Las amenazas que han recibido sacerdotes en Guerrero han obligado al Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoz, a reunirse con el crimen organizado, así lo declaró en entrevista con medios locales. Dijo que el Gobierno también lo hace y llega a acuerdos “por debajo de la mesa”. Afirmó que las autoridades no han querido resolver el problema de la violencia porque no les conviene, pues “en el fondo hay cierta repartición de dividendos”. Insistió en un diálogo público y se propuso como intermediario.
ADEMÁS
Por Zacarías Cervantes
Ciudad de México/Chilpancingo, 27 de marzo (SinEmbargo/ElSur).– El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, declaró que las autoridades se han reunido con organizaciones del crimen organizado y que han tenido acuerdos “por debajo de la mesa”, pero que no han querido resolver el problema de la violencia porque no les conviene, debido a que “en el fondo hay cierta repartición de dividendos”.
Admitió que él también se reunió con jefes de los grupos de la delincuencia (sin especificar cuándo ni dónde), pero aclaró que lo hizo porque algunos sacerdotes estaban siendo amenazados y uno de ellos tuvo problemas “más graves”, sin especificar qué tipo de problemas.
El clérigo tampoco quiso precisar con qué grupos se ha reunido, pero aclaró que son los que operan en la parte oriental (en referencia a los municipios de Mochitlán y Quechultenango), occidental (en la sierra) y en el sur del estado (el valle de El Ocotito y Tierra Colorada).
En otro tema, declaró que desconoce si la Diputada federal Verónica Muñiz ha construido iglesias, como lo ha declarado, pero respondió a quienes la critican en el sentido de que eso es “populismo” y “demagogia”, que si en ocasiones las autoridades no pueden resolver problemas tan elementales como el de la basura y la escasez de agua en Chilpancingo, que cuando menos dejen que se construyan iglesias en donde la gente va a orar y a calmar su espíritu “delante de Dios”.
El Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa contestó a reporteros en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de María, de la colonia del PRI, a donde acudió a las 12 del día para dar posesión al sacerdote Agustín Téllez Salazar, sustituto de Jesús Zepeda Ávila, quien fue cambiado a Chichihualco, mientras que Téllez Salazar vino de Huitzuco.
Después de la misa, el obispo respondió a preguntas de varios reporteros.
De entrada, Rangel Mendoza reconoció que se ha reunido con organizaciones criminales que operan en el estado pero aclaró que lo hizo porque algunos sacerdotes estaban siendo amenazados por el crimen organizado, “incluso otro tuvo un peligro más grave y yo tuve que desplazarme a donde se encontraban, por lo menos dos grupos, y ellos me atendieron muy bien”, contó.
Añadió: “Yo siempre les he dicho que tenemos que abrir un diálogo, incluso oficialmente todas las diócesis de Guerrero decidimos un proyecto a favor de la paz y de la reconciliación, de la misericordia, y yo me vi en la necesidad de hablar con esas personas”, explicó.
Contó que en su plática le dijeron que ellos lo que quieren es el bien de la gente, “porque la parte oriental del estado y la parte occidental han estado muy descuidadas y en esos lugares me quedó muy claro que están molestos porque el gobierno no ha podido, o no ha querido, desarrollar un plan en cuestión de caminos y vivienda”.
Explicó que su encuentro con las agrupaciones del crimen organizado y ayudar a los sacerdotes, a las religiosas, a los catequistas y seminaristas, lo hizo por medio de “ciertas personas” y reconoció que se sigue comunicando con ellos, “tratando de ayudar”.
También reveló que él ayudó para que se resolviera el conflicto que se vivió en Pataquillas, entre los grupos del Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG) y la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), igual que el de Tierra Colorada.
Aseguró que en Tierra Colorada, en donde se dijo que hay dos personas desaparecidas del FUSDEG, pidió a quienes acusan que las tienen que las devuelvan, “en una palabra, yo he buscado el diálogo con estas gentes por el bien de la gente”.
Reiteró que a la gente del crimen organizado les ha pedido que, “por favor no secuestren, no asesinen, no maten y ellos me han respondido que ‘nosotros somos narcotraficantes, no sicarios’”.
que él les cree porque en la parte oriental, en referencia a los municipios de Quechultenango y Mochitlan; occidental, la parte de la sierra; así como la parte sur, el valle de El Ocotito y Tierra Colorada, en donde se encuentran los grupos con los que se ha reunido, “es donde más tranquilo está el estado”, expresó.
Reconoció que el diálogo no ha sido con todos, “me falta un grupo con el que no he podido acercarme, ni ellos se han podido acercar a mí, pero con un 70 u 80 por ciento hemos estado dialogando”.
Detalló que en la parte de la sierra se ha reunido con cuatro grupos, en tanto que en la zona oriental se ha reunido con otro y en la parte sur dijo que se ha reunido con uno más, pero no precisó con cuantos.
El Obispo reconoció que le ha faltado reunirse con alguien de la parte norte, porque no ha habido las condiciones, “y ustedes saben es donde más ha habido crímenes, levantones y asesinatos.
Destacó que se le ha hecho difícil reunirse con los grupos que operan en Chilpancingo, porque “hay varios y para mí es lo más peligroso, porque es donde operan pseudo grupos, que le hacen al traficante, al narcotraficante y al secuestrador, y ya lo dijo el refrán popular: señor, líbrame de los tontos”.
Insistió en que el diálogo es la única vía para resolver los problemas, y que si las partes se lo solicitan él está dispuesto a servir de intermediario para un diálogo “para que logremos que Guerrero viva en paz”.
Pero aclaró que las autoridades “saben bien quiénes son y dónde están, eso lo sabemos bien, el asunto es que no hay voluntad de parte de ellos. Ellos sienten que están por el lado derecho, los que tienen la ley en la mano y, según ellos, la ley no puede dialogar o transigir con los malos, pero mi teoría es que aunque sean los más malos tenemos que escuchar sus razones”.
Sin embargo, aseguró que “por debajo de la mesa ya hay arreglos. Ellos (las autoridades y las bandas) ya se entienden sólo que públicamente no lo quieren decir, y en el fondo, en el fondo, hay cierta repartición de dividendos”.
–Pero esos arreglos no han dado resultados, la violencia sigue y cada vez es más fuerte –destacó el reportero.
–La violencia sigue porque no la quieren aplacar, porque esto del narcotráfico es un gran negocio a nivel nacional, y ni modo que los de Guerrero sean almas puras.
–¿Si hay acuerdos, por qué sigue la violencia? –insistió otro reportero.
–Si hay acuerdos, no conviene que el negocio se acabe, simplemente.
–¿Entonces, a qué nivel son estos acuerdos? –preguntó un tercer reportero.
–Yo no lo sé. Yo más o menos es lo que alcanzo a ver, lo que la gente me cuenta, porque yo ando en la diócesis para arriba y para abajo, pero no sé a qué niveles son esos acuerdos.
Volvió a insistir que si en la sierra de Guerrero se siembra la amapola, sale de allí porque de ella se obtiene la heroína blanca “que es muy cotizada, y tiene salida, lo he dicho, porque a veces las autoridades cierran un ojo y el otro también”.
ADEMÁS
El Obispo declaró que se lleva bien con el Gobernador Héctor Astudillo Flores y que han platicado, pero que no tocan el tema de la violencia y la delincuencia organizada. “Ha-blamos de muchas cosas, pero esto no se toca”.
–¿Es de parte de él que no quiere tocarlo?
–Yo no lo sé. Hemos hablado con el secretario de Gobierno y con algunas otras autoridades, pero no tocamos el tema.
–¿Usted tampoco lo toca?
–Es que si ellos no me lo solicitan, yo no puedo hablar, ni puedo proponer. El día que ellos me lo soliciten… Porque en un enfermo, mientras no descubramos la enfermedad y no descubramos la gravedad de aquella enfermedad, no le podemos recetar. Yo creo que lo primero sería reconocer humildemente este problema que existe en Guerrero.
“Yo en lo que no estoy de acuerdo es con los discursos triunfalistas que dicen: vamos bien, logramos tanto, pero nunca reconocen los errores que se han cometido, nunca reconocen el mal que existe. Se dan baños de pureza, dicen: ‘vamos bien, vamos perfecto’, pero yo no lo creo, que le pregunten a la gente como ha aumentado la delincuencia, como han aumentado los asesinatos”.
En cuanto a las críticas que recibió la diputada federal priista, Verónica Muñoz Parra, por el regidor del PRD de Chilapa, Edson Gómez Casarrubias, y del ex dirigente estatal y ex regidor del PAN, Oscar Silva Abarca, en el sentido de que actúa con populismo y demagogia, que viola la Constitución al financiar la construcción de iglesias en José Joaquín de Herrera, Chilapa y Zitlala, como ella misma lo declaró, el Obispo respondió que desconoce si en verdad ha construido iglesias con presupuesto público, “ustedes saben que en política cada quien lleva agua a su molino”, dijo.
Luego el Obispo agregó: “Yo simplemente digo que si el dinero se gasta en tantas cosas y por ejemplo no han podido solucionar en Chilpancingo el problema de la basura y el problema del agua, siquiera que construyan iglesias donde la gente va a orar y calma su espíritu delante de Dios”.