El nombramiento de Eruviel Ávila Villegas y la reincorporación de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre son una muestra de que el PRI "prefieren jugarse la imagen" con el fin de restarle votos a Morena en la elección de 2018, plantearon analistas consultados por SinEmbargo.
El partido liderado por Andrés Manuel López Obrador y el PRD están enfrascados en un guerra por el control de la Ciudad de México, y el PRI busca que parte de esa fractura lo beneficie lo más que se pueda, pues sabe que no podrá volver al Antiguo Palacio del Ayuntamiento, del que fue echado hace ya 20 años, dicen.
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Ciudad de México, 3 de noviembre (SinEmbargo).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) busca colarse por la rendija que dejará abierta la división de la izquierda en la Ciudad de México y recuperar algunas posiciones en las elecciones federales de 2018, aunque dos de sus cartas no sean las óptimas: Eruviel Ávila Villegas y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, dijeron analistas políticos consultados por SinEmbargo.
Durante las últimas semanas, el tricolor en la capital del país ha dado sorpresas; la primera, el anuncio de que la dirigencia estatal quedaría en manos del ex Gobernador del Estado de México Eruviel Ávila Villegas, un hombre poco cercano al grupo del Presidente Enrique Peña Nieto y lejano a la realidad de la ciudad. La segunda fue el anuncio de la llegada al nuevo equipo de trabajo de Gutiérrez de la Torre, acusado de formar parte de una red de prostitución al interior del PRI, y ahora reintegrado a su vida política como integrante de la Comisión Política Permanente.
Eruviel Ávila tiene historia con los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena): en 1999, le arrebató la alcaldía de Ecatepec al primero, y este año operó en el Estado de México para que el segundo no llegara al palacio de Toluca.
Los analistas coincidieron en que el nombramiento del hijo de Rafael Gutiérrez Moreno, conocido como el “Rey de la Basura” por su líderazgo entre los recolectores de desechos, es una decisión políticamente incorrecta que afecta a la ya deteriorada imagen del tricolor y que no abona a ganarse la confianza de un electorado como el de la Ciudad de México que perdió desde 1997 frente a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, abanderado de la izquierda.
“A partir de 1997 cuando perdió el Gobierno el PRI se ha hecho de algunas clientelas. Lo vemos en Cuajimalpa, en Milpa Alta, en el mismo Tláhuac. El PRI se hacía de las clientelas que el PRD [Partido de la Revolución Democrática] iba dejando por sus conflictos internos para ganar y controlar delegaciones. Ahora lo que está buscando es generar espacios de competencia en la Ciudad de México, porque ahora ve una oportunidad por la fragmentación de la izquierda: PRD con el frente, y Morena por su lado”, explicó Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
La presencia de Eruviel Ávila, agregó, se explica bajo esta lógica, y aunque sacrifica su imagen, también la del hombre señalado por el equipo de investigación de Aristegui Noticias en 2014 de contratar a mujeres de entre 18 y 32 años para ofrecer servicios sexuales al interior de su partido.
Por el escándalo, el PRD interpuso una queja ante el Consejo General del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), pero el organismo declaró infundada la queja, mientras que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) no encontró las pruebas para ejercer acción penal en contra de Gutiérrez de la Torre.
“En el contexto de la imagen es políticamente incorrecto, pero no lo es cuando uno ve los cotos de poder que tiene Cuauhtémoc Gutiérrez, es uno de los actores que articulan espacios de control relevantes para el PRI. No lo pueden excluir porque esa decisión implicaría que esos votos se fueran a otros espacios y prefieren jugarse la imagen”, dijo el experto.
Con López Montiel coincidió Ivonne Acuña Murillo, profesora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, quien agregó que el PRI está decidido a restarle votos principalmente al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), primera fuerza política en la ciudad desde 2016.
“Que integren a Gutiérrez de la Torre otra vez a la oficina del PRI es un mal augurio. Eso no lo acercará a la ciudadanía que perdió desde hace décadas. Es un personaje nefasto y habla de la impunidad que hay porque el hombre debió pasar por un proceso judicial; por eso no recuperará a la gente, pero habla de qué tanto está dispuesto a hacer para ganar espacios de poder en 2018, porque Gutiérrez es también conocido por sus métodos violentos en la ciudad: quiere presionar, intimidar a través de este operador político a Morena, tiene que ser Morena porque con el PRD el PRI limó sus aspereza, buscará frenar su ascenso”, argumentó.
López Montiel agregó que además de personajes con Ávila Villegas y Cuauhtémoc Gutiérrez, el PRI integrará a más operadores políticos como a Rosario Robles Berlanga, quien aunque su base de apoyo en la ciudad se quedó en el PRD todavía es una buena operadora política.
El PRI también cuenta entre sus activos políticos a personajes como el ex Delegado de Cuajimalpa y ahora Asambleísta Adrián Rubalcava Suárez, acusado de formar parte de una red de acoso a medios de comunicación y a enemigos políticos, así como de estar ligado al grupo criminal conocido como “Los Claudios”.
EL PRI NO PUEDE CON LA CDMX
Los analistas consultados por este medio señalaron que a pesar de sus activos políticos, el tricolor tiene perdida la batalla con el electorado de la Ciudad de México.
Desde que el entonces Distrito Federal votó por primera vez por un Jefe de Gobierno para dejar atrás a los regentes priistas, decidió votar por la izquierda. En 1997, Cuauhtémoc Cárdenas ganó con 48.1 por ciento de los votos, el PRI se colocó en la segunda fuerza política con 25 por ciento de la votación y el Partido Acción Nacional (PAN) en la tercera con 15.6 por ciento.
En tres años más, en las elecciones del 2000, Andrés Manuel López Obrador envió a los priistas a la tercera fuerza política con 22.8 por ciento, superados por el PAN quien obtuvo 33.4 por ciento de los votos y por la coalición encabezada por el PRD que se llevó el 37.7 por ciento de la votación.
En 2006, la caída del PRI fue estrepitosa. En ese año ganó Marcelo Ebrard Casaubón, el candidato de la izquierda con 58.20 por ciento, el PAN obtuvo 27.40 por ciento y el PRI apenas el 8.5 por ciento.
Para la votación de 2012, el PRI se recuperó y se colocó como la segunda fuerza política con el 19.73 por ciento de los votos al desbancar al PAN que consiguió el 13.61 por ciento de la votación.
El avance de Morena en la capital del país empujó al PRI cuarta fuerza política en 2016 en la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente que se encargó de redactar la Constitución de la Ciudad de México.
Hoy el partido tricolor Gobierna las delegaciones Cuajimalpa, Milpa Alta y Magdalena Contreras.
En este escenario luchará por conseguir nuevos espacios de poder aprovechando la división de la izquierda en 2018, apuntan los analistas, quienes ven cuesta arriba este intento.
“En la Ciudad de México se ha visto un antipriismo muy grande, eso explica que no se pueda recuperar. Aquí la gente es muy vigilante, está acostumbrada a escuchar noticias, a enterarse, es gente con mucha información y no es fácil engañarla. Por eso el PRI no puede recuperarse aquí. La otra parte es la oportunidad que creen tener por la división de la izquierda, el voto puede estar tan fracturado que quizás no ganen, pero sí se fortalecen”, explicó María Eugenia Valdés Vega, politóloga especializada en procesos electorales, padrón electoral y sistema político mexicano de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La profesora Ivonne Acuña coincidió en que la población de esta entidad es más crítica y hace tiempo se “desligó del PRI y de sus políticas autoritarias”.
“En la ciudad, el PRI está lejos de la simpatía de los votantes. Hace un buen tiempo se dio la oportunidad de probar a otros partidos, y son partidos orientados a la izquierda, no votó por el PAN. Se trata de una ciudadanía progresista, más de avanzada, con mucha más información. La gente no está dispuesta a dar un voto al PRI”, dijo.
Pero el experto en partidos políticos López Montiel tiene otra lectura: la política en la Ciudad de México “siempre ha sido clientelar” y hoy las clientelas están en la izquierda y no en manos del PRI.
“Las clientelas que se construyeron después de los 80 obedecían a una lógica de los sectores priistas. No quiere decir que el PRI no tenga presencia, pero es distinto. Estas clientelas las aprovechó el PRD, luego el PAN para hacerse de espacios”, apuntó.