A sus 68 años de edad, Clemente ya no puede conseguir un trabajo estable. Su vida, también transcurre en la insistencia con sus compañeros y los abogados, ante la Promotora Deportiva del Valle de Orizaba. Buscan conseguir que el Diputado federal con licencia y candidato a la Alcaldía de Veracruz, les pague los cerca de 10 millones de pesos que debe por salarios caídos y otras prestaciones.
Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo/BlogExpediente).- Clemente aguarda desde hace ocho meses poder exigir de frente a Fidel Kuri Grajales, dueño de los Tiburones Rojos de Veracruz, el pago del laudo laboral que le debe. Despedido de manera injustificada desde el 2011 de su oficio de conductor del autobús oficial del equipo, Clemente Jorge Delfín Enrique, ganó un laudo laboral el 16 de agosto de 2016 tras años de lucha. Lo mismo ocurrió con otras once personas, mujeres y hombres en su mayoría de avanzada edad que, como él, aguardan que ese recurso les permita comenzar una nueva vida.
La suya, cuenta, consiste en sobrevivir junto con su esposa. A sus 68 años de edad ya no puede conseguir un trabajo estable. Su vida, también transcurre en la insistencia con sus compañeros y los abogados, ante la Promotora Deportiva del Valle de Orizaba. Buscan conseguir que el Diputado federal con licencia y candidato a la Alcaldía de Veracruz, les pague los cerca de 10 millones de pesos que debe por salarios caídos y otras prestaciones.
Por eso intentó abordarlo el domingo 23 de abril, apretujándose entre la multitud que aguardaba a Kuri Grajales ante la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la ciudad de Veracruz. De nada le valió recibir pisotones, empaparse de sudores ajenos y la fatiga de recibir el sol de las una de la tarde sin ningún cobijo. El polémico propietario de los escualos, arribó custodiado por militantes y el alcalde de Veracruz, Ramón Poo.
Kuri se perdió entre la gente hasta ingresar al recinto. Clemente no piensa desistir y afirma que continuarán pidiendo que se cumpla la decisión de la Junta de Conciliación y Arbitraje número 10 con sede en Boca del Río. Recuerda que “Han sido seis años de lucha y exigimos un acercamiento con el candidato a la alcaldía de Veracruz. Ha hecho caso omiso a las autoridades laborales. Desde que llegó al puerto en 2013 se le dijo que había juicios laborales a los que se negó a dar solución”.
UNA DÉCADA CON EL TIBURÓN
“Uno tiene que mover a gente que tiene mucho valor por ser jugadores, cuestan muchos dólares, los trae uno bajo su responsabilidad”, recuerda Clemente, quien por 10 años fue el conductor oficial de los jugadores de los Tiburones Rojos de Veracruz.
“Con unos hice como amistad, con otros como que no hablan mucho. Amistades que tengo fue con Cuauhtémoc Blanco, Christian “El Chaco” Giménez, (Walter) “El Lorito” Jiménez, con “Paco” Bravo, algunos de ellos”, para quien solo quedan los recuerdos de esa época a principios del milenio. Además de las memorias y la batalla legal por conseguir que se cumplan sus derechos laborales, lo que le queda a Clemente de su antiguo empleo es la gastritis y la colitis.
De madrugada, a veces a las tres de la mañana, tenía que llegar al estadio Luis “Pirata” Fuente, en Boca del Río y encender el autobús que llevaría a los jugadores a otro sitio para jugar o entrenar. “A la hora que me decían que me tenía que ir a viajes, me tenía que ir porque era mi trabajo y tenía que desempeñarlo y a veces pues no comía uno y de ahí vienen esos males que padezco ahorita”. No existían vacaciones. Ni días de descanso. Su rutina ajetreada, invariable, duró una década. Hasta el cinco de julio de 2011.
El equipo en ese entonces jugaba en la Liga de Ascenso, luego de haber perdido su categoría por cuarta ocasión en 2008. Hasta que el tres de junio de 2011 la Federación Mexicana de Fútbol desafilió al equipo de la Liga de Ascenso.
El Gobierno del Estado, entonces, recurrió a cambiar de nombre a los Albinegros de Orizaba, franquicia de su propiedad, por Tiburones Rojos de Veracruz. La modificación fue oficial el tres de junio de ese año.
“Tiburones Adelante S.A.”, con un nombre sacado del lema distintivo del entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa, se hizo cargo del club, aun sin presidente. Y aunque el cambio permitió una bocanada de aire al gobierno y la afición, los trabajadores resultaron afectados.
Casi a mitad de semana, un martes, a Clemente, el conductor oficial del equipo, fue despedido. Lo mismo sucedió para quienes se ocupaban de dar mantenimiento a los vehículos y la limpieza del lugar.
Se marcharon sin liquidación y sin ningún argumento de por medio.
OMISIONES Y NEGATIVAS
La lucha por justicia laboral comenzó el 19 de julio de 2011. A principios de 2016 finalmente, la Junta de Conciliación y Arbitraje concedió a los ex trabajadores la sustitución patronal. Es decir, que la Promotora Deportiva del Valle de Orizaba de Fidel Kuri tendría que responder por su despido injustificado. Luego, el 16 de agosto de 2016, el laudo laboral les fue concedido a Clemente y a sus compañeros.
“Desgraciadamente el licenciado Fidel Kuri dice que él no reconoce nada, además tenía un convenio con el gobierno anterior, el gobierno de Javier Duarte donde recibía en comodato el estadio y la franquicia y que no se hacía responsable de ningún laudo que hayan recibido los Tiburones Rojos”.
Fue el 13 de noviembre de 2013 que el entonces Gobernador Javier Duarte de Ochoa entregó en “promesa de comodato” al equipo a la Promotora Deportiva del Valle de Orizaba, otorgando el derecho del uso del estadio, el logo, la marca y las ganancias a Fidel Kuri Grajales. Bajo la condición de que el Congreso local lo aprobara. Sin embargo, el tiempo pasó sin que los legisladores se pronunciaran sobre el hecho. Aun no siendo efectivo el comodato de manera legal, el empresario recibía beneficios de la marca.
No fue sino hasta diciembre de 2015 que, tras conocerse en medios nacionales el hecho gracias a un ex trabajador que exigía el pago de su laudo laboral, el Congreso retomó el tema y decidió aprobar el comodato. “Este señor Fidel Kuri se pone a no liquidarnos porque él dice que no fue en su administración y que no tiene nada que ver con nosotros; pero hay una cláusula en el artículo 41 de la Ley Federal del Trabajo, que dice que él tiene carácter de patrón substituto”, reclama Clemente.
Afirma que no desistirá de conseguir el laudo laboral que por ley a él y a sus compañeros les corresponde. Aun pese a la “falta de voluntad” de Kuri, conocido por su carácter explosivo y utilizar al equipo deportivo para beneficios políticos.
Natural de Orizaba, el empresario de 55 años de edad, se lanzó a la candidatura por la diputación federal de su distrito por el PRI, el seis de febrero de 2015. Dos meses después, jugadores del equipo montados en un turibús desfilaron por las calles orizabeñas, regalando gorras y saludando a los fanáticos, para la apertura de campaña del político. Fue amonestado por el hecho, pero ganó las elecciones.
En vísperas de las votaciones a la Gubernatura de Veracruz en 2016, el equipo volvió a ser utilizado por el Diputado federal. Sentenció que si Miguel Ángel Yunes Linares, panista, llegaba al Gobierno, se llevaría a los Tiburones del estado. La primera semana de abril de este año, decidió anunciar su candidatura a la alcaldía de Boca del Río; sin embargo, al encontrarse su credencial de elector en la ciudad de Veracruz, finalmente fue registrado por el PRI, en ese distrito.
SOBREVIVIR
Para ganar su empleo, a Clemente le sirvieron cuatro años de experiencia recorriendo las carreteras de Veracruz. Un conocido suyo lo recomendó. Ahora, a su avanzada edad, menciona que su experiencia ya no es aceptada en ningún trabajo.
Originario de Lerdo de Tejada, desde hace 45 años vive en Veracruz. “Prácticamente toda la vida”, dice, para añadir que busca sobrevivir, “aquí con mi esposa luchando, para arriba y para abajo, vendiendo. Hacemos tamales de barbacoa, hacemos chiles rellenos”.
Junto con sus compañeros reúnen el recurso suficiente para continuar con el pago a los abogados y continuar con la demanda. Expresa que “Yo la busco como se puede”.