y residente del local, es el principal sospechoso del asesinato y violación de la joven. Pero hoy está prófugo.
Saira Valenzuela, madre de la joven, reclama: “Ya no nos han dado ningún avance de la investigación. No sabemos nada: si ya salió del país, si siguen investigando o no, nada''.
Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).– Mariana Joselín Baltierra Valenzuela, de 18 años, decía que quería ser veterinaria. Veía siempre por los demás. No le gustaban las injusticias, y hoy su familia busca que su caso no quede impune. En julio, el cuerpo de la joven fue localizado con signos de violencia extrema al interior de una carnicería en Ecatepec, Estado de México.
A cinco meses de distancia del crimen, el presunto asesino, identificado como Juan de la Cruz Quintero Martínez, sigue prófugo de la justicia, y el círculo cercano de Valenzuela espera respuestas, justicia.
“Mi hija, si bien tenía 18 años, no los aparentaba. Ella parecía una niña de 13 o 14 años. Era muy chiquita, medía 1.45 [metros] y era muy delgadita. Ella fue prematura, tuvo muchos problemas de salud, también por eso la protegíamos mucho. A los 6 años le diagnosticaron epilepsia, pero ya estaba controlada. Ella llevaba una vida normal. Le gustaba mucho bailar. Era muy buena, nunca fue rebelde. Era incapaz de tener un mal sentimiento hacia alguien. Era muy tierna. Era muy ingenua en cuanto a la maldad del mundo. Su familia era lo más importante. Toda la gente que la conoció la quería mucho'', describe Saira Valenzuela, la madre de Joselín, en entrevista con SinEmbargo.
La mañana del martes 18 de julio, Mariana salió a pasear a su mascota. Todo en orden, volvió a reunirse con su mamá, hermano y prima en el Fraccionamiento Las Américas, en Ecatepec de Morelos. Sin embargo, cerca de las 09:30 horas, se dirigió rumbo a la tienda y ya no regresó.
Saira Valenzuela se dio cuenta que “algo andaba mal”, el establecimiento está a unos pasos de su hogar, no había razón alguna para que la joven se tardara.
La mujer abandonó su domicilio con su sobrina en brazos, tuvo “una sensación fea, como un presentimiento''. Caminó hasta el final de la calle privada en la que viven, volteó a ambos lados y no tuvo contacto visual con Joselín. Se angustió, pero trató de guardar la calma, primero tenía que acercarse a la tienda para estar segura de que algo fuera de lo normal había ocurrido.
–“Sí, vino Marianita hace ratito, compró huevo, compró jamón"– le dijeron en el lugar.
Saira se dirigió a los locales que se encuentran frente a la carnicería Carnicasa -la escena del crimen-, y realizó un sondeo desesperado. Nadie vio nada, nadie escuchó nada.
El rostro de Mariana Joselín cubrió, de inmediato, la colonia. Una fotografía, incluso, fue colocada en la entrada del negocio en el que sería localizada sin vida casi 24 horas después de su desaparición.
Durante las siguientes horas, vecinas ayudaron a pegar carteles con la imagen de la joven de 18 años. Se levantó un acta ante Odisea, se solicitó el acceso a las cámaras del C-4, iniciaron las averiguaciones, los rondines de las autoridades, sin embargo, cayó la noche y no hubo respuestas.
“Todo lo que quería yo era que mi hija regresara, pero eso no sucedió. Pasé la noche en vela, amaneció y nuevamente salí a buscar'', relató Saira.
A las 08:30 horas del 28 de julio, una patrulla aparcó frente al establecimiento de Carnicasa. Y ahí, en la esquina de la avenida Independencia y José María Morelos y Pavón, una oficial de búsqueda se aproximó a los padres de Mariana y les informó que había una joven sin vida que respondía a las características de su hija.
Entre las 10:30 y 11 de la mañana, la familia pudo confirmar que Joselín había sido asesinada.
Después tocó el turno a los trámites, la denuncia, las declaraciones. En ese proceso el dueño de la carnicería reveló que Juan de la Cruz Quintero Martínez, su empleado, tenía entre 15 y 20 días rentando un cuarto junto a las accesorias.
“Por eso se llega a la conclusión de que él es el presunto culpable. Él vivía ahí, era el único que tenía acceso (aparte del dueño de la carnicería) y no aparecía. Dejó ahí el arma homicida, dejó la ropa ensangrentada'', detalló la madre.
EL PRÓFUGO Y LA RECOMPENSA
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) actualmente ofrece una recompensa de hasta medio millón de pesos a la persona que aporte información útil, veraz y oportuna para la localización y aprehensión de Quintero Martínez, alias El Güero.
SinEmbargo consultó directamente a la Fiscalía mexiquense para conocer su versión del caso, pero la dependencia no dio respuesta a las solicitudes.
El hombre, de 28 años de edad, es el principal sospechoso de abusar sexualmente de Mariana Joselín y apuñalarla en múltiples ocasiones.
“Ya no nos han dado ningún avance de la investigación. No sabemos nada, si ya salió del país, si siguen investigando o no'', reclamó la mamá de Mariana, quien aseguró que en la última cita que tuvo su familia con las autoridades les dijeron que lo que quedaba era esperar a que el criminal cometiera un error.
De acuerdo con la familia, la Fiscalía de la entidad gobernada por Alfredo Del Mazo Maza aseguró que solicitaría una ficha roja a la Interpol. Sin embargo, y hasta la tarde del 7 de diciembre del 2017, el nombre de Quintero no aparecía en la lista de personas buscadas.
La entidad acumula mil 655 denuncias por violación tan solo este año y mil 684 homicidios dolosos. Datos de María Salguero, ingeniera del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y activista, revelan que sólo en 2017 se han cometido 29 feminicidios en Ecatepec.
LA CARTA DE UNA VÍCTIMA
El 24 de noviembre, el día de su cumpleaños 19, Mariana “escribió” una carta dirigida a Enrique Peña Nieto, Alfredo Del Mazo Maza y Miguel Ángel Mancera, en la cual lamentó la ausencia de justicia en su caso -y en muchos otros-. Exigió la captura de su asesino y solidaridad a la gente y a los medios.
“Me duele la soledad con que enfrenté por casi un día, hasta mi muerte, el abuso de mi asesino. Me duele que mi fragilidad y mi pequeño cuerpo me hayan impedido defenderme con éxito de mi agresor. Me duele el dolor y la impotencia de mis padres para lograr que se me haga justicia’’, dice la misiva.
Y agrega: “Me duele que en mi cumpleaños no pueda recibir el abrazo de mis seres queridos. Me duele y me lastima ver a mi asesino caminar libremente al acecho de su próxima víctima. Me duele y me lastima que mi feminicida pudiera pasar a engrosar las estadísticas de casos no resueltos. Me duelen y me lastiman la injusticia y la impunidad que como lozas caen sobre las tumbas de las mujeres que, como yo, han perdido la vida en manos de feminicidas despiadados’’.
En la plataforma Change.org se inició una solicitud de apoyo para la familia de Valenzuela. La petición publicada por su madre ha logrado reunir, hasta el cierre de este texto, más de 40 mil firmas.
“Que las autoridades hagan su trabajo. Que nos digan qué más van a hacer (incluso si ya no van a hacer nada). Que sigan buscando, que sigan haciendo investigaciones para dar con la aprehensión de este tipo'', pide Saira.
La madre de Mariana aseguró que continuará buscando que el caso de su hija no quede en la impunidad. Su objetivo no sólo es conseguir justicia, sino evitar que el sujeto vuelva a hacerle daño a alguien más.