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Agobiado por la crisis, Maduro acepta interés de 300% en deuda con Goldman Sachs

29/05/2017 - 5:06 pm

La caída de los precios del petróleo y el aumento de los costes de financiación ha obligado a Maduro a reducir al mínimo las importaciones de comida para destinar todas las divisas a pagar la deuda. Su desesperación para evitar la quiebra de Venezuela ha llevado al líder chavista a lanzarse a los pies de Wall Street. Con la petrolera nacional PDVSA en una situación cada vez más difícil y el país en medio de una grave crisis social y económica, el presidente ha tenido que recurrir a la financiera Goldman Sachs para conseguir financiarse.

Por Victor Ventura

Ciudad de México, 29 de mayo (EconomíaHoy).- La desesperación de Nicolás Maduro para evitar la quiebra de Venezuela ha llevado al líder chavista a lanzarse a los pies de Wall Street. Con la petrolera nacional PDVSA en una situación cada vez más difícil y el país en medio de una grave crisis social y económica, el presidente ha tenido que recurrir a la financiera Goldman Sachs para conseguir financiarse. Pero las condiciones impuestas por la estadounidense han sido draconianas: Venezuela deberá devolver cuatro veces el total prestado en apenas cinco años, es decir, un interés del 300 por ciento, según informó hoy el Wall Street Journal.

El acuerdo supone poco menos que una rendición financiera de Venezuela, incapaz de obtener crédito por ningún canal ordinario. Según los datos del WSJ, Venezuela recibirá 865 millones de dólares en efectivo este año por unos bonos valorados en teoría en 2,800 millones. A cambio, Goldman Sachs recibirá entre 2020 y 2022 los 2,800 millones que valen los bonos sobre el papel, además de un interés total de 756 millones repartidos a lo largo de los próximos 5 años. En total, la deuda asumida por el Gobierno de Maduro es de 3,650 millones de dólares, cuatro veces el efectivo que recibirá.

El presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Julio Borges, envió una carta de respuesta al presidente ejecutivo de la financiera estadounidense, Lloyd Blankfein, en el que se declaraba "preocupado y airado" por el acuerdo. Para el político, "la operación otorga una línea de salvación al gobierno autoritario del dictador Maduro. Su decisión de ayudar al régimen dictatorial supone una violación del Código de Conducta y la Declaración de Derechos Humanos de Goldman Sachs". Borges acusa a la empresa de "sacarse unos dólares fáciles a costa del sufrimiento del pueblo venezolano", que "no olvidará" a quién decidió apoyar la financiera en medio de la grave crisis política y social que vive el país.

Según las estimaciones del analista venezolano Frank Muci, que estudió el acuerdo en el portal Caracas Chronicles, este acuerdo podría disparar la deuda del país a un exorbitante 250 por ciento del PIB del país en apenas 4 años. "La causa es simple: si tienen que tomar deuda a unos tipos tan altos, se verán obligados a tomar más deuda para pagar los enormes intereses de la deuda antigua, que se amontona exponencialmente... hasta que algo se rompe", explica.

Los mercados de CDS, seguros contra impagos, estiman en un 95 por ciento las posibilidades de que Venezuela quiebre antes de 2022. Goldman Sachs estima que un cambio de gobierno en el país aumentaría las probabilidades de que pagaran la deuda al completo, según el WSJ. Sin embargo, la oposición venezolana ha advertido en numerosas ocasiones que no reconoce ninguna deuda que no haya sido autorizada por la Asamblea Nacional, que no ha respaldado ninguna de las operaciones realizadas por Maduro desde enero de 2016. Además, la pésima situación financiera del país podría obligar a un nuevo Ejecutivo opositor a suspender pagos y solicitar ayuda del FMI para restaurar desde cero las dañadas cuentas públicas.

La caída de los precios del petróleo y el aumento de los costes de financiación ha obligado a Maduro a reducir al mínimo las importaciones de comida para destinar todas las divisas a pagar la deuda. En 2016, las importaciones se desplomaron más de un 50 por ciento, hasta apenas 18 mil millones de dólares, pese a que Venezuela necesita importar la mayor parte de los alimentos que consume. El resultado ha sido un gran aumento de la escasez alimentaria, una aceleración de la inflación y el recrudecimiento de la crisis política, con protestas diarias que se acercan a los dos meses de duración.

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