Dolia Estévez
09/06/2017 - 12:02 am
El TLCAN y los dueños de México
En un país donde los privilegiados del poder político y económico viven en simbiosis y cohabitan bajo el mismo techo el fin de los privilegios, es un sueño guajiro.
Con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, los billonarios mexicanos se sacaron la lotería. En 23 años de vida, el polémico convenio comercial con Estados Unidos y Canadá no sólo los hizo más ricos sino multiplicó su número en la emblemática lista de Forbes. En 1994, en medio de la euforia en torno a la entrada en vigor del tratado, 11 billonarios mexicanos se sumaron al club, alcanzando la cifra récord de 24.
Ese año, por primera vez, Carlos Slim Helú entró al Olimpo de los 10 más ricos del universo. La fortuna del llamado Rey Midas aumentó cerca de 4 mil por ciento, al pasar de $1.7 mil millones de dólares en 1991, a $65.4 mmdd ahora.
En 1992, Forbes dio la bienvenida a los nuevos acaudalados dedicándoles su edición especial sobre los hombres y mujeres más ricos de ese año. Con una riqueza neta estimada en $2.8 mil millones de dólares, Emilio Azcárraga Milmo, el hoy finado dueño de Televisa, era el más acaudalado de América Latina. También aparecían los hermanos Jerónimo, Plácido y Manuel Arango; Lorenzo y Marcelo Zambrano; Slim Helú; la familia Garza Sada y los banqueros Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú. Con la excepción de los Zambranos y Garza Sada, el resto permanece en el listado de riquezas de diez dígitos.
Si bien las fortunas billonarias preceden al TLCAN, el convenio les permitió agrandarlas al excluir de la apertura sectores clave, concretamente telecomunicaciones. Algunos economistas opinan que en retrospección fue uno de los grandes errores del TLCAN. "Los sectores que no abrimos beneficiaron a unos cuantos", me dijo Luis de la Calle, uno de los negociadores del TLCAN.
La falta de competencia fortaleció los monopolios y oligopolios. América Móvil, el proveedor de telefonía celular y de TV de paga más grande del continente, llegó a controlar 70 por ciento del servicio celular y 80 por ciento de la telefonía fija. Hasta ahora, la reforma de 2013 sólo ha reducido la cuota de mercado de la empresa propiedad de Slim y sus hijos en 0.7 por ciento, es decir, América Móvil sigue disfrutando una concentración de mercado del 60.8 por ciento.
Los mismo pasó con la televisión abierta. Televisa y TV Azteca, duopolio propiedad de los billonarios Emilio Azcarraga Jean y Ricardo Salinas Pliego respectivamente, dominan ese mercado.
Nada ni nadie garantiza que la renegociación del TLCAN--que presuntamente arrancará en agosto (presuntamente porque con Donald Trump no hay certeza de nada)–no vuelva a proteger los intereses de los Dueños de México. "Se requiere que cualquier renegociación resulte en más comercio y no menos, en más competencia y no menos, y en evitar 'managed trade' [que a Wilbur Ross, secretario de economía de Trump, gusta tanto] para que el comercio sea 'free' [libre] y 'just' [justo] pero para los consumidores, no los productores", dice de la Calle.
Sin embargo, para defender los intereses nacionales es necesario primero saber qué se busca y, hasta ahora, ni eso está claro. De paso por Washington, Carlos Heredia, catedrático del CIDE, autor y critico del TLCAN, me dijo que el fondo del asunto es que los hombre y mujeres más acaudalados el país confunden deliberadamente el interés nacional con su interés particular. "Eso se tiene que terminar. Es insostenible el hecho de los Dueños de México, digan: lo que es bueno para mi, es bueno para el país. Eso ya no funciona".
El posicionamiento de intereses de secretarías particulares—concretamente, Economía y Cancillería– no constituye una definición sobre el interés nacional en la renegociación por parte del gobierno federal. Heredia: "No he escuchado al Presidente decir este es el interés nacional de los mexicanos. Están acostumbrados a decir con que yo lo decida ya funcionó".
Pregunté a Heredia qué debe hacer México para evitar que el TLCAN II sea fábrica de billonarios. "Desmantelar privilegios". En un país donde los privilegiados del poder político y económico viven en simbiosis y cohabitan bajo el mismo techo el fin de los privilegios, es un sueño guajiro. Sólo queda esperar que la tragedia del TLCAN no se repita como una comedia, con un desenlace que haga reír al puñado de ricos que concentra 10 por ciento del PIB nacional y llorar a 50 millones de pobres.
Twitter: @DoliaEstevez
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