El joven dijo que recibió críticas de supuestos defensores laborales por no reconocer el error del personal de la tienda y exigir que se le respetara el precio. Por 18 bultos de croquetas, Alan pagó 333 pesos.
Ciudad de México, 19 de julio (SinEmbargo).- Un joven de San Luis Potosí aprovechó un error de la tienda Soriana y compró, por 333 pesos, 18 bultos de croquetas que serán repartidos a asociaciones de perros callejeros.
"Gané está batalla", escribió Alan Santana en su cuenta de Facebook luego de que peleó contra "las políticas de empresa" de Soriana.
Personal del supermercado colocó por error el precio de 18.50 pesos en los bultos de croquetas de marca libre.
El precio aproximado de los bultos de croquetas para perro va de 200 a 600 pesos, según la marca y los kilos.
Por 18 bultos, Alan pagó 333 pesos, y pidió a usuarios de Facebook etiquetar a asociaciones de perros callejeros "pa que coman todos".
También convocó a los interesados a reunirse en su casa para hacer bolsas de croquetas para los perros que se encuentren en la calle.
El joven dijo que recibió críticas de supuestos defensores laborales por no reconocer el error del personal de la tienda y exigir que se le respetara el precio.
"[...]Si corren al empleado ni pedo [...] mientras, un chingo de perros callejeros van a comer a toda madre! Eh dicho y al que venga a poner un comentario negativo, le voy a meter un kilo de croquetas en la boca y 2 en el culo gratis! Sean positivos culeros! (sic)", expresó.
Apenas ayer, los clientes de un Bodega Aurrera en Xcalak, Campeche, denunciaron ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) a la tienda luego de que no respetara el precio de 64.50 pesos en el que vendía unos televisores de pantalla LED de 42 pulgadas.
Losclientes aseguraron que tras escanear el código de barras en la caja de cobro, el sistema señalaba que el precio real era de 4 mil 999 pesos, el cual no coincidía con el precio marcado en el cartel.
Luego de analizar el caso, Rafael Montero Romero, delegado de la dependencia, indicó que por la forma en la que estaban colocados los números la tienda tenía que respetar “la oferta” y proceder a vender los televisores.