¿Quién no recuerda cuando, en la primaria, le dejaban de tarea resolver un problema en el cual había que recurrir a la aritmética elemental? ¿Quién no recuerda, también, cuando, con el afán de motivarlo a encontrar la solución a dicha operación, sus padres le decían: “Tú puedes. Lo que bien se aprende, nunca se olvida”?
No cabe duda de que, una vez más, la realidad advierte que más vale no hacer caso omiso del sabio proverbio. A partir de hoy, funcionarios gubernamentales y estatales, autoridades sanitarias y productores tendrán que refrescar sus memorias y hacer uso de sus conocimientos sobre sumas, restas, divisiones y multiplicaciones para resolver, en el menor plazo posible, el repoblado de los 5 millones de gallinas y pollos sacrificados que, del 21 de junio a la fecha, lleva como saldo el brote de gripe aviar tipo A, subtipo H7N3, desatado en unidades de producción avícola comercial en los municipios de Tepatitlán de Morelos y Acatic, en el estado de Jalisco.
Esta enfermedad vira afecta a aves de todas las edades, silvestres y domésticas, como pavos, pollos, gallinas, patos y aves acuáticas, éstas últimas actuando como posibles portadoras del virus.
Se transmite por contacto directo con aves infectadas, con las heces, secreciones, agua o alimento contaminado, vehículos, ropa, calzado, etcétera, y el periodo de incubación es de 3 a 5 días.
Otros medios de contagio son: alta densidad de producción, producción de aves al aire libre o campos, mercados de animales vivos, migración de aves, instrumental de granja compartido, la gallina transfiere la enfermedad al embrión matándolo en pocos días y sirviendo de foco de infección para las aves.
Cuando un ave ha sido contagiada con la enfermedad presenta los siguientes síntomas:
- Baja repentina de la producción de huevo, huevo con cascarón blando
- Diarrea, depresión y decaimiento
- Disminución notable en el consumo de alimento
- Cianosis (color azul-púrpura) de la barbilla y la cresta
- Falta de coordinación, pérdida de la capacidad de pararse y moverse
- Hemorragias petequiales
Aún no se alcanzan a palpar las repercusiones reales de este subtipo de influenza que, al menos, no implica peligro de contagio para las personas, ni representa riesgo para la inocuidad de los alimentos, cuando éstos son manejados y cocinados de manera adecuada. Sin embargo, existe un importante trasfondo económico que afectará directamente a la ciudadanía, a los productores, a los funcionarios de sanidad, al mercado interno y a las exportaciones. Preocupa, ya, la posible pérdida de confianza hacia México en los mercados internacionales, en donde nuestro país ocupa el 5° lugar a nivel mundial en producción de huevo, con Jalisco produciendo poco más del 50% del inventario nacional, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI).
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Las declaraciones al respecto son contradictorias. Gabriel Padilla, coordinador de Promoción Comercial de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), afirma que el brote de influenza aviar no afectó los volúmenes de exportación de huevo y pollo mexicanos. Incluso, dijo, la dinámica de envíos de esos productos al extranjero tiende al alza.
"En el tema de exportaciones, la demanda sigue creciendo; hemos trabajado para dar información a los países a los que enviamos huevo y pollo, y una señal positiva internacional es que Japón nos volvió a dar luz verde para otros productos. Momentáneamente, no tenemos afectación en el ritmo de exportaciones".
Por su parte, César de Anda Molina, vicepresidente de la Comisión Internacional del Huevo (IEC por sus siglas en inglés), indicó que “ha sido tan grave el impacto que no va a ser posible regresar como estábamos”, pues a las pérdidas por el sacrificio de aves, hay que añadir el costo de la “reconstrucción del sector”, del despoblamiento de granjas, la destrucción de los gallineros y de las casetas que resultaron afectadas.
Ricardo Estrada de la Torre, presidente de la Asociación de Avicultores de Tepatitlán, estima que la producción de huevo ha descendido alrededor de 20% en la región y calcula que con la entrega de la vacuna y con los periodos de bioseguridad, en alrededor de un año, se empezarán a repoblar las granjas. Si se toma en cuenta que cada gallina tiene un valor de 50 pesos, el monto por la muerte de las cinco millones de aves podría ser de 250 millones de pesos. Cabe mencionar que, tras este sacrificio, en la región ahora sólo quedan 11 millones de aves ponedoras.
El 2 de julio pasado, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México publicó el acuerdo mediante el cual se activó, integró y operó el dispositivo nacional de emergencia de salud animal (DINESA) con el objeto de diagnosticar, prevenir, controlar y erradicar el virus de la influenza, además de restringir las exportaciones.
A la fecha, se han revisado 376 granjas, de las cuales sólo 41 han resultado positivas al virus de Influenza Aviar A H7N3, por lo que están bajo cuarentena sanitaria. Las granjas que están libres del virus son 335.
El Director en Jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), Enrique Sánchez Cruz, informó que se han otorgado cinco mil 115 Certificados Zoosanitarios de Movilización a granjas que no están afectadas por el virus para que puedan comercializar sus productos, principalmente de huevo para plato, carne, harinas, aves vivas y otros derivados.
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Desde el 29 de julio se ha estado aplicando la vacuna a 40 millones de aves y, en la primera quincena de agosto, se podrá tener una evaluación de la reacción al antigénico, que tiene una efectividad de más del 90 por ciento. De acuerdo a este diagnóstico se podría realizar una segunda aplicación de refuerzo.
La investigación epidemiológica continúa para determinar la magnitud del problema y la probable fuente de infección con el objeto de establecer medidas contra epidémicas adicionales que permitan una rápida eliminación del problema. Además, se están realizando muestreos adicionales para identificar la posible presencia de otros agentes patógenos que pudieran estar involucrados en los brotes.
A diferencia de lo que ocurrió para contrarrestar la crisis de la influenza porcina en el 2009, esta vez no se compraron las 80 millones de vacunas requeridas a farmacéuticas extranjeras, sino que fueron médicos veterinarios mexicanos integrantes de la Productora Nacional de Biológicos Veterinarios (PRONABIVE) los encargados de producirla. La elaboración de la vacuna se realiza a partir de un virus de influenza aviar H7N3 colectado por investigadores mexicanos, en el año 2006, de un pato silvestre migratorio encontrado en la ciénaga del Río Lerma, Estado de México.
El costo de la vacuna va de los 15 a 25 centavos por unidad, es decir, un promedio de 16 millones de pesos serán saldados por los mismos productores, en esta primera etapa de contingencia y antes de que el brote del virus acabe con la población avícola de las zonas afectadas, al igual que con sus inversiones.
El secretario de Agricultura, Francisco Mayorga, asegura que, posteriormente, “habrá programas financieros para que el sector avícola reactive sus actividades”. Lo más probable es que le corresponda a la siguiente administración negociar con productores e implementar programas de apoyo y subsidios para la repoblación de los galdones en las zonas afectadas. Será el momento oportuno para hacer uso de la aritmética pero, esta vez, sin errores, para que las nuevas inversiones se enfoquen en la adquisición de alta tecnología, en medidas de sanidad y métodos de crianza efectivos que garanticen una densidad poblacional de no más de 15 pollos por metro cuadrado.
La inversión en galpones oscurecidos (dark house), lo último en tecnología, parece ser una manera de hacer eficiente la producción avícola, pues disminuyen los periodos de luminosidad y de intensidad de la luz y provocan que los pollos no se desplacen tanto de sus lugares, tengan menor gasto energético, no se fatiguen, no se estresen y no se rasguñen entre ellos, que es lo que principalmente ocasiona las muertes.
Lo anterior, aunado a una correcta ventilación distribuida de manera uniforme dentro del “dark house”, permite mantener al ave a una temperatura corporal adecuada y hace posible que la biogenética ejerza sus efectos de crecimiento y de conversión del maíz consumido en más gramos de carne magra (50 g más por año), en especial de pechuga. Esta medida, a la vez, evita que las aves gasten más energía y pierdan peso, les dé más apetito y tengan que consumir más cantidad de maíz, cuyo precio, por cierto, al 2 de agosto pasado, fue de $337.99 dólares americanos por tonelada métrica, casi 30 dólares más que en el 2011, 161 dólares más que en el 2010 y más del doble que en el 2009, de acuerdo a cifras del Banco Mundial, publicadas en el portal de índice de precios y estadísticas Index Mundi.
A todas estas, ¿cuáles fueron las causas que desataron el brote de gripe aviar? Las autoridades del SENASICA argumentan que este tipo de incidentes pueden ocurrir en cualquier parte del mundo y que las posibles fuentes son varias, desde las aves migratorias hasta la entrada del virus a las plantas de producción mediante vehículos de transporte de aves contaminados.
Pero hay un tercero en discordia. El presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, Cruz López, príista de origen, ha acusado a las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) por haber cancelado la norma de vigilancia y control para el envío y transportación de aves y porque, en su lugar, pusieron en marcha un acuerdo administrativo que flexibilizó los controles de supervisión con el fin de facilitar el comercio de huevo, pollo y productos avícolas de algunos estados de la república. López señaló que, en marzo pasado, los legisladores pidieron a las autoridades de SENASICA mantener los controles de sanidad avícola sin que tuvieran eco y, ahora, a raíz de los hechos, estudian la posibilidad de presentar una demanda en contra de funcionarios federales por la afectación de la gripe aviar en Jalisco, para lo cual cuentan con las pruebas, pues todas las reuniones de la Comisión de Agricultura han sido grabadas, incluyendo aquellas en las cuales se exhortó a las autoridades a no minimizar el asunto de la sanidad.
Más allá de las inversiones en alta tecnología, también valdría la pena aprovechar la coyuntura para legislar en torno a una reforma de política agraria que incluya normas para el bienestar en la crianza de pollos y gallinas, tal como lo están haciendo en la Unión Europea. La iniciativa en el viejo continente no surge sólo por presiones sociales y éticas, sino con fines competitivos a nivel internacional. La petición es nada absurda, pues diversos estudios dan cuenta de que el bienestar animal no sólo afecta a las aves, sino también a la salud y seguridad de los consumidores y a la economía de los propios productores.
No cabe duda que el pollo reúne ciertas características que lo ubican entre los alimentos de mayor demanda: una carne nutritiva y apta para todas las edades; la más barata de producir; fácil de preparar; y ausente de contraindicación por motivos religiosos, además de ser un plato importante reconstituyente de la salud durante y en el periodo post enfermedad. La producción y venta mexicana, no obstante, está en veremos.
De acuerdo a un informe de la International Egg and Poultry,
emitido el 25 de mayo pasado, este año, el crecimiento de la producción de carne de ave mundial se esperaba creciera en un 2% hasta los 103.5 millones de toneladas métricas. La mayor parte del aumento se espera provenga de países asiáticos como India, Japón, Corea y Turquía. También se creía que México y Brasil aumentarían la producción en un 3 y un 2 por ciento, respectivamente. Sin embargo, la aritmética que impone el brote de gripe aviar en nuestro país desfiguró las cifras. Para volver a multiplicar las ganancias hace falta la multiplicación de esfuerzos, la suma de toma de consciencia y de medidas precautorias. El costo de disminuir la atención sanitaria ha sido demasiado elevado. ¿O qué? ¿Vamos a dejar otra vez que nos fallen las matemáticas?