Adrián López Ortiz
26/01/2017 - 12:00 am
Tips para negociar con Trump
Es hora de creerlo y aceptarlo: el Trump Presidente es el mismo patán que fue como empresario y como candidato. Así ha sido siempre y no tiene por que cambiar, menos ahora que concentra el mayor poder del mundo.
Sucedió. Donald J. Trump es el Presidente de los Estados Unidos.
Y justo el día en que el renacido Luis Videgaray acude a la reunión con su “amigo” Jared Kushner, el yerno del magnate, el Presidente norteamericano firmó la orden ejecutiva para arrancar tan pronto como sea físicamente posible la construcción del muro fronterizo: “I’m just telling you there will be a payment. It will be in a form, perhaps a complicated form. What I’m doing is good for the United States. It’s also going to be good for Mexico. We want to have a very stable, very solid Mexico», declaró Trump a ABC News.
¡Miente! El proteccionismo y la cerrazón nunca han sido buenos para nadie.
Es hora de creerlo y aceptarlo: el Trump Presidente es el mismo patán que fue como empresario y como candidato. Así ha sido siempre y no tiene por que cambiar, menos ahora que concentra el mayor poder del mundo.
Por eso la importancia de la próxima reunión con nuestro desprestigiado Presidente Peña Nieto.
Todos sabemos que Trump es un negociador, fue esa característica la que lo hizo famoso en los medios y sobre la que escribió, incluso, un libro: The Art of deal. Ese rasgo puede ser útil para los intereses mexicanos en la relación bilateral.
Negociar es ganar y perder. Difícilmente veo con Trump la posibilidad de un escenario “ganar-ganar”. Habrá que conceder derrotas, pero también se pueden obtener victorias a cambio. Para eso es necesario tener claras las prioridades, las fortalezas, las debilidades y el margen de maniobra en cada uno de los temas: seguridad, comercio y migración.
Va aquí una lista de datos duros que el Presidente Peña puede usar para negociar:
- Construir el “muro” ha sido la gran victoria mediática desde su campaña. Una idea que estableció genialmente como el “piso mínimo” de la negociación. Pero habría que recordar, primero, que para efectos prácticos el muro ya existe. Y también que el nuevo muro les puede salir carísimo: según una nota de The New York Times, el costo oscilará entre 15 y 25 billones de dólares. Además, para el gobierno norteamericano será realmente difícil encontrar un esquema dónde México pague efectivamente ese costo.
- Sí, cancelar el TLC puede resultar muy doloroso para México, pero también para Estados Unidos. A pesar de que Trump insista en lo contrario, lo sabe. Al menos 5 millones de empleos norteamericanos dependen de manera directa del comercio con México. (The Economist)
- México es uno de los principales mercados del maíz norteamericano. Maíz que se produce mayoritariamente en los estados que votaron por Trump. Ese comercio fue de 2.5 billones de dólares durante 2016. Si México empieza a comprar en otra parte, los agricultores podrían presionar a Trump para que desista. (The Economist)
- La globalización aplica para ambos países. Cerca del 40% del valor de las importaciones mexicanas en Estados Unidos surge de insumos norteamericanos. La industria aeroespacial es un buen ejemplo. (The Economist)
- Endurecer aún más las deportaciones de lo que hizo el Presidente Obama se antoja complicado. Se requiere de mucha energía y recursos. Lo que sí puede hacer es radicalizar el discurso, pero eso confrontaría aún más a Trump con las minorías raciales: afroamericanos, latinos y musulmanes sobre todo.
- En seguridad y política de drogas, la avanzada de la legalización de la mariguana en California y otros estados emblemáticos de los Estados Unidos está cambiando la dinámica comercial del narcotráfico. Si la oferta se diversifica a la heroína y las metanfetaminas -como hay evidencia de que empieza a suceder-, el problema principal de salud pública será para los norteamericanos que son los principales consumidores. Entonces, más que confrontación y reparto de culpas, lo que se necesitará en el futuro es cooperación para construir una política de drogas multinacional con un enfoque multidisciplinario.
Son solo algunos argumentos que pueden ser útiles para negociar. Por supuesto, plantearlos con eficacia requiere enmarcarlos en un tono firme y decidido.
Lo que esperamos es que por una vez nuestro Presidente se crea su investidura y sea eso, “nuestro Presidente”. Uno que se atreva a revirar, a exigir el trato digno que nos merecemos como vecinos y socios históricos de Estados Unidos. Un Presidente consciente de que Trump también tiene cara de póker.
Lo que esperamos es que -si se necesita-, nuestro Presidente mexicano confronte al Presidente norteamericano. Que se atreva, veremos que no pasa nada peor de lo que ya estamos viendo.
En fin, fortalezas hay para negociar. La pregunta es: ¿tenemos negociador?
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