"¿En manos de quién estamos?", preguntó el sacerdote Alejandro Solalinde, luego del polémico video de la Primera Dama de Chiapas, Anahí Puente, en el que aclaraba que no le importaba estar “muy despeinada, muy mal arreglada”, y mucho menos sus conciertos, sino apoyar a los damnificados. Pero no fue la única. La esposa del Presidente Enrique Peña Nieto y sus hijos también aprovecharon la tragedia para promocionar al PRI y destacar su labor al frente del DIF. Y no se diga del Gobierno de Miguel Ángel Yunes, que se deslindó de los tres funcionarios que acudieron a entregar víveres promoviendo la imagen del panista.
En medio de la tragedia, los políticos que han intentado sacar rédito de la situación han sido duramente cuestionados por las víctimas. Los sonados escándalos de corrupción en México, la poca credibilidad en los partidos políticos y la cercanía de los comicios presidenciales de 2018, levantan las suspicacias en la población afectada que espera las ayudas. "Es impresionante que ni con este desastre se olvidan de sus intereses", expresó una joven originaria de Juchitán, municipio de Oaxaca que resultó el más afectado por el terremoto.
Ciudad de México, 12 de septiembre (Infobae/RT/SinEmbargo).- Pobladores de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, impidieron al Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, pronunciarse sobre las afectaciones a escuelas que dejó el sismo de 8.2 grados del pasado jueves.
Aurelio Nuño acudió este martes a dicha ciudad, acompañado por el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa, para iniciar la demolición del histórico Centro Escolar de Juchitán, de nivel primaria, que a sus 79 años sufrió severas afectaciones por el terremoto.
Cuando el Secretario de Educación comenzó a dar su discurso, padres de familia gritaron, abuchearon y reclamaron por la falta de ayuda del Gobierno para los damnificados.
En una transmisión en vivo realizada por el diario El Universal, se escucha a los pobladores recriminar que " ya van cinco días del sismo y no tenemos la ayuda de nadie. Dicen que ya fueron a censar las casas y no es cierto".
Durante el reclamo, Aurelio Nuño sólo tuvo oportunidad de expresar: "déjenme hablar, déjenme decirles a lo que vengo".
Ante la negativa de los pobladores, el Gobernador de Oaxaca tuvo que intervenir y pedirles a los inconformes que dejaran hablar al funcionario federal.
"Pido silencio y respeto. Acabamos de vivir una tragedia. Este es un momento de dolor, hemos perdido hogares y familia. Pido que escuchemos al Secretario Nuño", dijo Murat.
HAY DESCONFIANZA EN LOS GOBIERNOS
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Los mexicanos siempre han sido solidarios ante las tragedias, pero esta vez se ha desatado una campaña inusual que llama a la gente a elegir bien a quién donar. Experiencias pasadas en las que se ha destinado ayuda para los desastres naturales a campañas políticas o que simplemente no llega a quienes la necesitan, reviven la desconfianza en las instituciones.
En 2013, durante el paso del huracán "Manuel", que golpeó principalmente las costas de Guerrero, se mostraron evidencias en video de que presuntos funcionarios locales vendían las despensas a damnificados, otros que las recibieron de manera gratuita con logotipos de la administración estatal en los que se leía "El gobierno de Guerrero Cumple".
Tras los efectos del mayor terremoto en la historia de México, que ya deja un saldo de 98 muertos y 2.3 millones de damnificados, la ciudadanía nuevamente se ha volcado a los centros de acopio para ayudar a sus paisanos en desgracia, pero con la duda de si su ayuda llegará a quien lo necesita.
"Es el día cuatro y muchas personas siguen en la misma situación del día uno", comentó al medio RT Sinaí Méndez, habitante de Oaxaca, estado que resultó el más afectado por el sismo de 8.2 que se registró el pasado jueves, pues hasta el momento suma 78 víctimas mortales.
"La gente se está quedando en sillas, en el suelo. En varios lugares aún no hay luz. Es comprensible que no puedan volver a sus casas, pero tampoco hay seguridad. Muchos no van a los albergues porque si dejan sus casas, lo poco que les quedó será robado", cuenta Sinaí.
La precaria situación de seguridad ha sido advertida incluso por la Unicef, organización que emitió un comunicado este lunes para advertir que "los albergues en Juchitán permanecen parcialmente vacíos durante el día, con pocos adultos al cuidado de los niños, ya que muchos trabajan o tienen que proteger sus hogares de posibles robos".
La ayuda, que no es poca, tampoco llega como debe. Según el testimonio de Sinaí, "muchos de los víveres y artículos destinados a la zona son acaparados por grupos con intereses muy establecidos", lo que ha dado pie a que ciudadanos tomen la iniciativa de solidaridad, al margen del Estado: "Nos estamos organizando para ayudar de forma personal, o apoyar amigos o amigas que lo hagan, porque sentimos que es la única forma en que se hará de la manera correcta y llegará a la gente que lo necesita realmente. Preferimos eso a donar directamente con las instituciones gubernamentales".
"La gente ha buscado hacer comunidad y no esperar nada del aparato gubernamental, pues ante el ojo público el Gobierno ha quedado bien y allá (en Oaxaca) ha quedado muy mal", sostiene Sinaí.
Hoy, el Presidente Enrique Peña Nieto fue a supervisar la entrega de los víveres en Chiapas y Oaxaca, mientras que el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aseguró que todo lo que llega "se está entregando y se está distribuyendo de la mejor manera". Sin embargo, la desconfianza campea.
Según cifras oficiales, el Gobierno tiene previsto entregar 100 mil despensas de víveres a los damnificados, aunque estos se cuentan por más de 800 mil.
¿EN MANOS DE QUIÉN?
La actuación de las autoridades no ha estado exenta de polémica. El fin de semana, un tuit indignó a los internautas, especialmente al sacerdote y activista Alejandro Solalinde: el Senado de México anunciaba la apertura de una cuenta para recibir donativos destinados a las víctimas del sismo.
El clérigo criticó la actuación del Senado porque, a su juicio, la institución no actúa con celeridad cuando "la gente llama por necesidad", pero ahora solicita recursos en vez de destinar "íntegro el presupuesto de comisiones de protección civil, turismo y migración para ayudar a damnificados".
Para Méndez, eso sería lo más lógico: "Hay dinero para campañas políticas, para basura generada por el mismo estado donde se aplaude lo poco que han hecho, ¿y para un desastre natural necesitan donativos? No tiene sentido". Incluso recuerda que durante la temporada vacacional y las fiestas de la Guelaguetza (que se celebran en julio), el Gobierno se ufanó de la gran cantidad de turistas que visitó Oaxaca y el repunte económico que hubo en la zona.
"Los boletos de la Guelaguetza se agotaron, hubo mucha gente que no pudo ir. Y ese dinero lo percibe el Estado, va directamente hacia ellos ¿y ahora dicen que no es suficiente? Es indignante. Aquí el salario es poco, no somos una población con mayoría de clase media o alta, y las personas de los pueblos están haciendo un esfuerzo por ayudar y donar lo poco que tienen, mientras tanto, la clase política acapara los medios para mostrar lo que entregan, pero en realidad son tres paquetes de esto y cuatro de lo otro. Una verdadera miseria. Ellos ganan cantidades exorbitantes de dinero, es ilógico lo que hacen".
La reacción de rechazo no es inesperada. Los sonados escándalos de corrupción en México, la poca credibilidad en los partidos políticos y la cercanía de los comicios presidenciales de 2018, levantan las suspicacias en la población afectada que espera las ayudas. El padre Solalinde, luego de ver las publicaciones de la cantante Anahí, esposa del Gobernador de Chiapas, resumió su estupor en una frase publicada en sus redes sociales: "¿en manos de quién estamos? #RapiñaElectoral".
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También se ha criticado el uso político de la ayuda. El viernes, la Primera Dama, Angélica Rivera Hurtado, y parte de su familia y de la del Presidente Peña Nieto se presentaron a un centro de acopio en un campo militar de la capital con chamarras rojas, que evocaron la campaña electoral y que han sido utilizadas en distintos actos de proselitismo de los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) .
El Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, también fue acusado de usar la ayuda para promover su imagen.
De acuerdo con las denuncias en redes sociales, funcionarios de Yunes Linares entregaron apoyos a los afectados en los municipios de Minatitlán y Coatzacoalcos. Los enviados portaron lonas con los colores del partido del mandatario estatal, el Acción Nacional (PAN), y con la tipografía utilizada en el último proceso electoral local.
"El término 'sinvergüenza' le va como anillo al dedo al tal [Miguel Ángel] Yunez", expresó el actor Diego Luna.
Después del sismo, las ciudades de Minatitlán y Coatzacoalcos presentaron un número considerable de daños en viviendas y bardas, principalmente en comunidades de alta marginación.
El Gobierno se deslindó y despidió a tres funcionarios.
La rapiña también hizo su aparición, cuando el fin de semana se volcó en la carretera un camión cargado con ayuda para los afectados en Oaxaca.
El camión se volcó en la Autopista Puebla – Córdoba. A pesar de que se les explicó que se trataba de ayuda para damnificados de Juchitán, en Oaxaca, el municipio más afectado, las personas que se encontraban cerca aprovecharon para llevarse botellas con agua, comida enlatada y lo que pudieron.
Lo poco que se pudo rescatar tuvo que ser resguarda en un centro de acopio de un pueblo cercano.
"AQUÍ NO SOMOS PERROS"
En medio de la tragedia, los políticos que han intentado sacar rédito de la situación han sido duramente cuestionados por las víctimas. Según testimonios publicados en el portal Debate, habitantes de la ciudad oaxaqueña de Juchintán rechazaron que el grupo de un político regional lanzara alimentos desde una camioneta en movimiento.
"Ellos vienen aquí cuando necesitan el voto de nosotros los juchitences, pero ahorita la gente está muy molesta [de] que estén aventando las cosas, aquí no somos perros, está bien que estemos necesitados de una despensa, pero aquí no somos perros para que nos estén aventando las cosas", reclamaba con ofuscación uno de los damnificados.
Si bien las autoridades han alegado que la recuperación será lenta y los retos difíciles de afrontar, Méndez pone en tela de juicio que el Estado actúe de manera rápida en otras situaciones y se excuse en esta oportunidad: "Oaxaca es un estado con problemas sociales vivos y visibles. Me sorprende que cuando hay alborotos con el magisterio o con las comunidades que exigen respeto por sus tierras, hay miles de policías desplegándose y pareciera que hay más ejército y policías en la calle que ciudadanos comunes, en cambio, no veo esa movilidad de seguridad ahora en una zona de desastre y peligro constante como es el Istmo".
FALTA DE VÍVERES
Por ahora, las víctimas del sismo intentan seguir con sus vidas. En las zonas de más difícil acceso, personas como Rouse Jisa y sus hermanas se han organizado para llevar alimentos, pero insisten en que la situación es delicada y requiere mucho apoyo.
"Pudimos llegar a casas que son escombros, que dan mucha tristeza. Y la gente sin comer y sin agua. Aquí lo importante es que se sepa que aún hay personas que no tienen víveres y heridos en algunos albergues que no tienen ni siquiera una colchoneta donde dormir", contó a RT.
Jisa es nativa de Juchintán y toda su familia resultó afectada. Por eso, el mismo jueves empezó a pedirle colaboración a gente cercana para llevar alimentos, agua y enseres a la población damnificada. "Gracias a Dios y al noble corazón de ellos logramos recolectar algo de despensa. El día sábado, sin importar la lluvia, logramos salir con una camioneta para llevar comida, que era lo que no tenían nuestros parientes".
"Mucha gente se quedó sin nada, duermen en la calle, sobre la tierra y no sé dónde están las colchonetas que se han enviado. Yo sé que es un riesgo ayudar casa por casa, pero solo así garantizamos de que le llega a los verdaderos afectados". El principal cuello de botella, insiste, son los políticos.
Jisa denuncia que algunas camionetas con alimentos son detenidas en la entrada de la ciudad por "pseudopolíticos" -como los llama ella- para quitárselos a los conductores "argumentando que serán ellos los que entregarán los víveres".
"Es impresionante que ni con este desastre se olvidan de sus intereses", agrega Jisa. Aunque las despensas han tardado en llegar, según Luis Alberto López, profesor universitario en una institución de Huatulco, ya hoy se empezó a normalizar la distribución de alimentos en las localidades más distantes. Él, de manera particular, también se organizó para llevar comida y medicamentos a su pueblo natal, Santa María Huamelula.
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Lo más difícil ha sido dormir. El sismo fue en la madrugada del jueves y las réplicas no han cesado desde entonces: "Con cualquier movimiento, el miedo se apodera. Sin embargo, el colectivismo está favoreciendo el espíritu y la improvisación de techos, baños y cocinas ayuda. Creo que la misma comunidad y algunas aledañas han hecho más que las autoridades", explicó López.
"En Oaxaca son muy trabajadores y lo que necesitan es su fuente de ingreso", dice López, quien considera que la principal preocupación para las comunidades más humildes es recuperar un techo que les tomó toda la vida construir. Pero en medio del dolor y la tragedia, personas como Rouse Jisa sacan el pecho con orgullo por su tierra y su gente.
Uno de los episodios que más la conmovió ocurrió el fin de semana. Mientras se hacían las inspecciones en la zona y las autoridades prometían volver a edificar la ciudad, una mujer se levantó entre el tumulto y dijo: "no necesito que me reconstruyan mi casa, necesito que me ayuden a reconstruir mi horno para poder hacer tortillas y poder ayudar a mi gente y tener algo de comer". Jisa, que es de Juchintán, agrega sin un ápice de duda: "¡mis juchitecas no se rajan!".
- Con información de Nazareth Balbás (RT) y Juliana Fregoso (Infobae).
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